Batman Family
Muñeca Maldita
Por
WingzemonX
Capítulo 04.
Algo no está bien
Lunes, 11 de noviembre del 2013
- ¡Lo sabía!, ¡lo sabía! – Exclamó Damian, alzando sus brazos, triunfante.
La escena que se suscitaba en esos momentos en la cueva, era bastante similar a la de la noche anterior. De nuevo, Damian se encontraba ocupando la silla principal de la Computadora, mientras tenía a su público viendo con atención lo que había estado haciendo. La principal diferencia era que ahora, en dicho público, no se encontraban ni Tim ni Stephanie; sólo Dick, de pie a su derecha, y Bárbara, de pie a su izquierda. Y claro, Cassandra, aunque ella permanecía unos cuantos pasos detrás, no del todo atenta en lo mismo.
Su búsqueda de campo la noche anterior no dio tantos resultados como le hubiera gustado al joven miembro de la Liga de las Sombras. Pero tomando las pocas pistas que había obtenido por parte de Stefania, se dirigió hacia la cueva, y pasó todo su tiempo desde entonces investigando; archivo por archivo, si era necesario.
Stephanie se había quejado por el hecho de que acaparaba la computadora, aún a pesar de que Dick le había solicitado recopilar información sobre el caso de los niños perdidos; caso que originalmente, se suponía que Damian debía estar investigando. Pero el chico le restó importancia a su queja. Apeló a Dick y Bárbara para que hablarán con él, pero el chico no tenía recató en demostrar lo poco que le importaban sus palabras. La mayor complacencia que tuvieron de su parte, fue decirles que estaba a punto de descubrir algo importante sobre su caso, y que no podían cortarle su flujo ahora. Intentaron razonar con él, pero se mantuvo bastante firme en ello.
Oráculo y el nuevo Batman se encogieron de hombros; realmente aún les costaba transmitirle autoridad a ese chiquillo cabeza dura. Pidieron a Tim que acompañara a Stephanie a revisar las escenas de las desapariciones, en lo que Damian terminaba su investigación. Frustrada, Stephanie aceptó, al igual que Tim, aunque éste último hacía mucho que no se encontraba feliz por la manera tan "privilegiada", desde su perspectiva, con la que trataban al supuesto hijo de Bruce.
Esperando a ver qué era lo que Damian obtenía al final, Dick y Bárbara se quedaron en la Cueva a esperar. Entrenaron un poco de combate uno a uno entre ellos, aunque a Bárbara le terminó molestando que Dick obviamente se contenía. Se encontraban a la mitad de una discusión al respecto, cuando Damian llamó su atención con sus gritos eufóricos, y de cierta forma salvando el pellejo de Dick; claro, sin proponérselo.
Ambos avanzaron hacia la computadora, y se colocaron a sus lados, mirando curiosos como en el monitor principal se materializaba la fotografía de un hombre, de rostro arrugado y largo, cabello corto, gris, coronando una frente prominente; nariz puntiaguda y ojos pequeños y grises. Su expresión no era nada agradable, sino más bien todo lo contrario.
- En su cara, disque detectives. – Exclamó Damian, orgulloso. – Éste es el hombre que vi en la misa. Y no sólo eso, Stefania me confirmó que estuvo en su casa unas noches antes del incendio. Así que lean y lloren, incrédulos.
El chico se paró rápidamente de la silla, y se las cedió, para que alguno pudiera sentarse y leer con más calma el contenido del archivo.
Dick y Bárbara se miraron de reojo el uno al otro, y ninguno se veía principalmente contento.
- En verdad sabes cómo ser odioso cuando te lo propones, Damian. – Señaló Bárbara, con algo de molestia, pero no quiso picar más en ello.
La pelirroja aceptó su oferta, sentándose en la silla y colocándose sus anteojos para poder leer mejor.
- Olaf Petrov. – Pronunció en voz alta el nombre que se encontraba al pie de la fotografía. Luego leyó de manera rápida gran parte del documento que la acompañaba, para hacerse una idea general. – Según esto, es un capitán de la Bratva. Mando intermedio, hombre de confianza del Ruso. Controla varios negocios en el norte.
- ¿Y estás seguro de que es el mismo hombre? – Señaló Dick, un poco escéptico.
- ¿Te parezco inseguro? – Contestó el joven Al Ghul, mirándolos con molestia. – Puedo llevarle la foto a Stefania para que lo identifique como el hombre que vio en su casa, si eso los hace sentir mejor. Pero de lo que no tengo ninguna duda, es que es quien yo vi, y su descripción concuerda con la que me dijo ella.
Tanto Dick como Bárbara miraron con detenimiento el archivo, analizándolo en silencio. Intentaban digerir en la mayor medida posible toda la información ahí listada, para asegurarse de que no se les pasaba nada. Lamentablemente, la información no era precisamente mucha. Toda ella se podía resumir básicamente en lo que Bárbara acababa de señalar, y no mucho más.