Muñeca de Porcelana

Extra 7. Coqueto sinvergüenza.

Tengo un amor frenético.

De esos que no se pueden explicar con palabras ni mucho menos con el tacto.

Es tan maravilloso y dulce que cada acto de demostración es insípido e inexplicable.

 

Era febrero cuando llegó.

Iniciaba una nueva rutina con el cielo de la ciudad despejado.

Entró en la habitación.

Casco en manos y uniforme en color contraste con el matiz original de sus ojos.

Fue todo un espectáculo digno de admirar que desapareció por meses.

 

No lo supe hasta que el terremoto llegó.

El desastre natural que eres me derribó.

Cuando regresaste en Julio pidiéndome esos versos.

Y mi mente pensó en tantas formas para describirte.

El príncipe encantador que me rescatará de la torre.

El cómplice ideal para mis ideas no estructuradas.

El amante que hará que olvide hasta mi nombre cuando esté en mí.

El príncipe cruel que se robó mi corazón y lo rompió cuando lo tuvo entre sus manos.

Pero nada se compara a lo que siento cuando estás frente de mí.

Riendo por alguna ocurrencia que haya dicho.

Y mirándome cuando crees que no sé que lo haces.

 

Quizá no encuentro las palabras correctas para decir.

Tal vez me asusta admitir que mi corazón ha sido robado.

Probablemente es porque le permití al ladrón tomarlo.

Pero fue inevitable.

Y ahora que me preguntas la magnitud de mi amor por ti.

No puedo calcular el resultado.

Porqué sólo puedo pensar en tus gestos cuando hablas.

Lo expresivos que son los matices de verdes, negros, grises, marrones rojizos y amarillos en tus ojos.

No puedo evitar sonreír pensando en tus gestos cuando me dices algo con doble sentido que sabes que me hará sonrojar.

Luego recuerdo a ese amigo que me preguntó que quién podría ser mi persona favorita.

Y sólo pude reír pensando en tus gestos de indignación cuando digo algo absurdo.

Porqué mi persona favorita eres tú.

Y no me importa si esto me hace una tonta cautivada.

Te quiero a ti.

 

Algunas veces sonrío recordando el contorno de tu sonrisa.

En otras me deleito recordando el sonido de tu risa escandalosa y plena.

Y la gran mayoría de las veces, recuerdo todo lo que tus ojos dicen.

Y he perdido la cuenta de las veces en la que me he sentado a leer nuestras conversaciones.

Mientras me pregunto por qué me siento cómo me siento.

Esta paz inaudita acompañada de una sensación de alivio y seguridad cuando me sostienes entre tus brazos.

Por qué me estoy sintiendo a salvo con un desconocido con mirada cautivadora.

Esto hace que me preocupe decirte lo que pienso.

Porqué nunca he sido buena para querer a medias.

Y no quiero asustarte.

Pero jamás le he tenido miedo al amor.

Así que, si te preguntas cuánta confianza tengo en ti.

Pues te explico.

No me asusta cerrar mis ojos y permitir que me guíes por una casa en llamas.

A este punto no hay nada de mí que no te confiaría.

Porqué mi persona favorita eres tú.

Y no me importa si esto me hace un tonta cautivada.

Te quiero a ti.

 

Sabes, sigo sonriendo con esa foto robada de tu estado.

En esa dónde sonríes abiertamente y el tono de tus ojos es tan atrayente.

Vislumbro el color en ellos, la luminosidad de tu alma, la energía que hay en ti.

Noto esas pequeñas arrugas que se hacen al lado de tus ojos cada vez que sonríes o ríes.

Tus pestañas largas y tus cejas gruesas.

Y todos esos gestos que hace que sea imposible apartar la mirada de ti.




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