Muñequita de porcelana

Inhóspito

Estás páginas estaban ocultas en el diario, pensé que lo había leído todo, sin embargo, estaba equivocada. Estaba totalmente destruida, Malakai, le había roto el corazón de una manera cruel a mi madre. Lo odiaba y mucho, apesar de lo poco haberlo conocido, con esto ratificaba lo horrible y despreciable que era, ¿Por qué la alejó de su vida así como si nada? Oh madre, como desearía haber estado a tu lado en ese momento. Deseaba abrazarle como nunca.

Sentía que era el mismo o incluso mucho peor el sentimiento que sentía por Alejandro, pero esto era diferente, ella se había entregado en cuerpo y alma, la habían traicionado y a su corazón. Solo deseaba en estos momentos tenerlo de frente y romperle la cara. Me quito a mi madre en ambos aspectos. Camino en mi habitación de un lado a otro, "no podía ser cierto", grite fuerte porque mis pensamientos no me dejaban estar tranquila y era mucho peor, no podía ser su hija, no podía llevar la misma sangre que ese hombre. Y pensar en el momento exacto donde nos vimos por primera vez, por eso no creía al verme, no podía creer que ella siguiera viviendo en mi rostro, y por esa misma razón me había hecho los días difíciles. No pretendia quedarme con esto, y ahora mismo iba a encararlo, ya que por su culpa mi madre no está conmigo.

Me cambié de ropa y no me importaba lo roja y llena mi cara de lágrimas, no me importaba que otros lo vieran. En este momento tenía el alma tan cansada y adolorida. El me había quitado lo más importante, el había quitado lo más importante para un hija, y era tener a su madre a su lado. Salí de la casa y Lola intento llamarme, pero solo seguí el camino, abro la puerta y bajo las escaleras y al primer taxi que pasa le saco la mano para que se detenga.

—lleveme al hotel ""

El hombre no me ve muy bien, y le suplico que por favor me lleve, y arranca. Llegamos al lugar, le pago al señor y salgo del taxi, dirigiéndose hasta donde está el mostrador.

—estoy buscando a Malakai Valoy

El hombre mira intrigadamente, como si dudará en hacer lo que le pido.

—deberia calmarse un momento, ya se lo llamo

—llamelo, por favor —grito en medio del llanto.

El mira a la mujer que está algo consternada por lo que está viendo, y acata la orden, y miro como sale a buscarle, sin poder dejar de llorar. En un momento ha vuelto, y me pide que la acompañe, y subimos unas escaleras que nos lleva a la segunda planta del hotel, dandome en frente de la habitación de Malakai, y ella toca. La puerta se abre en unos instante y el me pide entrar como si fuera lo más normal del mundo. Entro a la habitación mirándolo con el odio más grande que he llegado ha sentir por alguien y el cierra la puerta.

—sientate, aurora —arrastra las palabras por su acento.

—no quiero sentarme, vengo hablar con usted. Es un ser despreciable, ¿Lo sabía? —ladea la cabeza de un lado a otro dándome la razón.

—eso hace forjar el carácter, así es el juego, deberías tener un poco de respeto a los adultos, y mucho más a quien le hablas, o es que, ¿Se les olvidó enseñarte los modales tus familiares? Porque podrías estar quedando por fuera de la competencia si a mí se me antoja, no puedes interrumpir dónde me encuentro, tu familia no es muy agradable, y supongo que lo has sabido y visto, no es algo oculto, así que cuida como me hablas, que seas hija de MADAME DUMONT.

—no estoy aquí por la competencia, y Madame no es mi madre, es mi tía.

Su mirada es algo hostil y expectante, sienta en un taburete, al lado hay una mesita y toma un puro y lo enciende.

—estoy aquí por Lilith.

Se saca el puro de la boca, pero mantiene una posición tranquila dando a entender que su nombre no significa nada.

—no conozco a esa mujer, han habido muchos participantes, y dudo que los nombres se me graben. ¿Es tu hermana?, ¿Prima?

—no se haga, usted sabe de quién estoy hablando. Hace años atrás le rompió el corazón, o es ¿Tan poco hombre para no admitir que tuvieron una relación a escondidas del mundo? Una relación que floreció en la laguna que está detrás de la biblioteca.

Vota algo de humo, pero su cuerpo se mantiene firme y relajado, dandome a entender que nada le importa ni mucho menos le interesa.

—tienes que estar bromeando —suelta una estruendosa carcajada, y hace que me irrita mucho más haciendo que las lágrimas broten y bajen por mis mejillas— ya te dije que no conozco a ese mujer y por favor lárgate de mi vista, que mañana es la final, así que dudo que quieras que te elimine —se levanta— ¿Cierto?

Saco el diario de uno de los bolsillos del gaban y busco la carta que recién leí y recito uno de sus líneas.

"—¿Me amas Malakai?

—¡Cómo nada, Lilith, como nada!

Fecha: 5 de julio 1914"

—eres el único Malakai de los Valoy, y que tiene problemas con mi familia. Mirene a los ojos —lloro— y dígame que esto no es cierto, dígame si ella solo intento esto.

—tu no sabes absolutamente nada, niña. Eso es el pasado, y el pasado se deja atrás, se deja morir.

—y, ¿Cree que era necesario que muriera?

Deja el puro a un lado, y actúa como si en verdad no supiera de lo que estoy hablando.




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