Selene’s POV
Me encantaba este nuevo colegio, ningún niño sabía que mi padre no me quería, aquí ningún niño se metería conmigo para ver como mi papa me pegaba. Duncan y Alexia eran los mejores amigos que podía haber conocido, no me habían dejado sola en ningún momento, me ayudaban a entender algunas cosas que aún no comprendía en este idioma, pero me sentía feliz. Ya quería ver a mi mami para contarle todo lo que había hecho.
El timbre de salida sonó haciendo que todos nos levantáramos y recogiéramos nuestras cosas. Todos mis compañeros recogieron rápido mientras que yo lo hacía despacito. Por un lado, quería ver a mi mama, pero por el otro lado no deseaba volver a casa. No quería escuchar a mama llorar porque el monstruo le hace daño, no quiero que el monstruo esté cerca de mí y que intente hacerme daño, no quería seguir con ese monstruo.
“Diosito salva a mama de las garras del monstruo y envía alguien bueno para nosotras.”
Corrí hacia la fila sujetando la mochila de Duncan. “Podrá mama venir a buscarme.” Los nervios de no regresar a la cueva del monstruo estaban creciendo lentamente en mi tripita, deseando que el tiempo se parase. Solo quería estar con mi mama, ella y yo, solo las dos riendo felices. Deseaba huir con mama lejos del monstruo.
Cuando salimos a la puerta de la escuela pude ver al papa de mis nuevos amigos y el coche que mandaba el monstruo para llevarme de nueva a aquella cueva tan oscura para mí. Vi a Rayan apoyado en el coche pero no vi a mi mama, tal parece que el monstruo no le dejo venir, me despedí de mis nuevos amigos y camine hacia el coche. Me puse a andar hacia el coche distraída y con la mirada fija en mis zapatos. Tenía la sensación de estar encerrada en un barco andando por la tabla.
Sin pensar un segundo lentamente me acerque al señor, rodee su cuello con mis pequeños bracitos y recosté mi cabeza en su hombro ocultando mi cara en su cuello. El señor no me separo, todo lo contrario me envolvió con sus brazos fuertemente refugiándome entre su amplia armadura. Este señor me hizo sentir igual que cuando mama me abrazaba contra su pecho. Me sentía tan agustito y tan segura que no fui capaz de retener mis ganas de llorar. Quería que el papa de Duncan y Alexi fuera también mi papa, que mi mama no tuviese que estar atrapada en las garras de ese terrible monstruo.
El papa de mis amiguitos no me intento alejar, solo me decía cosas bonitas, me acariciaba o daba palmaditas en la espalda, para calmar mis hipitos. Pude escuchar el sonido de unos zapatos apresurados detrás de mí pero no quería guiarme para mirar. El señor me separo de su cuerpo al ver que mi llanto había frenado un poco. Seguí hipando y dejando que las lágrimas salieran de mis ojitos mientras colocaba mis puños en mis mejillas intentando dejar de llorar. Si el monstruo me ve o escucha llorando, seguro que me hace daño a mí o a mi mama. Tenía miedo de que alguien le dijera que había estado llorando y que me habían visto abrazar a un desconocido. Con cuidado aparto mis manitas de mi cara y dejo un beso en cada una.
Me gire para verla y eche a correr, llorando muchísimo más que antes de verla así. Mi mama tenia marcas oscuras en su cuello y debajo de su ojo izquierdo, una venda nuevamente en su mano derecha y un curita en su nariz. Ella al verme ir llorando hasta donde se encontraba, se agacho para cogerme en brazos y arrullarme contra su pecho.