Muros del Pasado

Capítulo 21

PV Alex

Desde el momento que supe que Rayan era mi verdadero padre y que el señor Marco era su primo, algo dentro de mí se había terminado de romper. Resulta que tengo una hija con un tipo que es mi primo segundo y que esa misma persona me secuestro hace cinco años, alejándome de todos los que amaba tenía una pequeñísima parte de mi sangre. Como se puede llegar a ser tan malvado, porque tiene tanta envidia de Will y sobre todo de mí. Me sentía la peor cosa que había pisado este mundo. Me abrace aún más a mis rodillas sin fijarme en la hora. Esta noche había una fiesta a la que no quería asistir, quería acabar con todo este sufrimiento. Solo había una persona que estaba rondando mi mente en ese momento y que no podría ver aun que lo deseara demasiado.

Cerré los ojos con la intención clara de dormirme y con el deseo de no volver a despertar nunca más. Si algo me estaba manteniendo aún con vida es el anhelo de volver a ver a mis hijos una vez más. Después de una semana aun me dolían algunas partes de mi espalda y sobretodo las partes más vulnerables de mi alma.

  • Señora Alexa, me han mandado para ayudarla a cambiarse para la fiesta de dos horas.-me informo una de las muchachas de servicio que entro en mi cuarto después de tocar dos veces.
  • No deseo asistir a esa fiesta, solo quiero quedarme aquí encerrada y sin ver a nadie, no se dan cuenta de que me duele todo.-le dije sin girarme a mirarla.
  • Señora, tiene que levantarse, hoy será libre se lo juro, yo la ayudare a escapar.-me prometió sentándose a mi lado.
  • No prometas algo que no puedes cumplir y que sabes pude hacer peligrar tu vida, prefiero morir mil veces que cargar con la muerte de alguien mas en mi mente.-le asegure mirándola a los ojos sin levantarme de la cama.
  • Señora, esta noche vendrá gente que le ayudara a escapar y tenga una cosa segura esta noche vera a alguien que le hara sonreír otra vez.-me confirmo acariciando mi mano.
  • No vas a dejarme sola hasta que me levante para arreglarme para esa maldita fiesta llena de traidores.-le pregunte sonriendo delicadamente.
  • Tenga por seguro una cosa señora que si no estuviera segura que le iba a encantar lo que vera esta noche no le insistiría, además la persona que le comento, me entrego estas dos cosas para usted.-me informo la muchacha poniendo en mi mano un estuche pequeño y una especie de monedero.

Abrí el primero el monedero comprobando que eran objetos para defenderme, entre medias de las limas, la navaja y la daga se encontraba una pequeña nota que decía “esto te ayudara para que no vuelvan a herirte preciosa, hay tres broches con dos geo-localizadores que deseo los uses”. Una sonrisa más amplia se extendió en mi rostro después de leer la nota y cogí entre mis manos los dos broches. Uno era una especie de pasador de pelo y el otro era un broche con forma de rosa. Los puse encima de la mesa y sujeté entre mis manos el otro estuche con miedo de descubrir lo que en este se encontraba. Al abrirle las lágrimas rodaron descontroladas por mi rostro, en ese estuche se encontraban mi anillo de compromiso, mi anillo de boda y aquel colgante que Will me regalo cuando hicimos oficial nuestra relación, colgante de la pluma con la mariquita y nuestras iniciales. Algo en mi interior volvió a brillar de la idea loca que se anido en mi mente, pero al momento aquella imagen apareció en mi mente y me volví a sumir en la oscuridad de mi dolor.

  • Venga señora vaya al baño y dese un relajante baño, mientras que yo preparo las cosa para arreglarla.-me animo la muchacha obligándome a levantarme de la cama.

Hice todo lo posible por no levantarme pero hacia días que mi alimentación era mala y en ocasiones comía fatal. Sin protestar más, entre en el baño y me di una larga ducha. Al terminar de aclarar la mascarilla de mi pelo y la espuma de mi cuerpo salí de la ducha, para sentarme encima de la tapa del váter. Mi cuerpo se reflejaba en el espejo de cuerpo entero que se encontraba en la puerta. Puede ver las pocas marcas que quedaron de aquel día, aun me quedaban algunas costras en algunas partes de mi cuerpo.

  • Señora ya está todo listo.-me pidió la muchacha asomándose en por la puerta.
  • Estoy horrible, estas marcas serán imposibles de quitar fácilmente de mi cuerpo.-murmure mirando fijamente mi reflejo.
  • Con o sin ellas usted siempre será hermosa, por el simple hecho de ser mujer.-comento la muchacha con una sonrisa en su rostro.
  • Si no recuerdo mal, tu eres la chica que me dijo Piero que le traía la cabeza vuelta loca.-comente sin pensarlo dos veces y sonriendo al ver su sonrojo.

Salí a aquella habitación acompañada de la muchacha que me ayudo a ponerme el vestido y los zapatos. El vestido era uno azul oscuro casi negro, con degradado en la falda hasta que se volvía totalmente blanco y de escote recto. Me dirigí hasta la otra caja que había traído aquel idiota hace una semana y al abrirla gire los ojos. Este tipo tenía el gusto en el culo a la hora de combinar colores y zapatos. A quien se le ocurre juntar sandalias rojas de tiras finas y de tacón de aguja con este vestido. Sin pensarlo dos veces me dirigí hacia la zona del vestidor donde se encontraban los zapatos. Revise concienzudamente los que ahí se encontraban y me decante por unos negros de terciopelo con tacón medio.

Una vez Lisa me ayudo a arreglar mi cabello, me contemple en el espejo que se encontraba al lado de la cama. Cuando la puerta se abrió de golpe no pude hacer otra cosa que pegar un brinco en mi lugar de lo concentrada que estaba mirándome al espejo. Mire hacia el idiota que había entrado al cuarto y en el momento que mis ojos se posaron en ese desgraciado, mi estómago se revolvió avisadme de la arcada que se avecinaba a mi boca.

  • Zorra es hora de que salgas de aquí y me da igual si estas desnuda.-me ordeno Evan caminando con decisión hacia a mí.
  • Señor, salga ahora mismo de este cuarto, su padre le prohibió acercarse a la señora y más si no hay alguno de sus hombres en el mismo cuarto.-le aviso Lisa señalándole con su dedo.
  • Apártate escoria que tú a mí no me das ordenes.-le grito empujándola lejos de su camino.
  • ¿Quieres que te haga otra cicatriz en la cara como la última vez?-le pregunte con la lamparita de noche en la mano.
  • Te quiero abajo ahora mismo como tenga que subir a buscarte juro que te arrastro de los pelos, recuerda que tú eres la culpable de la desaparición de la mocosa, que realmente a mí me la suda que le pase lo que sea así no me molesta.-me comunico saliendo de la habitación.
  • Yo soy usted y le hubiese plantado la lámpara esa en la cabeza para que le brillen las ideas con lógica.-me comento mirando de mala forma a la puerta.
  • Alex, Luisa, ¿están bien? ¿les hizo algo ese energúmeno?-nos preguntó Pietro al pasar por delante de mi cuarto.
  • Quédese tranquilo señorito Piero, con su permiso voy a prepararme para la fiesta.-contesto la muchacha saliendo de la habitación.
  • Cielo si quieres estar con ella haz algo pronto o la perderás.-le aconseje acariciándole la mejilla.
  • Ten seguro que no quiero que otro hombre se cruce delante suya, pero prefiero verla con otro hombre a que mi padre se entere y la mate o le haga pasar la misma tortura que a ti.-me comento abrazándome contra su pecho demostrándome la carga que soportaban sus hombros.
  • Piero, no dejes que tu padre frene ni tus sentimientos ni tu destino, tienes diecinueve años y eres libre de caminar como queras.-comente separándome de su cuerpo y besando su mejilla.




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