MuÑeca De Trapo

Capitulo 8; susurro del mundo oculto

El sol de la mañana se filtraba entre las hojas de los árboles pintando el camino, hacia la escuela con un suave resplandor. Betty y yo caminábamos, cuando un sonido discordante irrumpió nuestra paz matutina. Una pareja, que parecían tener nuestra edad, se enfrascaba en una acalorada discusión. Sus voces, cargadas de reproches y dolor, se elevaban por encima del murmullo del viento. Un pedazo de papel médico y un bebé que lloraba con desesperación, completaban el cuadro.

La escena, cruda y llena de angustia, me dio a entender que estaba pasando. Betty, conmovida por la situación, dejó escapar un sollozo que me sorprendió. -"¿Por qué lloras?", le pregunté, mi voz apenas un susurro. Sus ojos, húmedos de lágrimas, reflejaban la tristeza que la invadía. -Me duele ver que la gente se pelea", respondió con voz tenue. La abracé con fuerza, tratando de transmitirle un poco de mi propia calma. -"Sin mal no hay bien", le susurré, depositando un suave beso en su frente.

El resto de la mañana transcurrió con la normalidad propia de la escuela. Las clases se sucedían, cada una con su ritmo y su propia dinámica. Pero la imagen de la pareja peleando y el llanto del bebé seguían rondando mi mente, creí haber visto una especie de sombra semihumana sombre ambos padres.

La clase de educación física nos esperaba en la cancha deportiva, un espacio desgastado por el tiempo y el uso. La lona verde que cubría el techo, arañada y desgarrada, se balanceaba con el viento, como una herida abierta en el corazón del campo. Nos formamos en una fila unisex, esperando las instrucciones del profesor. De pronto, un grito aterrador resonó en el aire. La chica que encabezaba la fila se había quedado petrificada, su mirada fija en un punto detrás de nosotros.

Jeff, con la rapidez de un rayo, se abalanzó hacia adelante. Betty y yo lo seguimos, impulsados por la curiosidad y el miedo. Y allí, colgado de una de las barras que sostenían la lona, estaba el profesor. Su cuerpo, inerte, se balanceaba ligeramente, como un péndulo macabro.

La escuela, conmocionada por el suceso, nos suspendió por el resto de la tarde. Yo, aturdida por lo que había presenciado, vagaba sin rumbo por la calle. Mis pensamientos se agitaban, buscando respuestas en el vacío. Volteé para buscar a Betty, pero ella estaba en el suelo, su cuerpo convulsionado por la fiebre. Jeff, con un gesto rápido, la atrapó antes de que se golpeara contra el asfalto. Sus ojos cerrados y su piel enrojecida indicaban que había estado llorando en silencio.

El abuelo de Jeff, un hombre de mirada severa y manos curtidas, la examinó con cuidado. "Es un shock emocional", dijo finalmente, con voz grave. "Necesita descansar".

lleno de silencio y preguntas sin respuesta. La imagen del profesor colgado, la angustia de Betty, el misterio que envolvía todo el suceso, me atormentaban. La muerte, la tragedia, el dolor no entendía porque la gente se colgaba o se quitaba la vida, hasta que Jeff se sentó a mi lado en la pequeña barda de cemento de su patio.

- “La vida, es como una danza macabra, nos pone a prueba en momento difíciles, obligándonos a enfrentarnos a la fragilidad de la existencia, a la crueldad del destino. Y en medio de la oscuridad, la esperanza es lo poco que se espera en un ser vivo, como una llama tenue que se niega a extinguirse.”

- “¿alguna vez te han dicho que deberías escribir un libro?, eres muy poético, pero eso no ayuda en nada no sirve resaltar lo obvio, además ¿de dónde sacas todo eso?”

- “a decir verdad lo aprendí de Alex la pareja de somchai la su personalidad era muy sabia y me encantaba escucharlo hablar de la vida y los misterios que hay más allá de la misma.”

- “pero no tu abuelo se llama… ¿tu abuelo es?”

- “después de que concebido a mi padre estaban solos ellos dos y Alex fue la luz del otro lado de la tristeza”

La plática duraría poco pues Betty soltó un fuerte grito y nosotros corrimos a su cuarto, preguntándole si estaba bien o que le había pasado, ella me abrazo y por el espejo que están colocados en la habitación puede ver cómo le hacía un gento a Jeff sacándole la lengua en expresión de burla y Jeff le sacaba el dedo de en medio, esto me hizo reír pero al ver al ventana se encontraba el chico toro viendo desde encima de la gran muralla que protegía el resitúo ya que esta contaba con una barrera que impedía que los demonios y espíritus entren.

- “mi pequeña muñeca de trapo, ¿ya te encuentras mejor?”

Dije para calmar la situación, ella me voltio a ver con una expresión asustada y con su cabeza dijo que no, ella dijo que avía soñado como el profesor en la noche se avía colgado, pero en un momento él se arrepintió pero que algo le impedía soltarse.

Le iba a decir que solo era un sueño que eso no era real, hasta que entra el abuelo de Jeff y dijo.

-“la vida se rige por los siete pecados, la soberbia, la avaricia, la pereza, la gula, lujuria, e incluso la ira todas ella conforman al ser humano, el único ser que nace siendo pecador y firma su sentencia en elegir una de ellas, y del otro lado del mundo somos castigados con ellas un ser que es gula, en el infierno es castigado de la siguiente manera, este es sentado en una mesa con un gran festín y es condenado a comer y comer al inicio no parece malo ¿verdad?, pero al pasar el tiempo el cuerpo no quiere comer y quiere vomitar, ahora imagínate ser obligado a comer mientras vomitas ¿ya no es tan bueno si?, ese hombre era adicto al sexo al colgarse una hermosa mujer apareció ofreciéndole algo que a él le gusta el queriendo arrepentirse pero un ser apareció el encargado de estas pobres almas es una sombra en figura de hombre un poco borrosa se sube a tu espalda y te sujeta de las manos asta arrancar tu alma de tu cuerpo y llevársela al infierno donde será castigado o eso debería ser.



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En el texto hay: suspenso, un misterio oculto

Editado: 15.09.2024

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