No recuerdo exactamente cuando empecé a caminar, ya que daba trompicones cada dos por tres antes de llegar a los brazos caídos de mi madre.
Aquella mujer de cabello rubio, que parecían hilos de oro que se posaban sobre su cabeza. Cada rizo parecían olas de mar tocando las playas del pacífico. Estar con mi madre, era de las cosas que más he podido vanagloria me, era como un ángel, como cuál pastor al cuidar a las ovejas, su alma brillaba tal cual como una estrella en la noche despejada.
No tengo palabras suficientes para describir que era mi madre para mí, y digo esto, porque un día salió de uno de los eventos más grandes del ballet, se subió al tren y más nunca se volvió a saber de ella, ni tampoco se supo a donde se fue. La preocupación de todos era grande, ya que era Lilith dumont, una estrella en la tierra dentro del ballet. La última vez que fue vista llevaba puesto un vestido de ballet color blanco con una falda de tul y zapatillas con adornos delicados de flores y seda. Una cinta razo alrededor de la cintura y el cabello recogido en un moño alto. Sus orejas colgaban unos hermosos pendientes que brillaban cuando la luz los tocaban.
Quisiera tener más recuerdos de ella o quizás los poco que tengo, ya que eso paso hace mucho tiempo.
Mientras todos buscaban el paradero de mi madre, alguien tenía que cuidar de mí, quien se hizo cargo fue nuestra tía y entrenadora MADAME BUTTERCUP
Al día de hoy tiene 60 años, es una mujer con 20 años de experiencia y sobretodo ha trabajado con las mejores compañías de ballet del mundo. Su personalidad es temible cuando lo exige y muy apasionada dentro de las competencias, pero fuera de ellas, es un ser humano hermoso, amoroso y lindo.
Aún así es conocida por sacar lo mejor de sus estudiantes, bueno eso no hace excepción con mi madre y mi persona. Madame me ha metido hasta por los ojos el ballet, porque espera de mí, el reemplazo de mi madre, cosa que no se me ha hecho difícil adaptarme a las estrictas prácticas y horas que me pone. A los 14 años, me regaló una pequeña muñeca de porcelana de ballet, la cual me fue otorgada por mi progenitor, cuál hasta el sol de hoy nadie sabe quién es, ni tampoco se sabe cómo se ganó el corazón de mi bella madre, ya que nunca dio explicaciones, y solo llegó sin dar explicaciones al llegar a casa en estado de embarazo.
La muñeca es una mini version mia de adulta, y una copia exacta de mi madre, cuál es de lógica, ya que somos una gota de agua, un reflejo exacto dentro de un estanque. Una réplica, ya que al día de hoy con 21 años, de 1,65cm y ojos azules como el cielo de primavera. Pestañas largas y espesas color castaño. Lo cual llamaba más la atención, es mi tono pálido y casi lechoso en la piel, que cualquier emoción marcaba mis mejillas en un tono rosa. La perfección y la humildad, es lo que caracteriza a la familia dumont. Una familia de prestigio y renombre, que lleva década con gran honor en lo artístico y milicos.
Crecí en París, en el barrio Montmartre, es un edificio de piedra con tejado de pizarra, a sus alrededores con personas bohemias y artistas, que son reconocidos por el arte y la cultura. Por dentro es un gran hogar, pese a no estar mi madre, lo mantenemos tal cual como ella lo dejo. Con rosas por todo el lugar. Con muebles de la época y grandes cuadros artísticos. Lo más magnífico, era la hermosa vista Parisina. Si he de pensar, mi madre tenía muy buen gusto para las cosas, cosa que aún no he sabido yo. Es el año de 1914, es temporada muy baja y helada. Y no obstante, se acercaban las audiciones para la competencia que serían en la opera de París. Para muchos suena descabellado, pero para nosotros, es nuestra vida, y por eso se hacía mucho más que participar, se trataba de ganar si o si, cueste lo que cueste. Se trata de renombre y prestigio, y para esto se vive y se cuida.
Durante el bachillerato conocí a Alejandro, es seis años mayor que yo. Se dedicó a ser entrenador de niñas pequeñas que se inspiran en entrar al mundo del ballet. Alejandro, es ese tipo de hombre alto con sonrisa bonita, que te hace sentir segura y tiene una atención increíble. Es un hombre apasionado, pero no ajeno del carácter. Nació y creció en el barrio parisino, Marais. Apesar de nosotros pertenecer a la alta alcurnia, nos mantenemos tradicional, por en cambio, era más de estilos modernos que rondan la época. Se podría decir que para ellos tener menos era mucho más y mejor. Algo que los caracteriza bastante bien.
Tengo dos semanas para prepararme para las audiciones, que se llevarán acabo en en la opera de París, donde habrán 5 retirados, como jurados. Constaran de 30 participantes de todo el mundo, dónde la primera fase se elegirán solo 20. Junto a madame y Alejandro, nos preparamos cada mañana para que cada movimiento sea perfecto.