Muñequita de porcelana

Jardin de las tullerías

Fue un día productivo, lo sé. La cara de Madame, me lo confirmaba, apesar de estar muy cansada no pretendia regresarme a casa, ya hacía mucho que no me distraía.

Alejandro termina de recoger las cosas y Madame se despide con un beso en la mejilla.

—no lleguen tarde a cenar —espeta y sale del salón

—¿Lista —pregunta Alejandro, dejándome con un signo de interrogación en la frente.

—¿De que hablas?

—iremos al jardin de las tullerías —responde.

Lade un poco la cabeza y asentí. Salimos del salón, y mis ojos se iluminaron al ver el tono de colores que nos regalaba el cielo. Era como si las flores de color rosa y naranja hubieran rozado los pétalos con las nubes y dejaron sus huellas. Si algo estaba segura, era que la majestuosidad del cielo vibraba en colore, y estás eran una de las cosas que compartiamos mi madre y yo, andábamos el cielo, y recordarlo se me salió una sonrisa escueta, cuál Alejandro notó y quite de inmediato.

—te ves linda —sonrie— no es necesario que la quites.

Le doy un golpecito en el pecho y nos echamos a reír. El jardín de las tullerías, no estaba lejos de aquí, así que una caminata era más que suficiente para estar allí. Hablar con Alejandro, era muy relajante y tranquilizador, sobretodo por el sentido del humor que tenía, nos hacía reír cada dos por tres, y eso para mí era tan atractivo, no se para otras chicas, pero Alejandro, aparte de su físico, su verdadero atractivo era ser chistoso. O bueno, eso era para mí.

Su voz me saca de los pensamientos y vuelvo en si.

—¿Aurora?

—si, perdón, estaba un poco distraída

Y al escucharme, vuelve a sonreír volviendo me líquido prácticamente.

—como siempre —me toca la cabeza, y me vuelve greñas el cabello.

Alejandro me gusta hace ya muchos años, pero él solo me ve como una "alumna", y madame, me lo recalca todos los días.

—en la opera de París vendrán muchos bailarines de muchas partes y algunos que son muy buenos, otros excelentes y los veinte mejores, así esto es una competencia muy crucial, y tú debes ser...

—la mejor —lo interrumpo— lo se, cada día lo tengo más que claro —el asiente con satisfacción

El jardín es muy hermoso, creo que de las mejores cosas que París nos brindaba, era este lugar. Habían muchas familias, niños corriendo por todo el lugar con alguna que otra mascota, amigos que compartían risas y tristezas, sobretodo declaraciones de amor, y el que Alejandro me trajera, me hacía sentir nerviosa o no sé si solo eran ideas mías, pero estaba casi que segura que me pediría ser su novia aquí. Mis mejillas se pusieron calientes, ya que me había ruborizado, lo sentía y no quería mirarle a la cara, porque se que lo notaría. Nos detuvimos y nos sentamos en el césped, y trataré de relajarme un poco para que el colorete de mi cara desaparezca.

—te traje aquí, porque tengo una noticia que darte, bueno, no una, dos okey.

oh dios mío, qué es, es, es, no se qué es, pero espero que sea lo que estoy pensando, lo estoy aclamando"

—la competencia va estar muy reñida, así que entre Madame y yo decidimos que vas a usar, es una sorpresa que llegará mañana. Nos tomamos el tiempo de que todo sea perfecto y a la medida de tu cuerpo, ya que mereces brillar como lo que eres, una estrella.

"Oh, okey, siento que si fui demasiado obvia, ya que el noto"

—oh, ¿De verdad? Eso es magnífico —trato de fingir una sonrisa que al parecer lo ha convencido.

—bueno, también quiero mencionarte está otra noticia, ya que eres muy importante para mí, y es que mi novia también va estar en la opera de París.

No sé que sentí al oír estás palabras, no sé que me pasa. Siento que el cielo se puso oscuro de un momento a otro, sentí como una punzada pasaba por mi pecho al escuchar tal confesión, ¿Así se siente la desilusión? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué nunca la menciono?, o ¿Lo hizo y no lo escuché? No, no estoy loca, estoy segura que nunca menciono una novia. Tenía tantas ganas de llorar, de correr, de irme, de no existir. Solo siento que me trajo aquí para burlarse de mí, cuando yo solo pensaba que me pediría yo ser su novia y ya tenía una. No sé que era lo que más me destruía si el saber de su novia o el no ser yo esa.

—¿Que pasa? ¿Que sucede?

—pues, me alegro, me alegro mucho, la verdad. Fue una verdadera sorpresa para mí, ya que nunca habías mencionado que tenías novia.

—quizas si lo hice, o no lo sé, pero era algo que quería que supieras, ya que nos vamos a casar luego de la competencia.

Si la noticia anterior me había dejado atónita, está me había destruido y vuelto nada. ¿Casado?, ¿Cómo que el hombre de sonrisa bonita se iba a casar, y no conmigo?, ¿Me merezco esto? No lo sé. Voltee a un lado y el cielo era de color morado. No entendía nada, sobretodo no entendia ¿Que era lo que más me afectaba? Solo quería irme a casa y llorar, pero las piernas no me daban, sentía como si mis piernas se hubieran pegado al suelo o le hubieran salido raíces. Y él lo notó, notó como mi corazón se había roto , se había vuelto nada, quiso abrazarme pero lo aparte.

—mi intención nunca fue confundirte, Aurora, pero más que todo, debía ser sincero, sabía hace mucho tiempo que me mirabas como hombre y no como un amigo o hermano, se te veía en los ojos. Simplemente no podía condenarte al sufrimiento de verme llegar con alguien más sin decirte nada, porque eso no sería de hombres, sería de cobardes. Eres una chica excepcional, que merece que le den lo mismo, pero ese no soy yo, estoy enamorado de alguien más. Si con esto ya no quieres seguir trabajando conmigo, lo voy a entender, porque sería hipócrita de mi parte actuar como si nada de esto no te ha afectado. Nunca quise que mal entendieras mi trato hacia a ti, ya que tú eres...

—¡Una niña! —le grito y todos los que están cerca nos miran

—calmate, las personas nos están viendo —miro a nuestro alrededor y me vuelvo pequeña.

—solo quiero que me lleves a casa, por favor, no quiero estar aquí.




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