Muto (en corrección)

Soy el mismo diablo

-Ángel, hijo el desayuno está servido ya puedes bajar-

Escuché la voz melodiosa de mi madre que me llamaba desde el primer piso, abrí mis ojos con algo de pesadez, vi todo a mi alrededor, me contaba en mi habitación, todo estaba como siempre, mi telescopio apuntando a la ventana, mis libros desordenados en mi mesa, todo estaba como siempre, un respiro de tranquilidad invadió mi ser, por fin había despertado de la pesadilla había vivido, vi a mi reloj de mesa y vi que eran las 9 de la mañana el sábado 23 de mayo.

Me levanté con rapidez y llegué al primer piso la primera persona a la que vi fue a mi hermana que iba subiendo las escaleras, no me resistí y le di un fuerte abrazo mientras ella se quedaba quieta.

- ¿Ángel qué se supone que estás haciendo? -

-Alice, solo Cállate y dame un abrazo-  

Ella por su parte me devolvió el abrazo de una manera suave, cuando rompí el contacto llegue lo más rápido que pude a la cocina mientras mi madre terminaba acomodar los platos en la mesa, corrí a ella y le di un fuerte abrazo repartiendo besos en su sedoso cabello negro provocando que ella se riera por mi actitud.

-Ángel cielo santos ¿Hoy qué tienes? -

-Nada solo tuve una pesadilla y creí que no los había visto por meses-

-Hijo deja de decir ridiculeces, nos vimos anoche antes de que te fueras a dormir-

-Vaya que está pasando por aquí-

Mi padre entró a la cocina mientras cargaba la comida que había ido a comprar, fui rápidamente a su encuentro colocando las cosas en la mesa y dándole un fuerte abrazo, enserio me sentía como si hubiera llevado meses sin verlos.

-Vaya, pero nos levantamos de muy buen humor, Elizabeth, pero ¿Qué le bicho le pico a este muchacho el día de hoy? -

-A mí no me preguntes, dijo que soñó que no nos había visto por meses-

Mi padre hizo un simple movimiento con sus hombros y me devolvió el abrazo, el resto del día fue perfecto, salí con mis amigos en la tarde, Martin y Juanita estaban felices como siempre, Rebeca y yo nos burlábamos de cosas del colegio, otro de mis mejores amigo Dean había llegado con la comida favorita de Rebeca, aun me preguntaba cuando le iba a declarar su amor a ella, al caer la noche fuimos con mi mejor amigo a mi casa, ya que como era costumbre él iba con mi cuñado a cenar ya que sus padres solo los venían un poco tiempo en las fiestas, ellos eran más parte de nuestra familia, mi padre entro a la sala del comedor acompañado de mi madre, ambos fueron dejando los platos en la mesa para luego servir una botella de vino.

-Muy bien como ya saben y es nuestra costumbre brindo por esta hermosa familia-

- ¡Salud! - 

Todos chocamos copas entre risas, hoy había sido un día perfecto como ningún otro, me sentía tan feliz, tan completo, todos comenzaron a cenar por lo tanto lo hice yo también, sin embargo, cuando mire a mi plato me encontré con una imagen nada agradable, era algún tipo de sopa viscosa café, me preguntaba si es que habían intentado alguna nueva receta pero al momento en que levante la cuchara mis ojos se abrieron como platos, frente a mi tenía un dedo, un dedo humano, al momento de levantar la vista a mi familia mi rostro se desfiguró por completo, los rostros de mi familia ahora eran los deformes rostros de los infectados, con partes faltantes y miradas perdidas.

- ¿Qué ocurre hijo no tienes hambre? Es tu favorito-

Los gritos de la calle comenzaron a invadir el ambiente, gracias a que la ventana daba a mis espaldas no faltó más que girar un poco mi cabeza para ver cómo la gente se atacaba nuevamente entre ellos; volví a girar el rostro para ver nuevamente a mi familia, solo que ahora todos me estaban sonriendo de manera macabra.

-Vamos Ángel come-

Volteé a ver una vez más el plato solo que en esta ocasión vi mi reflejo, yo era uno de ellos. 

La mañana llegó de manera impetuosa como era de esperarse, unos pocos rayos de sol los que iluminaban todo a su alrededor, podía notar que nadie más se había despertado, mi rostro se encontraba algo húmedo, había llorado, ahora que me preguntaba ya no me acordaba cuando había sido la última vez que había llorado desde que esto había dado inicio, limpie mis lagrimas con mi camisa y me quede pensando allí en todo lo que había visto, no era una persona de augurios ni nada de eso pero aquel sueño se había sentido tan real, casi de que fuera una premonición para mí, sin embargo, no quería ponerle mucha atención a ello y menos hoy sabiendo lo que se acercaba, poco a poco todos se fueron levantando, Cacia estaba con el mismo hombre trajeado, parecía estar más nervioso que todo el mundo y ella solo parecía estar dándole unas palabras de apoyo, no tardaron mucho en entrar aquellos hombres solo que esta vez sin los niños.

-Hey Popa levántate, tu amo te espera...-

Muchos guardaron silencio y otros parecían darle ánimos.

-...Muy bien todos hagan una línea, tu también niño bonito-

Uno a uno fuimos saliendo y fuimos esposados a nuestras espaldas, luego nos llevaron por un pasillo donde podía oír algo de música clásica, el lugar al que entramos era un poco extraño, era obviamente el primer piso del centro comercial para ser más claro era la plaza de comidas cerca de las escaleras eléctricas, habían dividido el lugar en dos costados, uno de ellos era donde nos encontrábamos nosotros y de otro lado había infectados, pero no cualquier clase de ellos, a algunos les habían puesto cuchillas en las manos, a otros les habían atravesado los brazos de extremo a extremo asemejando a mazos medievales.



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En el texto hay: zombies, accion, venganza

Editado: 14.02.2021

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