Muñeca de Porcelana

2. El amor.

“Amar es darle a alguien el poder de lastimarte, pero también, es concederle la capacidad de hacerte feliz”—. Autor Desconocido.

 

Cuando él llegó a mí por primera vez ni siquiera pude imaginar lo importante que se volvería con el tiempo. Lo traté de la misma manera en la que a mí me habían tratado en el pasado, nunca siendo buena a la hora de demostrar cómo me sentía, y él simplemente conformándose con las sobras de mi amor no definido.

Me aventuré en un viaje que me dejó grandes cicatrices, y que me hizo temer en algunas circunstancias. Pero que con el pasar de los meses logré entender que era plenamente necesario para que mi crecimiento físico y mental. Aún seguía sin entender la razones del por qué, pero allí estaba yo, perdiéndome en la bahía de un amor que me ha amado desde el día cero, y yo, como una completa ciega cuando se trata de ese tema, sin poder notarlo.

Hubo altibajos en ese recóndito viaje de peleas, risas y bromas sin sentidos, besos a escondidas y caricias que en algunas ocasiones no fueron plenamente aceptadas; por miedo. Descubrí que a través de palabras pesadas habían otras que gritaban ‘ten cuidado, estoy preocupado’. Y con unas suaves que derrochaban amor y cariño, había algo más allá de lo pasional u carnal.

Solo puedo recordar cosas suaves, y felicidad extrema a pesar que en los últimos instantes de lo que fue, mi mejor historia de amor, existió tanto dolor y sufrimiento que no me detendré a expresar.

Mi memoria guardó lo que se puede decir, tatuajes mentales que se mantienen en un constante movimiento como si fueran una fotografía enmarcada, encantada con una hermosa magia. Mostraban como fui creciendo en el transcurso de este tiempo, y la mejor persona en la que me he convertido, porqué algunos dicen que uno aprende por sí mismo a ser quien es actualmente. Pero no saben lo equivocado que están todos y cada uno de ustedes que han de creer eso.

Porqué estoy plenamente segura de que cuando él llegó hubieron grandes cambios en mi entorno social y personal – mental. Antes tenía ese vago interés en que uno no necesita de nadie para poder ser grande cuando se trata del entorno amoroso y profesional. Tal vez, en el profesional solo se trata de esforzarse para lograr lo que deseamos, y de alguna manera u otra, ser ambicioso y no solo conformarse con pequeñas cosas. Pero si nos detenemos a pensar algunos segundos, cuando hay alguna falla en los planes viene la destrucción mental y física por no haber sido capaz de lograr lo propuesto, y hay personas que estarán ahí para apoyarte y estrecharte la mano para que vuelvas a ponerte de pies, o simplemente se acuestan a tu lado, en el frío concreto, a esperar pacientemente a que estés completamente dispuesto a levantarte por ti mismo.

Y cuando se trata de entorno amoroso, no puedo dar las claves necesarias para eso, porque sinceramente es algo que no tiene lógica, o como comúnmente pronunciamos ‘no tiene ni pie ni cabeza’. Porqué es algo que se da de las pequeñas cenizas de un fénix que ya ha llegado a su último estado, y está dispuesto a renacer de ellas mismas. Volviéndose algo hermoso y flameante, que te encandila y te absorbe de formas inexplicables. En algunas ocasiones dolerá tanto que unas quemaduras de tercer grado quedan inútiles, y en otras, será tan placentero e deleitante, que se volverá como tu droga personal, aquella que te impulsa a ir por más, aun cuando estás plenamente consciente de que no es lo correcto.

Debo decir, que a esta corta edad, conocí lo que mucho han de llamar ‘el primer amor’. Doloroso pero ampliamente inefable cuando se trata de la vida que me proporcionó después de su llegada. Porqué aun puedo recordar a mi madre gritándome por todas las malas decisiones que estaba tomando en ese transcurso del tiempo, a mi padre desesperado para que entienda que estaba haciendo las cosas mal, y a mi hermana llamando a altas horas de la madrugada para reprenderme por mi comportamiento indeseable. Sin embargo, cuando entró en mi vida, vuelvo a recalcar, fue algo complicado de darse porqué he de admitir que no se lo hice para nada sencillo.

Tan acostumbrada a la independencia y a la testarudez de ser yo misma la que repare lo que he roto, y a levantarme cuando creí que no podía más. Él tumbó todos esos incorrectos pensamientos y creencias, haciendo que me dé cuenta de que no estaba luchando sola, que había personas que estaban dispuestas a combatir junto a mí, pero que para eso debía dejarlas entrar. Así que, luego de meditarlo muy bien, decidí dejarlo adentrarse totalmente a mi claroscuro vida. Para luego ir por cada uno de los entes que muchas veces me sacaron una sonrisa cuando gruesas lágrimas mojaban mis grandes mejillas. Para finalmente, poco a poco, ir descubriendo que sí hay alguien que está dispuesto a quedarse a pesar de que puedas ser un completo desastre con patas, malhumorado, con un vocabulario cargado de ironía, sarcasmo, groserías y humor negro. Con ideas, en algunas ocasiones, nada estructuradas, y con comentarios fuera de lugar que pueden llegar a ser realmente hirientes, porqué ni siquiera un poco de tacto y delicadeza ha de poseer. Con sueños e ideales que no parecen de alguien de edad prematura, con creencias y costumbres que parecen sacadas de un libro antiguo, y aptitudes completamente extrañas para ojos extranjeros.

Pero como cada cosa buena, el fin llegó, algunos de mis seres cercanos me repiten constante que solo se ha cerrado un capítulo, y que otro se ha iniciado a escribir con tinta permanente e invisible, el cielo siendo el pergamino interminable. Que tal vez en unos episodios, que aún no se han revelado, pueda volver a dar con él una vez más.  Pero que por ahora me concentre en el nuevo ciclo que inicié.




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