Habíamos conseguido escapar de todo por pura jugarreta del destino, aún sentía el calor humano en mi mano, era una sensación que había olvidado, parte de mi ser no se sentía precisamente humano, después de todo muchas de mis víctimas habían muerto así mientras era Lex, a veces sentía que mi humanidad cada vez era menor, no sabía en qué momento olvidaría todo lo que alguna vez me hizo considerarme humano, no sabía si en algún momento todos mis recuerdos desaparecerían nuevamente, si en algún momento comenzaría a atacar a las personas, tenía demasiado miedo de volverme la criatura de la que todos estaban hablando. Caminamos por las calles desoladas de la ciudad, mi cuerpo dolía demasiado, aunque tampoco me quería imaginar cómo estaba Sam, ya que a simple vista se notaba que no podía caminar bien y necesitaba de mi ayuda; la tormenta en serio había sido un diluvio casi bíblico, no encontrábamos ningún muto o señas de sus cuerpos; al final para medio día conseguimos llegar de nuevo al poblado, de los pocos que habían conseguido sobrevivir unos estaban ayudando a los heridos, y los demás observaban con desasosiego el exterior, sus almas temblaban dentro de sus cuerpos, era entendible, ellos jamás habían salido de ese cómodo nido de serpientes que los protegía del exterior, no sabían lo cruel que era este nuevo mundo, aunque entre tantas caras y ojos afligidos podía ver que se abrazaban por haber sobrevivido a todo lo que estaba pasando.
- ¡Samuel! -
Oímos el grito de una mujer que resonó por sobre todos, luego vimos cómo era recibido por Greta con un abrazo no se hizo esperar, después de todo es amor de madre que jamás pudo dar, con cada ojeada sobre las heridas que tenía brillaba una luz en la mirada de una madre que quería proteger a su hijo a capa y espada de un mundo cruel y mortal; la gente se comenzó a aglomerar a nuestro alrededor y sin previo aviso nos levantaron en brazos mientras gritaban vítores en nuestro honor.
Los días pasaron, Sam y yo fuimos atendidos por las heridas que tuvimos, el pequeño consejo de la rebelión juzgo a todos aquellos camaradas de Emerson que consiguieron sobrevivir la noche, luego se decidió la suerte del pueblo, ahora enfrentarían este mundo que tanto habían ignorado, no podían quedarse, sentían y sabían que ahora se convertirían en un blanco de la organización.
- ¿Estás seguro de que no deseas venir? -
-Sí, lo mejor será que yo siga mi camino, no quiero que los estén buscando por mi culpa-
-Ángel por favor cuídate, no te metas en más problemas-
-No prometo nada Greta-
Me dieron un último abrazo y se marcharon, todo el mundo había tomado lo que pudo, otro remanente civilización humana que desaparecía, tome mis cosas y deambule por las calles de la ciudad esperando poder encontrar algún vehículo que sirviera, habían muchos lugares en los que habían carros agrupados pero muchos de estos no tenían combustible, escuché un disparo que resonó por entre las ruinas, camine mientras me escondía entre las chatarras oxidadas, otro disparo más y otro y otro más, gracias a esto pude conseguir llegar al lugar de donde provenía todo, solo podía ver unos cuerpos tirados en el piso y alguien que estaba retrancado contra un muro, podía oír su respiración pesaba, me acerque a un más y pude ver lo lejos una moto sobre el pavimento, se veía en buen estado, pero luego voltee a ver una vez más al hombre, podía oír que estaba sollozando, luego ví la razón, tenía una herida bastante grande al nivel del abdomen; estaba intentando meter parte de sus entrañas pero cada vez se veía más y más débil.
-No, no, por favor-
Salí de la seguridad de mi escondite, el hombre con ojos llorosos me comenzó a apuntar, levanté las manos en son de paz.
-No te voy a hacer nada, déjame ayudarte-
- ¿Cómo vas a ayudarme?, Todo sabemos lo que ocurre cuando estos seres te muerden-
Lo único que alcancé a hacer fue a gritar ''no'' antes de que el hombre tomara el arma que tenía en su mano para acabar con su vida; cada vez sentía que la cantidad de personas a las que pudiera ayudar iba descendiendo drásticamente, si tan solo fuera más fuerte quizá sería capaz de ayudar a todo el mundo, pero sentía que mi cuerpo quería ser egoísta, me acerque al hombre y cerré sus ojos, revise su arma, totalmente vacía, revise sus bolsillos, solo pude encontrar una foto ensangrentada donde aparecía el hombre y una niña, de seguro su hija, deje la foto en su bolsillo donde estaba, me acerque a la mochila que estaba a unos metros de él, comida toda caducada, nada que pudiera utilizar, luego ví la motocicleta, roge porque encendiera, tenía miedo de girar la llave y que no sonará, pero no hubo momento tan casi placentero que como escuchar el motor arrancar, acomode mis cosas en la parte de atrás, luego me volví a montarme para darle un último vistazo al cuerpo del hombre, los cuervos ya estaban llegando al igual que los buitres a darse un festín, sus ojos negros sin vida no paraban de verme, era una suerte que solo afectará humanos. Los árboles de pavimento se iban perdiendo entre los árboles de madera, no había amado viajar tanto como en este momento, las vías era el único lugar donde sentía que no había nada como esto.
Los días pasaban, evitaba quedarme lo que más pudiera en la ciudades, por las que había pasado no era bonito lo que veía, estaban no solo llenas de muertos, sino también de personas demasiado hambrientas, aún tengo en mi cabeza la imagen de ese par de niños que acababa de ver en la ciudad anterior, ellos parados con una pijamas demasiado harapientas, cuando intente acercarme salieron a correr, luego pude ver que la fogata que tenían estaban asando algo, pero cuando me acerque más note lo que era, era una pierna humana, quede por un momento paralizado y decidí mejor irme antes de que volvieran.
Editado: 14.02.2021