PV Alex
Me encuentro en la habitación que compartirían mis ardillitas cuando nacieran. Hace cinco meses que vivo en este piso que compro Will después de mi cumpleaños en Madrid. Después de graduarme me contrataron en un hospital privado y gracias a ello puedo seguir estudiando para convertirme en la mejor psicóloga. El piso lo compro un mes después de casarnos para poder estar los dos solos cuando él viniera. Desde que se fue para ayudar a su familia solo nos habíamos visto en personas veces contadas con los dedos de una mano. William no me ha querido contar mucho de lo que está pasando, entre Travis el mellizo de mi marido y Jack mi suegro estaba algo más informada, aunque sabía que no me contaban toda la verdad. Jack me informo que un tipo llamado Evan estaba intentando hacerme daño y que parte del edificio en el que vivía estaba lleno de sus hombres de confianza.
Mi primo se mudó con su novio alquilaron hace dos meses el piso de al lado. Según ellos para que yo no me sintiera sola, pero sabía muy bien que mi primo no podía estar separado de mí al igual que yo no podría estar alejada de mi mejor amigo. Mientras que ellos vivían en el piso situado a mi derecha, en el piso de la derecha vivían Rocío y Raúl quienes también estaban esperando un bebe. Ellos tenían una copia de la llave de mi casa y yo tenía la llave de la suya. Amaba a toda mi familia, amaba a mis amigos, amaba a mi marido y nunca voy a negarlo.
Cuando llegamos Will y yo a vivir a este edificio nos llevamos la sorpresa de quienes eran mis vecinos del 3ºA. Ellos dos se casaron en secreto hace un año cuando ella cumplió los 18 años, debido al trabajo de él y los estudios de ella se mudaron a Madrid ya que el centro de estudios que le interesaba a mi amiga le pillaba más cerca.
La habitación estaba prácticamente terminada solo faltaba pegar el papel en las columnas y colocar las cortinas en la ventana. Pablo y Alfonso me habían ayudado a pintar toda la habitación. Desde que se enteraron hace dos meses que mi embarazo era de riesgo no se habían despegado de mí. Tuve que tomarme la baja antes de tiempo, pero con lo que me daban de la baja, lo que ganaba con las manualidades que vendía, me bastaba y lo que Will mandaba todos los meses para repartirnos los gastos, me ayudaban a sobrevivir.
Entre los dos montamos la cuna doble la cual cuando empezaran a andar y pudiesen dormir sin barrotes, se podía separar para hacer dos camas individuales. Dejamos todas las piezas en el suelo junto con las herramientas y las instrucciones. Justo cuando nos sentamos en el suelo, la cerradura de la puerta de entrada sonó haciéndonos girar para mirar hacia la puerta. Con el estúpido pensamiento de ver a Will entrar por esa puerta. Sabía que las personas que habían llegado a mi casa eran Rocío y su marido, pero el deseo de verle aparecer por sorpresa era enorme.
Mientras que ellos se encargaban de montar la cuna, nosotras ayudamos a Alfonso a colocar la mesa para los cinco. Estaba feliz de tenerlos a mi lado, gracias a ellos y los hombres de mi suegro podía sobre llevar la distancia que me separaban de Will. Una sonrisa estúpida se instaló en mi rostro al ver la comida que habían traído. Hoy la comida china reinaba en la mesa de mi salón.