PV Alex
Nos estábamos dirigiendo hasta el hotel donde se encontraban las cosas de Will. Para recoger todas sus pertenencias y así regresar a mi piso. Íbamos con las manos entrelazadas caminando lentamente, relajados y sin preocupaciones.
Antes de bajar del autobús que nos trajo de regreso, él me puso la capucha de su chaqueta, ya que según el haría algo de fresco por la noche. Yo sin rechistar abroche su sudadera para abrigarme lo mejor posible. El vestido con boto que llevaba estaba bien para los días de verano, pero no para las noches de primavera.
Al llegar al hotel Will fue hasta la recepcionista y pidió la llave de su habitación avisando que la iba a abandonar. Una vez tuvo la llave en sus manos nos pusimos en camino hasta el ascensor.
Mis ojos se cerraron por acto reflejo al sentir sus caricias. Una revolución de sensaciones se agolpó en mi estómago haciéndome estremecer. Sentía como su un ejército de animales correteara por mi estómago creando un sentimiento agradable. Un beso muy fugaz roza mis labios haciendo que mi sistema se calentará aún más. Salimos del ascensor y caminamos agarrados de la mano hasta la habitación que había estado usando desde que llegó a esta ciudad.
Ese gesto hizo que estalláramos en carcajadas llenando la estancia de nuestras risas. Sus ojos estaban oscurecidos y no conseguía descifrar en estos momentos el significado de esa mirada. Lentamente se subió a la cama con tanta lentitud que parecía un gato acechando a un gorrión.
Nuestros labios se fundieron en una danza apasionada que encienden cada vez más nuestros cuerpos aportando un calor excesivo. Sus manos acariciándome me encienden cada vez más hasta sentir como mi humedad en mi centro acrecentaba.
Fundidos en ese compás que nuestros cuerpos marcaban, me deshice de su chaqueta dejándola caer en cualquier lugar de aquella estancia. Su boca baja hasta el quiebre de mi cuello mordiendo, besando y chupando con determinación logrando que mi corazón aleteara. Sus manos comienzan a desabotonar mi vestido de tirantes, para después acariciar lentamente mi vientre.
Su tacto sobre mi piel era fuego candente que encendía cada terminación nerviosa que se encontraba en mi cuerpo. De mis labios se escapan jadeos, uno detrás de otro. Entre jadeos y gruñidos nuestra ropa fue desapareciendo de nuestros cuerpos, hasta quedar únicamente en ropa interior.
Su boca fue descendiendo hasta el valle situado entre mis pechos, consiguiendo que mis jadeos escaparan de mi boca con más fuerza. Siento una de sus manos viajar hasta el cierre del sujetador situado en la parte delantera. Por acto reflejo y por una vergüenza que era absurda, cubrí mis senos con mis brazos.
Un fuerte gemido es arrancado de lo más profundo de mi garganta al sentir el roce de su hombría con mi feminidad. Su boca descendió hasta uno de mis pechos mientras que una de sus manos es dirigida hacia mi monte de venus, acariciando mi sexo por encima de las bragas. Sus labios mimaban mis pezones hasta dejarlos completamente duros e hipersensibles. Un fuerte gemido sale de mis labios al sentir uno de sus dedos profundizar en mi ser y otro haciendo círculos en mi clítoris.
Me sentía como en un festival de fuegos artificiales, la única diferencia que esos fuegos estallaban en mi interior. Otro dedo fue introducido en mi feminidad, después le siguió otro y otro hasta sentir cuatro de ellos en mi interior volviéndome totalmente loca. Ese compás que marcaba con su mano y la danza que jugaba su lengua con cada uno de mis pezones me estaba llevando a lo más profundo del abismo. Podía sentir todo estallar con maestría hasta que su nombre escapo de mis labrios.
- Alex, aún que me esté quemando por estar dentro de ti, ¿quiero saber si estás segura de dar este paso de no retorno conmigo? – me pregunto mordiéndose los labios.
- Tú ¿Qué crees?, crees que si yo no quisiera iba a estar así ahora mismos. – le conteste alzando mis caderas para volver a rozarnos sintiendo como sus dedos profundizan aún más en mi interior.
Un gruñido salió de sus labios cuando mis manos descendieron con torpeza hasta su pene. Las prendas que nos tapaban desaparecieron de nuestra piel quedando completamente desnudos. Sin ningún pudor y sin ningún miedo, mire esa parte situada al sur de su anatomía. Mis ojos se abrieron como si fueran dos bocas de metro de ver eso, solo espero que sepa usarla si no quiero que me rompa.
- Ultima oportunidad mi vida, después de este paso te aseguro que no habrá marcha atrás y te aseguro que nadie más va a ocupar el espacio que ocupas en mi alma. – me aseguro estirando su mano hacia la mesilla de noche y cogiendo un paquetito plateado.