Musica Ligera

CAPÍTULO 4. HIMNO A LA BATALLA.

 

Lo hice de inmediato con pánico. Me ardía la garganta de respirar por la boca  y el brazo derecho por golpearlo varias veces contra el entramado bosque separando la vegetación. A pesar del ruido procure parar oreja a otros sonidos y si estos no fallaban estaba segura que me pisaban los talones. 

-¡No te detengas!- grito el secuestrador.

Me encogí y ahogue un grito, escuche los sonidos más extraños  algo que no creí  presenciar en vivo, los reconocía de las peliculas de espias, fue una rafaga de disparos . Me obligue a seguir un pie tras otro. No lejos, en mi espalda oía  el extraño ruido de las cadenas serpenteando listos para encontrar a su víctima, el viento ser rasgado por una espada y luego metal contra metal. Escuché a alguien gemir pero no me permití regresar la mirada.

¡Demonios! Una brecha irregular en el suelo pise, desequilibrada caí en la tierra.

El sujeto se paró frente a mí con la cara desencajada.

Yo no me pude levantar, pero él lo hizo fácil me agarró por la cintura me echo en su hombro como costal de papas y así de la nada empecé a ganar altura, de nuevo.

Deje de respirar, era millones de veces peor que cruzar los árboles por sus ramitas desde donde empecé a ver parecía un bosque de brócolis y no unos árboles reales.

El aire me oprimio los pulmones deteniendo mi alarido, quise cerrar los ojos pero no resultó esa sensación  duró hasta llegar a una pradera el descenso requirió de toda mi voluntad para no gritar.

Sabía que el idiota me dejaría caer si no me apresuraba a bajar solita, dejó que lo hiciera con los pies en la tierra mire a nuestros atacantes por los ruidos de armas de fuego espere a divisarlos con rifles o algo mas enseguida.

- Este bosque sólo trae problemas- dijo mirando a todos lados.

-¿Qué fue eso?

Vi el valle donde nos detuvimos con algún que otro árbol llorón en las esquinas era amplio unas sombras se abrían paso llegando de frente  era las  sombras de personas, conjecture con desatino que el secuestrador impedía a las personas alcanzarnos y por eso se alejó.

Podría ser el ejército, estaba por pedir ayuda vociferando agitando las manos y eso pero algo me detenía. No reconocía bien la figura humana.

Si eran humanos al menos podría echar a correr un poco para gritar, por que vamos ¿Que otro ser estúpido sino un humano ocuparía un arma de fuego?. 

-¿Quiénes son?

-Creaturas  buscándote y traen  problemas- dijo con los dientes apretados y expresión controlada.

Eso no me quedaba claro , agucé la vista, algo estaba mal en esos hombres pero no identificaba bien que, si fuesen del ejército no portaban el uniforme gris sosos  y las armas no coincidían con lo que solían cargar.

Aquellas formas  se hallaban lejos y eran  apenas un puñado, el sonido de hojas siendo pisadas a la derecha de  la tropa detuvo su andar. Aparecieron unos animales.

Se me cayó el alma a los pies,  una  terrible y peligrosa mutación salió graznando fijando sus ojos felinos en nosotros.

Unos animales de pies largos anormalmente delgados , parecían patas como las águilas su torso de un dorado opaco se encorvaba y erguia para  dar máximo un metro cincuenta su cabeza era lo más parecido a una serpiente  pequeña  con melena lacia y blanca de león. No tenía la fuerza ni la curiosidad para saber  de esas cosas. 

Hicieron un movimiento repentino y abrupto con el hocico y se desató el infierno.

Siete sombras con pintas de hombres altos y  uniformados de color negro , de botas altísimas corrieron al parejo. Los animales de dos patas sisearon y saltaron al frente  saliendo del linde del bosque, comenzaron ambos a correr primero de frente  haciendo ruidos guturales, en el punto donde se encontraron nadie hizo nada.

Se giraron hacia nosotros.

Para él sería tan fácil como dejarme sola aquí, tenía miedo, mi instinto de supervivencia se había activado , pero no supe emplearlos me congele en el estallido de la conmoción  di media vuelta para encarar a un secuestrador de ojos rojos y piel crema que no me observaba.Sacaba un frasco ambarino de su gabardina en lo que yo estaba atrapada en mis propios pies inútiles, 

Me quedaba un segundo para lo que fuera, me arriesgue a correr hacia atrás.

Moví los músculos  rápido, pasándolo de largo en sentido opuesto después de empujarlo sin querer de lado, sin atreverme a saber que seria de el. Se escucharon golpes y un rígido graznido aullido o rugido.

Ni  dos metros  saque de ventaja ya me rodeaban dos... ¿hombres? 

De serca eran descomunalmente enormes sus brazos fornidos expuestos a la intemperie no tenían la apariencia de piel sino de una capa de ropa ceñida como la licra de textura escamosa  sus  pies enormes no traian botas eran sus pies descalzos y  por las pantorrillas tenían un  hueso o cartílago sobresaliente como aleta antes de difuminarse con su pierna, la cabeza era lo peor con cuencas hundidas nariz aplastada y el nacimiento del cabello negro como la noche  muy pegado al cráneo. De sus  palmas con garras tomaban un par de fusiles de largo alcance  listos para apuntarme. Lo último que alcancé a ver de esa escena fue  la punta del arma de fuego acudir a mi pecho. 




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