La segunda vez que hiciste algo para herirme.
Me prometí que no habría una tercera.
Pero sin darme cuenta nos volvimos en un espirar de:
"Hiéreme, trátame cómo una mierda que yo seguiré ahí".
Ni siquiera sabía qué rayos estaba haciendo.
Mi anhelado deseo de tener una amistad digna de contar me cegó.
Y traté.
Me esforcé.
Me pediste muchas cosas.
"No te contengas".
Pero ni siquiera te gusta que te digan la verdad.
En tu mundo sólo tus razones son las que importan.
Tus hechos y tú vida es la única que está jodida.
O quizá malinterprete toda esta situación.
Tal vez si se merezcan.
Porque sólo una persona egoísta puede amar a otra.
Tan interesados en lo que el otro tiene para dar que no se dan cuenta de toda la mierda que desatan.
Ella con sus miradas frías y malos días.
Se le debe perdonar ser una lunática hilarante.
Hay que tratarla con respeto y entender que está teniendo un mal día.
Ahora bien, ¿te sientes mejor ahora?
Viendo que incluso cuando te di un paso único a mi vida y a toda la locura que la rodea.
Te atreviste a hacer esto a pesar de que lloré sentada en el suelo de tu casa.
¿Te sientes mejor ahora?
Sabiendo que incluso cuando quise lo mejor para ti, tú me lanzas en la cara que todo esto fue algo que yo misma cree.
¿Quién mierda querría sentirse menospreciado?
Pero, supongo que estamos en medio de una crisis.
Dónde tú sólo estás allí.
Despreocupado concentrado en tus tecnologías.
Con tus comentarios estructurados con datos curiosos.
Y todas esas conversaciones con demasiado significado al atardecer.
Veo la pantalla de tu ordenador y sólo estoy pensando en una sola cosa.
En mis horribles ganas de llorar y la pesadez en el ambiente.
La manera en la que ella me miró cuando estuve parada frente a tú habitación.
Y las ganas de vomitar que llegaron a mí.
Incluso cuando actúe que nada de eso era relevante para mí.
Vi cómo mis cosas estaban en sus manos.
Odie el hecho de una desconocida tocando mis cosas.
Parece que no has escuchado.
Pero aun así, ¿estás contento ahora?
Entendí que mis expectativas fueron demasiado altas.
Porque ni siquiera mereces el sentido de la duda.
¿Estás feliz ahora?
Aun cuando sabes que hieres a muchos, tú decides sacrificarnos.
¿Sabes que tu madre nos invitó a tu fiesta de cumpleaños?
Supongo que los veintitrés son importantes.
Que debes de celebrarlo.
Una vez escuché que no debo desaprovechar una crisis.
Así que aquí estoy.
Diciéndote que fuiste alguien que llegó para hacer más desastre del que había.
El huracán de casi veintitrés años me volvió trizas.
Y tampoco te atrevas a mirarme de esa manera enojada por lo que escribí.
Sé que ya no soy recibida.
Incluso cuando pretendes que no es así.
Sabemos que ya no regresaremos.
Incluso cuando extrañemos conversar con tu madre.
Incluso cuando extrañemos bailar con tu hermana.
Incluso cuando te extrañemos.
¿Es estúpido sentirse así?
Cómo si hubiera pasado demasiado tiempo y esto fuera como una horrible pesadilla.
Que mañana podremos ir a tu casa una vez más.
Volveremos a ser el trío alocado.