“Así que, cuando encuentres personas que te amen, nunca las dejes ir. Porque no hay nada como el amor de la familia; y esta no tiene nada que ver con la genética”—. M.L. Rivero.
Ay, la secundaria, la época que más marca nuestras vidas. En dónde descubrimos lo que vamos a ser futuramente, y dónde conocemos quienes somos realmente.
Como lo común, inició para el mes y día de mi cumpleaños número doce. El cual consistió en ir a la escuela a buscar el horario de mi primer año. Descubrir que no iba a estudiar con mi mosquetero, lo que provocó una graciosa huelga por parte de los dos, en donde les advertimos a nuestras progenitoras que si no estudiábamos con el otro, entonces no lo haríamos. Haciendo que ellas hablen con la directiva del lugar, y hagan una excepción con él, y así lo transfirieron a mi clase.
Conocí a un nuevo familiar paterno, el cual me dio demasiados dolores de cabezas que no me atreveré a comentar. Pero me enseñó que el que está a tu lado es el que más daño puede ocasionarte o enterrarte el puñal por la espalda cuando menos lo esperes. Y descubrí a mi primera y verdadera mejor amiga, mi chica artista; dibujante.
Segundo año, fue cuando experimenté el primer romance, el cual me destruyó pero también me dejó demasiadas enseñanzas, y entre ellas; odiar a alguien solo le da una gran importancia a muchos, la cual no han de merecerse en lo absoluto.
El resto de ese año, se basó en mí destruyendo mi reputación, tanto en mi entorno social y fraternal. Porqué me dejé llenar de una ira y deseo inquebrantable de infligir el daño que me hicieron.
Hasta que llegó mi tercer año de secundaria, en donde descubrí la existencia de mi dulce dj frustrado, quien golpeó todas mis paredes de formas inexplicables. Pero que hasta ahora han marcado gran parte de mi vida, porqué él se llevó mi cuarto y quinto año del bachillerato.
En el último, tuvimos uno de esos momentos en donde nuestras manos dejaron de estar unidas, y cada quien tomó un camino diferente. Y también conocí a quien vendría siendo mi primer mejor amigo, mi chico del libro.
Quién puedo decir sin ningún tipo de duda, fue el primero en conocer lo rota y extraviada que estaba, y se quedó junto a mí. Aunque debo de recalcar que no le fue para nada sencillo, porqué él si se enfrentó a mi mal carácter y temperamento de militar de guerra que poseo. A mis comentarios de lengua viperina e insolente. Él me enseñó el verdadero significado de la paciencia, amor y aceptación.
Aunque no me tomó mucho tiempo comprender la razón de por qué se sentía tan atraído por mis sombras… él estaba de la misma manera que yo. Eran cicatrices grandes, idénticamente diferente a las mías.
Él fue quién me sostuvo cuando empecé a hablar sobre mi vil y cruel pasado, y la mirada cargada de amor y cariño que me dio el primer día que me vio, jamás lo abandonó, incluso después de saber lo dañada que estaba.
Y hasta el sol de hoy, ese hombre un año menor que yo, me sigue viendo de la misma manera que el primer día. Sinceramente, aún no puedo creer que nuestra amistad se dio por causa de un libro, el cual eternamente estaré agradecida, que antes era mi preferido pero cuando pasó esto, ahora se lleva el premio nobel.
Porque él, mi chico del libro, fue la luz que me ayudó a encontrar el camino correcto de regreso a casa. Quién me tendió la mano y obligó a mi débil cuerpo a ponerse de pies, me incitó a soltar mi voz y dejar que otros escuchen las notas que he de alcanzar a la hora de cantar. Aún sigo trabajando en ese ámbito, pero he de admitir, que al menos, puedo hacerlo para mis amigos. Me hizo mostrar mis escritos, y a dejar el miedo a la falta de aceptación, porqué siempre habrá mentes prejuiciosas y viperinas que arruinarán la confianza del autor, sin embargo, no debo dejar que eso me detenga a la hora de alcanzar mi sueño de ser una escritora que inspire a chicos menores, de mi edad o mayores a seguir sus sueños y a no dejar que sus voces sean calladas.
Hallé a esa persona que me hizo iniciar el primer borrador de este libro que ahora estás degustando. Y quién me demostró que puedes entregarle tu corazón a alguien, y a pesar de no ser correspondido, desear su bienestar y velar para que siempre tenga un buen día.
Así que, aprovecho este momento para agradecerte por tu fiel amistad, por tus palabras alentadoras, por darme parte del aire que respiras para que yo pueda hacerlo. Gracias por los sacrificios, y perdóname por haberte hecho daño en el pasado. Eres y serás, a pesar de que te grito que eres un idiota y que te odio, una de las mejores personas que pudo haber entrado a mi vida. Te amo, tú, mi mejor amigo, tú, mi chico del libro.
Pero no puedo cerrar éste capítulo sin hablar que en ese mismo año, también conocí a mi segunda y fiel mejor amiga, quién aún sigue caminando de mi mano, pero que pronto el enlace que nos une se deshará.
Tú, que entraste a mi vida por causa de un amor fanático hacia la misma boyband, que hasta la actualidad nos sigue volviendo locas, y nos hace gritar y llorar por cosas que para mucho no tienen sentido.
Mi hermosa chica directioner, no sé qué decir de ti. Porqué por más que exprimo mi cabeza para conseguir las palabras correctas, he de sentir que todas las que se me vienen no le hacen justicia a todo lo que has hecho por mí.
Llegaste a mí de una manera bastante graciosa, porque siempre compartimos la misma sección de clase, y nos enteramos de la existencia de la otra, luego de tres años ignorándonos mutuamente de manera intencional. A pesar de que nuestra amistad se forjó por cortos minutos que crearon unas horas, los cuales se basaron en nosotras escuchando música en un idioma que no era el natal, creando historias para nada estructuras, llorando, riendo y anhelando conocer a personas que, probablemente, no tengamos el placer de ver en algún momento.