Munzel (shakaxmu) Yaoi

Capitulo 25 (Vivieron Felices Para Siempre)

Ahora dejo de narrar, para pasarle la batuta a nuestro bien parecido ex ladrón.

-Bueno… Ya se imaginan lo que pasó después-

-Todo el reino se regocijó, pues su princeso perdido había regresado-

El escenario del castillo se vuelve una pista de baile y alegría, para todos los habitantes del reino, entre risas, al contorno del símbolo de Aries que se ha dibujado en piso.

-El festejó duro toda una semana, aunque la verdad preferí mantenerme al margen y no recuerdo casi nada-

Volviendo a parecer uno de los tantos amigos que Munzel hizo en aquella taberna, se encuentra tocando el piano siempre ha sido su sueño.

-Por todos lados se cumplieron sueños-

Justamente el de cabellos azules, tocando de la mejor manera el piano, aun con el garfio en su mano izquierda.

-Este tipo se convirtió en el concertista de piano más famoso del mundo-

Al dar la vuelta a una de las partituras, su garfio se enganchó en una de esas hoja, trato de quitarla pero… La desesperación provoco que se moviera brusco y salió volando.

-¿Pueden creerlo?-

El garfio fue a parar, en la cabeza del hombre en busca del amor de una uniceja en su cara.

Le quito el casco, y logro caer en sus manos, completamente desconcertado, mirando aquel objeto.

-Y este sujeto, al final encuentro el amor verdadero-

El casco logro terminar en la cabeza de una joven mujer que vive en el reino, que cuando pudo levantar ese objetó, para dejarla ver, noto al rufián y no le pareció del todo mal.

Y bueno para nuestro Aldebarán, fue el inicio de un hermoso encuentro fortuito.

Pasando por otra parte del reino, el sujetó con un gran parecido a madre Sagtel, se encuentra realizando un acto de mímica, primero jalando una cuerda y después bajando unas escalaras.

-En cuanto a él…- Refiriéndose al mimo –Bueno, supongo que es feliz, nunca me ha dicho lo contrario-

-Gracias Seimux, el crimen en el reino desapareció casi de la noche a la mañana-

Nuestro hermoso corcel blanco, con un carácter algo temperamental, paso por dos filas de guardias, elevando en sus manos derechas un martilló bastante similar al que Munzel uso en toda su travesía.

Y al notar un espacio vacío, se detuvo con una cara de pocos amigos, buscando una explicación del ¿Por qué?

Un guardia apareció repentinamente, aun así el corcel no demuestra felicidad alguna, hasta que le mostro una manzana verde, extendiéndola enfrente del caballo y Seimux la devoro de forma disimulada, nadie debía conocer su debilidad.

-Igual que casi todas las manzanas-

-Se preguntaran por un cierto rumor de un guardia que fue capturado por un rufián durante la redada-

El peliaguamarino, mientras se encuentra custodiando una entrada del reino, entre la fiesta un hombre de cabellos cerúleos, no lo deja de verlo ni un instante, dedicándole algunas sonrisas, incomodando al contrario.

Temiendo por dentro que supiera que es de los pocos guardias donceles del reino, si no… Bueno dejemos todo a la imaginación.

-Solo sabemos que el guardia lo tratar de rechazar todos los días, pero el otro no se rendirá tan fácilmente-

Ahora pasemos a donde están nuevamente los cuatro pequeños niños que le hicieron una hermosa trenza a Munzel, en su primer día en el reino.

El mayor de ellos, sosteniendo al pequeño corderito.

Mientras el rubio del grupo sostiene un plato de moras y fresas.

Acto que la niña de cabellos negros atados en una larga trenza le da uno de esos frutos al corderito.

Y el peliverde se mantiene asombrado mirando cada acción del animalito esponjoso.

-¿Kiki?-

Obviamente el corderito, comió aquella mora tan feliz, dando pequeños saltitos en la mano del pelinegro, incluso bramando un poco.

-Nunca cambio-

Fue capaz de saltar de las manos del niño mayor, al plato para comer una fresa, inflando sus mejillas, aun siendo pequeño tiene un gran apetito.

Los pequeños riendo por las ocurrencias del esponjoso ser.

Aun así los cuatro notaron la presencia de alguien y entre risas, devolvieron al corderito a los hombros de un joven ahora de cabellos rubios y cortos.

-Al fin, Munzel estaba en casa. Y ahora tenía una familia de verdad-

Lo más adorable del mundo, con su pequeño amiguito, ahora portando orgulloso la corona de su herencia real.

Pero no está solo, sus padres acercándose a él, para demostrarle parte del afecto que no pudieron dedicar en sus primeros dieciocho años de vida.

Un abrazo que sin duda, ha sido parte de muchos, con todo ese amor familiar.

-Valió la pena esperar su regreso- En este punto se nota que nuestro narrador se ha puesto sentimental, porque su voz cambio a una más suave.

-Amado por todos, dirigió el reino con la misma gracia y sabiduría que sus padres antes que él-

Poco después que sus padres le dieron un poco de espacio, una pequeña niña se acercó al rubio, dándole una pequeña flor.

Obviamente a Munzel esto le causo una gran ternura, aceptando el regalo, pero acomodándolo en el cabello de la pequeña.

Este acto hizo que la niña saltara a los brazos del princeso y un abrazo se dio entre ambos.

La madre de la pequeña sosteniendo un bebe, mira todo con tranquilidad y alegría.

Al separase, Munzel se levantó y se despidió de los tres, con una suave sonrisa y una dulce mirada.

Aunque ahora la corona no está en su lugar.

-Y en cuanto a mi… Bueno, volví a usar el nombre de Shakene, deje de robar y básicamente cambie por completo-

En ese instante se dio cuenta de la usencia de su corona, levanto la mirada al igual que Kiki.

Pero ya sabía dónde estaría aquel objeto, dedicando una mirada suspicaz a su lado derecho.

Y justamente allí podemos ver al rubio, algo indiferente con los ojos cerrados como si no supiera que ocurría, pero ocultando sus manos detrás.

Munzel, estiro su mano derecha, esperando que le devolviera la corona, aunque una sonrisa se posó en sus labios, indicando que esto es un juego entre ambos.



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En el texto hay: crossover, saint seiya yaoi, enredados

Editado: 06.09.2024

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