- Tu eres Lucy Silverstone - Apunta a mi amiga, rio internamente ¿Por qué nos pasara esto a menudo? Siempre nos cambian de nombre, o bueno nos cambiamos el nombre pero aja, esa no es la cosa, pero viniendo al caso ¿Por qué se hará el que no me conoce? Pero tampoco lo sacare a la luz, es mejor que Deilys no sepa quién es él en estos momentos, a lo mejor ya sabe quién es y quiere hacerse la ignorante.
- No ¿Porque? - Sonríe la muy descarada amiga mía.
- ¿Sabes o no sabes dónde está? - Dice ya irritado, mi querida amiga me mira y le hago señas con los ojos de que no diga nada.
- Lastima, no sé quién es- Se encoje de hombros- Pero sigue buscando.
- Exacto - Digo y por fin el nota mi presencia, cosa que dudo que no me halla notado - Si nos disculpas, nos debemos ir a nuestras casas- Tomo del brazo a Deylis - Bye, suerte buscando.
*Sé que eres tu cariño, nos veremos pronto* Si no quede petrificada en ese lugar fue de milagro, escuchar su voz gruesa en mi mente me dejo confusa.
Si sabía quién era ¿Por qué armo ese show?
Nos alejamos a paso rápido de donde estábamos, nos volvemos a mira y ahí es donde ella estalla en risas y yo no me quede atrás.
- No lo... Lo puedo... Creer que hallamos echo eso - Carcajeamos - Y de paso se la creyó.
- Sí.... Su cara fue épica - Literal ya me duele la pansa de tanto reírme - Quiero saber la cara que pondrá cuando se entere que estuvo en frente de mí –En ocasiones me siento tan falsa o una buena actriz diría yo.
Terminamos de reírnos, nos despedimos con un abrazo. Veo como ella se va alejando poco a poco, a un ritmo que sus caderas y su cabello pelirrojo se movían al son de sus pasos.
Y es ahí donde siento la soledad que me rodea, mis padres casi nunca están en casa y solo soy yo o a veces que mí querido hermano decide llegar a casa temprano o en ocasiones Liam viene a verme, pero no es fácil quitar el vacío que se posiciona en el pecho.
Bueno, camino un par de cuadras. Cuando estoy a punto de cruzar la calle hacia la plaza que debo cruzar para llegar a mi casa.
Es ahí donde el Ferrari negro que vi en el instituto se detuvo a tan solo centímetros de mí, miro con sorpresa y enamorada de aquel vehículo, siempre he querido uno, pero no me lo quieren dar. La ventana del piloto baja lentamente mostrando lo que está en su interior.
La curiosidad se murió cuando logre ver de quien se trataba, logre reprimí una sonrisa, se trata del mismo individuo que me ha estado siguiendo hace varios meses, jamás me imagine que este hermoso auto fuera de él, debe ser como la mayoría de personas del pueblo, ricos de una forma sucia e inimaginable o simplemente ni siquiera será suyo y solo quiere mostrar lo contrario.
Camino hacia mi derecha para seguir mi camino pero, el muy hijo de su mama retrocede el auto, entonces camino hacia mi izquierda y el adelanta el vehículo, ya harta de este estúpido juego decido hablar.
- ¿Me puedo ir a mi casa en paz o qué? - Digo irritada de esta situación.
- Lamento tu situación, pero no podrás ir a tu casa - Me mira con una sonrisa de suficiencia, lo mire con una cara de ¿Enserio?
-Baja le dos vaquero, yo me voy porque me da la gana, además ¿Quién te crees para decirme que no puedo irme a mi casa?
- Sube al auto - Lo dice sin más, pero ¿Qué demonios le pasa a este tipo?
- NO - Digo firme y dispuesta a irme por el otro camino más largo, pero antes de irme le digo- Además como puedes pensar que iré a subir a un auto de un desconocido, querido que más soñaste y si me disculpas me voy - Doy la vuelta sin dejarle alguna opción a que me siga.
-Luego no te arrepientas de tu decisión –Dice medio gritando para que solo yo lo escuche, no dije nada y solo seguí mí camino.
Cuando tan solo me falta una manzana por recorrer, para llegar a mí casa.
Sentí como mi sangre desapareció de mi rostro, sentí como mis manos se pusieron frías y una gota de sudor helado se deslizaba por mi cara.
Al ver la misma camioneta, la misma persona, sentí como mi corazón hacia presión en mi pecho y pude escuchar el latir del mismo en mis oídos.
Me dije a mi misma que no volvería a pasar por este camino, que buscaría otro camino, que no usaría el mismo, pero cometí el mayor error de volver a cruzar o tomar este camino.
Corrí, corrí lo más rápido que pude hasta llegar a un callejón, me metí corriendo y al Frenar de golpe para esconderme detrás de unas cajas, caí encima de ella. Escuche el motor de la camioneta detenerse en la entrada de callejón, me quede inmóvil, tiesa como la estatua. Sentí como mis músculos se tensaron al escuchar una puerta abrirse, el nerviosismo que se posiciono en mi cuerpo lo cual hace que respire con un poco de dificulta ¡MIERDAAAA! ¡AHORA QUE HAGO! ¡MALDICION! Maldigo mentalmente al escuchar pasos hacia donde me encontraba.
- Vamos hombre, no debe estar muy lejos. Esa chica las pagara muy caro, por haber hecho lo que hizo, esta vez no saldrá tan ilesa como la última vez - Dijo el conductor creo, para convencer al sujeto que estaba a tan solo poco metros de donde las cajas me cubrían, si daba unos cinco pasos más me llegaría a ver.
Editado: 31.10.2020