El incesante sonido de mi despertador se estaba comenzando a volver molesto pero sabía que debía levantarme o llegaría tarde al colegio, como pude me senté en el borde de la cama, vi el reloj y eran las 6:30, quería quedarme un poco más pero tenía claro que si no me levantaba quedaría dormido allí, con bastante esfuerzo me levanté de la cama, apague el despertador y luego fui a abrir las cortinas pero se me había olvidado que el sol de la mañana siempre apuntaba en mi ventana, así que un poco cegado y dormido salí de mi habitación en dirección del baño, en el camino pase por la pieza de mi hermana quien se estaba arreglando la hermosa cabellera dorada que había heredado de nuestro padre, por mi parte yo era pelinegro como nuestra madre; después de que ya estaba listo baje con mi morral en el hombro, ya todos estaban desayunando, mi padre, un hombre bastante alto y fornido con su camisa que tenía ceñida al cuerpo demarcando sus músculos, era un ex militar pero ahora se había dedicado a algo que él quería, tenía su propia guardería, mi madre quien se encontraba leyendo algún libro sobre botánica era dueña de una hermosa floristería, sus facciones irradiaban felicidad, tanto así que parecía un sol; mis padres se habían conocido un día que mi padre fue a la floristería de mi madre por un ramo para mi abuela, desde ese día él fue constantemente a verla y siempre le compraba una que otra flor, hasta que un día al fin pudo declararle su amor, después de un tiempo se casaron y se fueron a vivir a una hermosa casa donde mi madre podía cultivar muchas de sus flores; luego estaba mi hermana que seguía sumida en sus pensamientos junto a un pesado libro de su universidad, aquel era un hermoso día, quien diría que más adelante se desataría un infierno.
Después de desayunar mi hermana y yo nos sentamos un momento en la sala, ella ahora se encontraba inmersa en su celular, yo por mi parte me había sumido en un poco de televisión, estaban pasando dos noticias que aún seguían conmocionando al mundo, hace unas semanas en Australia había caído un meteorito que había dejado un cráter de 800 metros destruidos, por suerte no hubo heridos, pero eso no era lo sorprendente, lo que sorprendió a todos los medios, empresas y demás fue que cuando le hicieron un análisis, encontraron unas bacterias que con un tiempo de análisis descubrieron que estas guardaban en su genoma una gran similitud con el de los humanos y se podrían analizar una gran parte de las enfermedades humanas, muchos estaban a favor y otros en contra de la utilización de estos microorganismos para la medicina, pero ya los científicos habían comenzado su investigación, comentaban que esto era como un regalo caído literalmente del cielo, otras personas un tanto paranoicas comenzaban a decir que esto significaba el fin del mundo, simplemente todo se estaba volviendo un remolino de ideas y opiniones un tanto extravagantes; la otra noticia hablaba de la estación espacial Yocasta, el centro de investigación espacial más grande que se había construido, estaba cumplido 4 meses de haber llegado a las mediaciones de la luna. Sentí un ligero toque en el hombro y al voltearme a ver vi la reconfortante sonrisa de mi madre.
-Ángel, ya ha llegado Martin y te está esperando en la puerta-
Al levantarme y salir por la puerta vi 2 autos parqueados en frente de la casa, uno rojo y otro gris, sabía que debía dirigirme al de mi amigo, pero no pude evitar pasar la mirada por el rojo donde estaba parado el novio de mi hermana, Yeremi, un muchacho alto con barba, gafas oscuras, una chaqueta de cuero negra, una camisa gris y unos Jean oscuros.
- Cuñadito hola ¿De camino al colegio? -
- Sí-
- Oye ¿Sabes si Alice se tarda?, vamos tarde a la universidad-
- No, creó que le había quedado algún libro o algo así-
- Listo buena suerte en tu día-
-Vale-
Me terminé de despedir y me subí al auto de Martin.
- ¿Seguro que tú hermana y mi hermano se la llevan perfectamente? -
-Tan seguro como de que si no arrancas inmediatamente vamos a llegar tarde y no vas a encontrar donde parquear el auto-
-Buen punto-
En todo el camino me estuvo contando de cómo le había ido a él y al grupo del colegio en el juego de ultímate que habían tenido el fin de semana, también me conto que pronto cumplirían 2 años de relación con su novia y que cada vez estaba más seguro que cuando nos graduamos a final de año le pediría que se fuera a vivir con él a su departamento, una idea un tanto apresurada, pero si él era feliz yo también lo era. Cuando llegamos de pura suerte y azares del destino alcanzamos a conseguir un buen lugar para estacionar, aún faltaban 5 minutos para que sonara la campana, pude ver un gran camión parqueado enfrente de entrada, estaban bajando utilería para una obra de teatro que pronto íbamos a presentar.
Al llegar al salón simplemente nos sentamos donde siempre, yo me hacía en la ventana, siempre me gustaba ver un poco hacia afuera cuando me terminaba aburriendo, en la parte de atrás se sentaba Martin junto a su novia Juanita, el día transcurría con una ligereza de normalidad y rutina. En un momento llego un estudiante al salón, su nombre era William, pertenecía al grupo del coro y de teatro.
-Buenos días, profesor ¿Me permitiría a Ángel? Es que lo necesitamos en el auditorio-
-Claro-
Al salir simplemente fuimos al auditorio, nadie dijo nada, cuando llegamos todos los que nos íbamos a presentar en la obra de teatro estaban allí solo faltábamos William y yo, el señor Harley estaba sentado en los puestos del público, el salón estaba en silencio, su forma permitía que todo el sonido se propagara tan bien que casi a veces ni necesitábamos micrófonos, también porque era un salón a prueba de sonido. La charla motivacional del profesor se llevaba con mucha tranquilidad, tenía que ignorar la constante vibración de mi celular ya que en el colegio no se nos tenía permitido contestar a menos que fuera en descanso o en cambio de clase; de un momento a otro el auditorio fue llenado por el chillido de la alarma contra incendios, nadie sabía que estaba pasando afuera, luego la voz de la secretaría del colegio sonó, se escuchaba un tanto agitada y temerosa.
Editado: 14.02.2021