Muros del Pasado

Capítulo 14

PV Will

Me encontraba sentado en el porche de la casa que compartía junto a mis padres y mi hermano, viendo como mis hijos jugaban en el patio con Dogy. Aun que tenía a mis dos hijos yo no era del todo feliz, ya que me faltaba una parte muy importante de mi alma. Aunque la mayoría de la gente me decía que el desgraciado de Evan la había asesinado y hecho desaparecer el cuerpo, yo lo dudaba. Había algo en mi interior que me decía que Alex seguía con vida, sufriendo pero seguía viva y creyendo que yo había muerto. Mi hermano también dudaba que mi mujer hubiese muerto a manos de ese desgraciado, es más la teoría que tenía mi hermano y la sospecha que rondaban por la cabeza de mi padre esperaba que no fuera cien por ciento cierta porque entonces no habría nada en ese mundo que protegiese a ese desgraciado de mi ira.

  • Papi, papi, mira lo que he encontrado.-me llamo mi pequeña mientras corría hacia donde nos encontrábamos.
  • Alexia ten cuidado que te puedes caer.-le pedí viendo como llegaba a mí y sabiendo de su facilidad para plantar sus delicadas rodillas en el suelo.
  • Mira papi, he encontrado una mariquita.-me dijo eufórica enseñándome al pequeño bicho que se encontraba en su dedo índice.
  • Es muy bonito cariño, ahora vuelve a dejarlo en donde lo encontraste para que pueda ir con su familia.-le comento mi madre con una sonrisa en el rostro.
  • Dale.-contesto gritando para volver al lugar donde se encontraba su hermano.

Tenía que reconocer una cosa y es que mis ardillas, aunque eran mellizos, eran muy diferentes el uno del otro. Se parecían en muchas cosas, pero al mismo tiempo eran muy diferentes. Mi pequeña Alexia era muy patosa, tanto que cuando menos lo esperabas podías encontrarla tropezando o cayendo en el suelo, era muy extrovertida y cariñosa al igual que su madre. Duncan es algo más reservado no se abría muy rápido con la gente, es cuidadoso, algo introvertido y minucioso. Al mismo tiempo los dos eran muy perspicaces y observadores, los dos veían las cosas con ojo muy crítico al detalle sin que nadie se percatara de su escrutinio. Sabían hablar entre ellos sin que el resto de las personas se enterasen, creo que eso era algo de su condición de mellizos. Los dos tenían los ojos color café y el pelo castaño. La única diferencia que ella tenía el cabello ondulado y él lo tenía totalmente liso.

Ellos dos habían sido los detonantes para que yo siguiera luchando y buscando a mi mujer aunque gran parte de la gente me dijera que estaría muerta en cualquier sitio. Yo sabía  que ella seguía viva en algún lugar de este planeta, eso me tranquilizaba y me estresaba a partes iguales. Podía soñar estúpido o incluso podría parecer que estaba loco, pero yo sentía que mi otra mitad seguía viva, que estaría esperando a que yo fuera a buscarla. Solo pedía que ese desgraciado de Evan no le haya estado haciendo daño porque ahí sí que ese hombre iba a conocer el infierno en su más oscuro esplendor.

Estaba viendo a mis hijos jugar quienes disfrutaban de la tarde después del colegio. Me encontraba sonriendo viendo como Duncan procuraba no ir muy rápido para evitar que su hermana cayera, sin darse cuenta que esa era un trabajo imposible de conseguir. Se encontraban jugando al pilla, pilla junto a Dogy cuando mi princesita se pisó los cordones de las zapatillas y callo de bruces contra el suelo. Mi madre junto a mi padre como era costumbre y sin dejar que yo me levantara, volaron como aviones teledirigidos hacia donde se encontraba mi hija con los morritos fruncidos mientras se tocaba una de sus rodillitas.

  • Un día de estos vamos ir a parar al hospital solo porque se haya caído al suelo.-menciono mi hermano quien se sentó a mi lado con semblante serio y agotado.
  • Eso me temo, pero mientras sean solo rasguños o heridas de nada, estoy relativamente tranquilo, cuando pase algo peor entonces sí que me preocupare, mientras que disfrute jugando y de sus pequeñas caídas.-le explique sonriendo viendo hacia el patio.
  • Eso es verdad, mientras juegan no se preocupan de nada mas.-comento con voz cansina.
  • ¿Me vas a decir ahora porque te encuentras así o te lo tendré que sacar?-le pregunte mirándole de reojo.
  • Te lo diré, sin andarme mucho por las ramas, hermano es probable que dentro de poco tengas tu venganza.-me comento mi hermano recostando su cabeza cansina sobre sus brazos.
  • Ese desgraciado ha movido ficha.-le afirme con cierta interrogante en mi frase.
  • Si y no viene solo, viene con una mujer y con una niña de unos cuatro años más o menos, tengo imágenes del aeropuerto de barajas, en ellas salen ese miserable, la cara de la mujer y la cara de la niña.-me informo haciendo que mi corazón se emocionara.
  • ¿Has podido identificar a la mujer?-le pregunto esta vez mi papa quien venía subiendo las escaleras del porche con tono neutro para que nadie más le escuchara salvo nosotros dos.

Ese pequeño fragmento de esperanza que mantenía anidada en mi corazón desde que Alex desapareció creció hasta llenar toda mi alma por completo. Estaba seguro que ella estaba vivía y estaba más que seguro que esa mujer que lleva ese desgraciado junto a sí es mi alma gemela.

  • Mis juguetitos están haciendo el trabajo de reconocimiento, aparte de hacer el de compatibilidad entre la mujer y la niña.-comento con pesar y cansancio.
  • Estas diciendo que es posible que es niña sea su hija.-pregunte sospechando la respuesta.
  • Te lo estoy confirmando y espero que el programa de reconocimiento funcione porque el rostro de la mujer estaba demacrado, algo golpeado y con el labio partido.-me confeso fijando su mirada en la nada.
  • ¿Esa niña se encontraba en buen estado?-interrogo mi padre con notable preocupación en su voz.
  • Estaba algo mejor que la mujer pero se notaba que no estaba bien alimentada y tenía algún que otro rasguño en el rostro.-contesto mi hermano sin mirarnos.




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