“Porqué siempre fuiste la vía de escape más segura, pero fui tan ciega que no lo vi a tiempo…”—. M.L. Rivero.
En el primer trimestre de iniciar mi estadía en la cárcel de entes de ojos vacíos, conocí a un chico que, cuando expresé orgullosamente que soy escritora, él comentó que los que se sumergen en el mundo de las letras esparcidas por el papel son aquellos que han de llevar una vida complicada.
Pienso que son personas incomprendidas, que pueden ser libres y hablar sin temor a divisar el rechazo. Pero debo de decir, que el niño sonrisas no se equivocó, de alguna manera u otra tiene razón. Porqué las personas que he conocido, y que llego a descubrir partes de su turbulenta historia, tienen, como yo, una aflicción por el arte.
Cantar me ayuda a expresarme a través de tempos y líricas. Bailar a decir lo que siento con movimientos corporales y faciales. Dibujar con trazados suaves o rústicos, en 2D o 3D, ambiguo, abstracto, con o sin figura y forma. Cada uno de ellos me libera de mis tormentos y estrés por cosas que si pronuncio algunos no van a creer. Me dan la libertad de crear el mundo perfecto; sin prejuicios y crueles barbaridades, en dónde puedan amar a quienes quieran amar y ser quienes quieran ser.
Actuar me hace comprender que hay historias aún más turbias que la mía, y que dejando que un desconocido entre a mi piel, me permite mirar el mundo a través de otros ojos. Puedo tirar a la basura cada uno de mis problemas dándole vida y la bienvenida a alguien nuevo con mi voz, cuerpo y rostro, pero con un relato diferente.
Leer, aunque se dice que no es un arte, pero yo creo todo lo contrario, me encanta porqué puedo imaginarme lo que está pasando; adentrándome en el libro. Permitiéndome fantasear con que soy la que vive cada una de esas aventuras, peleas, amoríos y pruebas; tomando el lugar de los protagonistas. Enojarme por las malas decisiones, sorprenderme por los giros inesperados, llorar por el final trágico, reír por sus ocurrencias y planes para nada estructurados, y terminar enamorándome de alguno de los personajes así haciéndome desear que éste salga de las páginas y se vuelva real. Pero sobre todo, aprecio sentirme especial porque viajé a miles de lugares, con tan solo encerrarme en mi habitación y perderme en unas páginas llenas de letras.
El arte puede ser la vía de escape más segura que existe. Y no tiene falta de coeficiente aquella que la usa como medio de relajación y olvido. Porque adentrándote en este hermoso universo no tienes que recurrir a medidas drásticas para poder sobrellevar el miedo, la angustia, depresión, insomnio causado por pesadillas u otro pesar. Aquí sólo necesitas de tu imaginación para poder abrirte camino en ésta competitiva vida.
Tu mente, alma y corazón están conectados de alguna forma u otra, estos te permiten seguir adelante y, sí por alguna razón sientes que algunos de ellos te faltan, pues, no tengas miedo, todos en algún momento nos sentimos rotos y perdidos en menor o mayor grado.
Papá y mamá; no importa si actualmente uno o ambos no estén, nos dieron un cuerpo, rostro, nombre, y lo más importante, nos dieron la vida; permitiéndonos existir. Si no hablas, escucha, toca, escribe, baila. Si eres sordo, no te deprimas, aún tienes el resto de tus sentidos, aún puedes leer, escribir, cantar, bailar e incluso ser un gran intérprete de música clásica.
El arte no distingue contextura, color o tamaño, él te aceptará con los brazos abiertos, tomará tus problemas y los irá exterminando poco a poco, no digo que los resolverá por ti, sino que te ayudará a aminorar el dolor y a sobrellevarlo de forma sana o segura.
He visto a algunas personas paralíticas, el dolor en sus inexpresivas facciones y la depresión en cada mínimo movimiento. Sé que muchos sueños se quedan frustrados por esto, pero sólo tengo que decir que no te angusties, porque todos tenemos un propósito en ésta vida. Sólo debes tener paciencia, debido a que tarde o temprano el destino va a alcanzarte.
Sé perfectamente que has de cuestionarte qué voy a saber yo de estar paralítico, que si lo estuviera no diría lo mismo. Bueno, puedo decir que mi cuerpo funciona en perfecta armonía, y no lo digo porque quiero que se sientan aún peor, sino, porqué ahora me toca recalcar que yo puedo describir lo que siente haber perdido la esperanza, creer que ya nada tiene sentido, y que solo he venido a éste mundo para ser una carga o la oveja negra de la familia. Que sí mañana no despertara nadie va a extrañarme, debido a que simplemente no soy importante.
Conozco el ardor y lo relajante que es que una hojilla toque mis brazos, piernas, muslos, glúteos, estómago y muñecas. La calma que te invade cuando tus ojos se posan en el brillante líquido escarlata que corre por tus venas, y la forma en la que has de sentirte débil por la falta de la misma. Entiendo a la perfección lo que se siente recibir burlas y bromas para nada divertidas, críticas destructivas, sólo por el simple hecho, de no ser o no actuar como la multitud está acostumbrada a ser. Sé lo que se siente tener miedo de levantar la voz por terror a que todo vuelva a repetirse, no poder dormir por horrendas pesadillas que le dan vida a torturadores recuerdos, que la comida te de asco, que al mirarte al espejo solo ves a alguien espantoso y obeso a pesar de que estás en el peso ideal. El ardor que invade tu garganta por auto infligirse el vómito. Y sin duda alguna, comprendo lo que es, sentirse expuesto, humillado y torturado por alguien, el no saber o poder defenderte del tacto ajeno, que por el miedo infligido has de callar para que las cosas no empeoren.