Sengia que después de esta conversación, mi tía no se lo ha tomado nada bien. Al día siguiente le pregunté a Lola si se encontraba en casa y claramente no estaba, "estaba enojada", pero este diario me pertenece más que a nadie. Mientras tomaba el desayuno en el jardín, Lola se me acerca y me habla.
—la busca una señorita llamada Loty
—dile que pase y pregúntale si ya ha desayunado —asiente y al rato regresa junto con ella, pero no viene sola, junto a ella viene Low.
—hola nena —me dice Loty mientras se van acercando y toman asiento.
—hola Loty, hola Low, ¿Han desayunado?
—queremos que nos acompañes a ver los cines al lago.
—y creímos que también podías venir con nosotros —concluye Low
Ambos cargan una energía que es imposible decirles que no y sonrió.
—esta bien.
Loty aplaude como si se tratara de la mejor noticia.
—¿Cómo supieron dónde vivía? —inquiero mientras ambos miran interesantes en el lugar.
Ambos se miran y Loty hace un gesto dramático poniéndose la mano en el pecho y la otra en la cabeza haciéndome reír.
—¡Eres una Dumont¡ Todos saben dónde viven.
A veces se me olvida el peso que tiene mi apellido.
—perfecto, déjenme desayunar y nos vamos.
Nos dijimos a la puerta y Lola nos abre la puerta, pero nos detenemos al ver al hombre frente a nosotros. Es un hombre alto, blanco, un poco calvo y de contextura gruesa, podría tener unos 60-70 años de edad. Y me mira de pie a cabeza quedando estupefacto.
—¿Se encuentra bien? —pregunto al ver si rostro
Simplemente no dice nada, pero sigue petrificado, y los chicos nos miran. Miro a un lado que ha llegado un auto, y de el sale Madame junto a soldados. Se para detrás del hombre.
—¡Gilbert! —El hombre se gira y sigue consternado— entremos por favor.
Cedo el espacio para que puedan entrar, y Madame es la primera en entrar sin mirar a nadie y luego sigue el hombre que se detiene un momento a volver a mirarme de la misma manera haciendo que los pelos se me levanten dejándome intrigada.
—¿Es normal esto? —pregunta Low
—lo más probable es que el tío William este por llegar a casa, es un militar de alto rango y debe estar custodiado todo el tiempo, y por eso los soldados.
—¿Conoces a ese señor? ¡Que miedo su forma de mirar! Es como si hubiera visto un fantasma —espeta Loty
—supongo que tuvo que conocer a mi madre y por eso su reacción, pero no, no lo conozco de ningún lado, y por otra parte, ¿No está muy lejos eso de ir a ver los cisnes?
—tranquila, no iremos hoy sino después de la competencia, ahora iremos en un taxi a la Torre Eiffel y tomaremos café en "les deux magots" y en la tarde iremos por unos helados en "café precope"
Al llegar tomamos el café y luego subimos la torre, haciendo un buen recuerdo de nuestra amistad apenas iniciada. Bajamos y había algo de música puesta y no pudimos evitar bailar y reírnos un poco. Low, nos daba vueltas y terminamos riendo. Soltó a Loty y ella hizo una reverencia llena de risas. Disfrutaba de esto, porque era algo que no solía hacer y era agradable tener recuerdos así. Y a mí me cargó mientras arqueaba mi cuerpo mientras me bajaba lentamente, y nuestros rostros quedaron a unos milímetros. Lo solté al girarme al ver Alejandro y a Sofía.
—¡Vaya! Miren a quienes tenemos por aquí. —habla Sofia— ¿Reunión de amigos?
Mis ojos conectan con los de Manuel, y siento como me duele la garganta solo de acordarme de hace unos días.
—¡Claro! Porque nosotros si tenemos— responde Loty
—¿Me regalas un momento, aurora? —pide Alejandro
Ignoro su petición y me voy en dirección a la estación del tren, pero su voz me detiene.
—no deberías vivir del resentimiento, eso no te ayudará en nada.
Todos nos quedamos quietos y Sofía simplemente no dice nada, solo sonríe.
—ya debo ir a casa.
Y sin más dejo que Low y Loty me sigan sin decir nada.
—¿Que es lo que ha pasado? —inquiere Low y Loty me mira— ¿Paso algo entre ustedes?
—no ha pasado nada, solo es un mal entendido de mi parte —intento seguir caminando, pero la mano de Low me detiene, y lo miro sin entender nada.
—esta bien, no pasa nada. No somos nadie en tu vida para hacerte este tipo de preguntas, pero quiero que sepas que aquí estaremos para ti. Podemos hablarlo cuando tú lo creas necesario y ver si así eso te hace sentir mucho mejor.
Los miro como perrito regañado, porque aún me sigue doliendo, no se deja de querer de un día para otro, y Low me lleva a su pecho, y no puedo evitar llorar. Nadie me había consolado de esta manera, y me dolía, porque mal entendí las cosas. Me alza la cabeza y me pasa las manos por las lágrimas quitandolas, y Loty me abraza por la espalda, haciendo que este momento sea memorable para mí.