Capítulo 18
PV Alex
Cuando entré por la puerta de ese lugar lo hice con una sonrisa en los labios que me hizo olvidar el peligro que me esperaba. Rayan había guardado para mí los documentos que certificaban y registraban a Selene como mi hija. También guardo los documentos que certifico que su padre bilógico ni había ni quería reconocerla, tenía un documento firmado por Evan conseguido por Brayan engañándole, tenía un documento escrito de puño y letra de alguien que podría dar fe de que mi niña no estaba segura cerca de ese hombro. En estos momentos solo me faltaba recoger las cosas de mi hija, entregarle las dos cartas a Travis y lograr que él se quedara con mi pequeña mientras que yo encontraba la manera de escapar lejos de este monstruo como mi pequeña le llamaba. Tenía una idea de a quien más podía ir para que me ayudara a escapar.
Ayer me sorprendió ver a mi pequeña en la salida llorando en los brazos de la persona en quien más confiaba en estos momentos. Ver a mi cuñado envolviendo a mi pequeña de forma tan protectora, me demostró que había tomado la mejor decisión con respecto a la seguridad de mi pequeña. Aún recuerdo la conversación que tuve con él cuando vio los nuevos golpes en mi cuerpo y la venda en mi mano derecha, que tardaría unas semanas en sanar.
- Alexia no puedes volver a ese lugar, esta mañana venias con el pómulo hinchado algo morado y el cuello con marcas moráceas, ahora vienes con un corte grande en la ceja y la mano hinchada con una venda mal puesta.-me chillo en tono neutro y con la vena de su cuello muy hinchada.
- Si me voy ahora mismo contigo dime una cosa, quien me asegura que ese desgraciado no me quitara a mi hija, te recuerdo que ya me quito durante cinco años a dos.-le grite alterada dando vueltas en el lugar como un animal enjaulado.
- Yo te aseguro que ese desgraciado no va a quitarte a tu hija y que no va a volver a dañarte, te lo juro como que soy un Valcárcel.-me aseguro haciendo que le mirara a los ojos con su manos en mis mejillas.
- Mientras que no tenga la ley de mi parte y un documento que me asegure que aun cuando yo estuviese muerta ese desgraciado no va a poder tocar a ninguno de mis hijos, no pienso arriesgarme a salir de ese lugar.-le asegure sacando fuera el miedo que guardaba mi alama.
- Pero Alex no te das cuenta que como sigas en sus manos cualquier día va acabar con tu vida y con la de tu hija.-gruño juntando nuestras frentes.
- No voy a durar mucho tiempo en manos de ese tipo, ya tengo todo muy arreglado, es más mañana tengo cita para registrar a mi hija como solo mía y con las pruebas claras de que su padre es peligroso para ella, de esa forma tendré a la ley de mi parte sin permitirle denunciarme para robármela.-le conté en un susurro que solo él escuchaba.
- ¿Y quién me asegurara a MI que en ese tiempo no puedes morir?-me pregunto cerrando con fuerza sus ojos.
- Travis, ahora mismo le sirvo como una especie de trofeo delante de todos sus accionistas y le hago más falta viva que muerta.-le conteste dándole un beso imperceptible en la nariz.
- Vale, pero dime que tienes planeado después de conseguir tener a la ley de tu parte que harás.-interrogo algo calmado.
- Primero te entregare a ti a mi hija, en el sobre que te entregue ayer hay un documento certificado ante notario, firmado de mi puño y letra, que te hace el tutor legal de mi hija, en cuanto mañana tenga definitivamente a la ley de mi parte, te mandare los documentos junto a uno de mis aliados.-le empecé a contar la parte sencilla del plan.
- Mi familia y yo guardaremos todos esos documentos, Bayan tiene una copia certificada que te acredita como la esposa de William Valcárcel aquí en Estados Unidos, muestra también esos documentos para generarte un nuevo colchón.-me aseguro con una sonrisa triunfante.
- Pasado mañana una vez tengamos todos los documentos bien protegidos, a la entrada del colegio te entregare todas las pertenencias de mi hija junto a las mías y a la salida te pido por favor te quedes con mi hija en mi lugar.-le rogué dejando que una solitaria lagrima rodara por mi cachete.
- Eso está asegurado mi dulce amuleto, pero tú que harás.-me pregunto.
- Yo intentare escapar en una de las fiestas a las que ese desgraciado me lleva para exhibirme como trofeo o le pediré ayuda a mis protectores que me ayuden a escapar.-le conteste.
Al entrar a la cocina cargando con una gran bolsa volví al presente de un plumazo. Me encontré a ese ser mirando hacia la puerta por donde entre. Me sentía como un alma condenada a pasar el resto de la eternidad condenada a vagar por las llamas del infierno sintiendo sus pies cada vez más ardientes. Sabia solo con mirarle a los ojos que buscaba un momento oportuno para dañarme, para herirme y humillarme. Pero esta vez no iba a ser como las anteriores, esta vez iba a rendir batalla y luchar para ganar esta guerra. Ahora debía luchar con uñas y dientes para ser libre nuevamente. Esta tarde pondría mi plan en funcionamiento.
- Me puedes decir en donde cojones te habías metido.-me pregunto con un grito acercándose rápidamente hasta donde me encontraba.
- Si eres ciego, te informo que fui a comprar unas cosas que a Aida le hacían falta para la comida y material escolar para mi hija, ya que le hacen falta.-le conteste con altanería demostrándole que ya no podría dañarme y solté la bolsa en el suelo.
- Quien te crees para hablarme de esa forma grandísima zorra, recuerda que puedo acabar contigo y esa mocosa en el momento que yo quiera, que se te grabe en la cabeza que me pertenecéis.-bramo empujándome con fuerza contra la pared logrando que mi toda mi espalda crujiera.
- Me creo una mujer no un objeto, recuerda tu que como se te ocurra tocarle o hacerle algo a mi hija te mato con mis propias manos y te vuelvo a recordar que mi vida solo me pertenece a mí, que soy la esposa de Will aun cuando haya muerto y tu solo eres escoria humana.-le grite bien fuerte pegándole un puñetazo en sus partes nobles y me prepare para una batalla que estaba dispuesta a ganar.