Lilith
Tenía tanto miedo que nuestras familias se enteraran de nuestros encuentros, no quería imaginar el grado de dolor que llegaré a sentir y la ausencia de tenerlo lejos. Había encontrado una parte que no sabía que me faltaba, él había curado algo de mi alma que no sabía que estaba rota. Habíamos acomodado tanto el lugar para nuestros encuentros y estar cómodos.
No me llegaba a imaginar que un ser humano era capaz de hacerte sentir de esta manera, ya que solo con mirarle, mi corazón se enamoraba mucho más de él, y eso me daba mucho miedo, no podía evitar sentirlo por más que lo negara. Apesar de ser un lugar tan simple, su mera presencia hacia que todo fuera cautivante; todo se trataba de él, y solo quería ser de él. Sabía que estaba en peligro por solo el hecho de que el mundo de se enterara que un Valoy y una Dumont, estaban juntos. Aun así sabía que él todo lo valía, y siempre lo va a valer, que si me preguntarán, ¿Que soy capaz de hacer por el?, diría que me arrancaría el corazón con las manos, si así él se le antojará. Él estaba recostado al árbol, y yo estaba acostada posando mi cabeza sobre sus piernas, mirando su rostro hacia el cielo azul, con tonos dando a entender que pronto llegaría la tarde noche. Solo eran cuestión de horas para volver a casa.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
—claro.
—¿Crees que estemos destinados a ser? —suspira— pienso en los meses que hemos compartido, cada beso, cada caricias, pero, ¿Que haremos? No quiero tener que vivir la vida escondiendote, no te lo mereces.
Me acaricia las mejillas con el pulgar, haciendo que mi alma se estremezca, siento muchas ganas terribles de llorar, porque de verdad estoy enamorada.
—no quiero alejarme de ti, aunque el mundo esté en nuestra contra, te voy a seguir eligiendo.
Se inclina y yo pongo las palmas de mis manos en el suelo para alzar un poco mi cuerpo y recibir el beso, un beso que no se siente para nada dulce. Es ese tipo de beso que te llenan, que te hacen sentir deseada, con tanta premura y vehemencia, de esos que se te quedan clavados en el alma y las entrañas, uno que me ha hecho de su propiedad. Suelto su boca y me siento frente a él para volver a besar sus labios, ya que he sentido algo diferente y quiero volver a sentirlo. Nos miramos y nos volvemos a besar de la misma manera, y ahora es mucho más cautivante...
Suelto su boca y se me escapa un suspiro acalorado, y sabía que esto no había vuelta atrás, porque lo quería y mucho.
—¿Me amas, Malakai? —busco sus ojos
—como a nada, Lilith, como a nada
Y con eso fue más que suficiente para volver a mi boca, y dejarme diminuta entres sus brazos, y sobretodo sabía que me había vuelto suya, se había vuelto dueño de mí, que yo misma.
Después que todo terminó, me ayudó a poner mi ropa y sentí algo de vergüenza, pero sus brazos volvieron a mi besando mis mejilla, y eso hizo que mis miedos se esfumaran, ya que nada en el mundo se me compararía, y eso me devolvía la tranquilidad. Sus manos tocando mis brazos, y besaba con dulzura mis manos. Me hizo sentir que amar valía tanto, y lo merecía, y sin darnos cuenta, empezó a caer la noche y eso indicaba que pronto vendrían a recogerme. Me negaba a dejar esto, pero sabía que era demasiado arriesgado; y si queríamos seguir con esto, nadie debía saberlo.
—¿Mañana a la misma hora? —pregunto con voz triste
—sabes que siempre te estaré esperando —se pone frente a mi y besa mi coronilla, haciendo que mi alma se sienta en las nubes.
Me ayuda a levantarme, ya que sabe que debo irme, "es hora de marcharnos"
—vendre a las cuatro, como siempre.
—hecho
Nos volvemos a besar, pero ese beso es al de siempre, cuáles se sienten "te echaré de menos"
Salimos ambos por diferentes extremos, para no ser notados. Pero al salir me sobresalto cuando Gilbert, está casi por llegar y me tropiezo cayendo al suelo y alguien se me acerca.
—¿Te encuentras bien, Lilith? —dice una voz masculina
"No es Malakai"
—si —alzo la vista y es un chico con barba espesa, muchísimo más que la que tiene Malakai. Mi respuesta lo hace sonreír y yo bajo la cara ruborizada por la pena
—ven, te ayudo a levantarte...
Me va tomar de la mano y me ayudó a levantar, pero es interrumpido por Gilbert y caigo al suelo otra vez
—no la toque, mantenga la distancia
El chico alza las manos en señal asentimiento y se aleja un poco, y yo me levanto.
—tranquilo, solo me estaba ayudando, me había tropezado.
—sus tíos en casa la esperan, suba pronto.
Caminamos al auto.
—nos vemos pronto, Lilith, también estoy en las clases de ballet —lo dice casi que gritando, ya que aún me encontraba cerca y solo sonrió.
Dentro del auto Gilbert, intenta ocultar sus preguntas.
—¿Lo conoces de algún lado?
—por lo que ambos oímos, está en las clases de ballet, pero es primera vez que lo veo en mi vida, así que no lo conozco de nada.
Se relaja, todos están alerta a todo. Nos quedamos callados casi todo el transcurso del camino y por mi mente solo se viene Malakai.