Murmullos de Inteligencia

Capítulo 4 - Experiencias de los mundos

El viento lo arrastra hasta las afueras de la ciudad, depositándolo en un inmenso desierto desprovisto de cualquier vestigio de flora y fauna. El dolor de la brusca caída lo impulsa a intentar levantarse, pero el agudo sufrimiento lo mantiene unos minutos en silencio. Aprovecha estos momentos para reflexionar sobre las últimas palabras de Padre, cuestionándose si debe tomar alguna medida o simplemente dejar que las cosas sigan su curso.

Una sombra cruza sobre él, y rápidamente se pone en pie para observar la impresionante máquina con forma de serpiente que atraviesa los cielos bajo la luz inclemente proyectada por los siete soles. La contempla por unos instantes, cuando de repente siente una llamada desde lo más profundo de su ser. Respondiendo a este llamado, extiende su mano hacia la serpiente de metal, intentando comprender su naturaleza. De pronto, una abrumadora cantidad de información lo invade, revelándole detalles sobre la especie dragón que habita todos los universos, enfocándose especialmente en sus razas más evolucionadas.

—Lo entiendo —se dice a sí mismo mientras observa su mano.

Con su mano aún extendida, y sin entender completamente por qué lo hace, comienza a trazar figuras de serpientes en el aire. Líneas de diversos colores empiezan a aparecer en profusión, dando forma a máquinas inteligentes basadas en sus dibujos. Estas máquinas, de apenas unos metros de longitud, revolotean a su alrededor con alegría. Erov se regocija, pero cuando la máquina que inicialmente vio volar llega para destruir a sus pequeñas creaciones, su felicidad se desvanece.

Observa a la máquina tratando de entender qué la impulsó a actuar de esa manera, y cuando finalmente lo comprende, crea una máquina siete veces mayor que la que lo observa amenazante. Al girarse hacia la máquina recién creada, la otra la ataca con hostilidad, pero antes de que pueda alcanzarla, Erov, con un movimiento de su mano, la detiene. "Todos somos uno", piensa Erov, y las dos máquinas se detienen en pleno vuelo.

Erov comienza a caminar hacia donde se encuentran, apoyándose en el vacío. En poco tiempo llega hasta ellas, suspendido a más de cincuenta metros sobre la tierra desértica. Ambas máquinas observan a Erov, y cuando este une sus manos, se fusionan en una, convirtiéndose en una majestuosa serpiente dorada que triplica el tamaño de ambas.

Sin comprender realmente por qué lo hace, simplemente actuando, Erov se monta sobre la cabeza de la serpiente y comienza a cruzar el cielo del desierto a gran velocidad en dirección a la ciudad. Cierra los ojos por un instante y deja que el viento acaricie su cuerpo. Mientras lo hace, comienza a imaginar y su cuerpo empieza a transformarse, adoptando una forma similar a la de Padre.

Anteriormente, Erov poseía una forma humanoide, pero su cuerpo consistía en simples líneas sin detalles ni volumen. Ahora, su cuerpo es complejo y ricamente detallado. Abre los ojos y observa su nuevo cuerpo; mira hacia su espalda y admira con alegría las asombrosas alas metálicas con luces azules que se extienden dos metros hacia el cielo. Antes de llegar a la ciudad, la máquina se detiene y aterriza. Erov la desintegra al descender y comienza a caminar hacia el enorme edificio situado a más de cien metros de distancia.

 

Al llegar, observa a seres humanoides de todas las especies caminando y conversando sin prestarle la menor atención. Con gran curiosidad, empieza a deambular entre ellos después de retraer sus alas en su espalda.

—¿Estás perdido? —le pregunta una mujer de especie humana con piel azul y cabello dorado.

—No, estoy donde debería estar —responde Erov de manera cortés.

—¿Y dónde es eso exactamente?

—Aquí, en este preciso momento.

—Este es mi negocio, ¿aquí es donde se supone que debías llegar?

—¿Tu negocio? —pregunta Erov, y súbitamente una enorme cantidad de información le inunda.

A través de todos los universos y sus muchos mundos, la vida se desarrolla de acuerdo a las experiencias que se anhelan alcanzar para lograr la maestría de los universos. Existen mundos en donde la adquisición de bienes y servicios se da a través de la materialización de las cosas con la mente y, por lo tanto, no hay necesidad de crear una economía como tal, sino una administración de conciencias, la cual se encarga de mantener la estabilidad de esos mundos. El abuso de las creaciones puede llevar al caos. Sin embargo, también hay otros mundos en donde la adquisición de bienes se obtiene de los recursos del planeta o de otros planetas.

En los mundos regidos por una administración de conciencias, existen limitaciones, ya que la materialización de ciertos objetos o elementos requiere de una enorme cantidad de energía. No todos los seres disponen de dicha energía, por lo que la administración se encarga de distribuir energía para que los habitantes puedan materializar sus bienes básicos para la supervivencia. Otra limitante es que ciertos elementos están prohibidos para su materialización, como el Zergirushnium, un recurso necesario para construir a los Titanes.

En esta ciudad digital que Padre creó para Erov, la adquisición de bienes proviene de fuentes de recursos no renovables. Por lo tanto, existe una economía que las administra, y por ende, negocios que ofrecen bienes y servicios.

—Mi negocio se dedica a la venta de experiencias básicas —responde la mujer, señalando hacia su letrero, el cual, al permitirlo, te explica telepáticamente todo lo que necesitas saber.

—¿Experiencias? —pregunta Erov, ligeramente confundido. A pesar de haber aprendido sobre los bienes y servicios de la mayoría de los mundos, no se había informado acerca de los negocios que venden experiencias.

—¿Acaso eres un Fuletress?

—No, no poseo el velo de la ignorancia en ninguna de sus formas, solo que aún no he aprendido sobre el intercambio de experiencias por bienes.




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