Cristian
Camino impaciente de un lado a otro, miro el reloj y ya son las 20:30pm. Me encuentro vestido con el esmoquin blanco, pero lo único blanco que llevo es mi saco y la camisa que va debajo de este más un corbatín negro y el pantalón más los zapatos que van del mismo color oscuro.
Un par de pasos captan mi atención en las escaleras, cuando mi vista cae en Lucy mi corazón salta de alegría al verla tan hermosa, sinceramente ella no sabe cuánto la amo. Como quisiera que esto no volviera a pasar y que tuviéramos una vida en paz por una vez en nuestra maldita existencia.
Lucy lleva un vestido completamente blanco, con una decoración de pequeñas flores negras enmarcando la parte baja de su pecho y algunas esparciéndose en la falda del vestido, este le llega hasta los hombros y de ahí baja una pequeña tela transparente hasta la mitad del antebrazo pero, más corta desde el inicio en su pecho hasta alargarse un poco en su espalda.
El vestido tiene algunas capas trasparentes, este le llega hasta la mitad de los muslos y de su cintura baja una capa trasparente hasta sus rodillas y por la parte trasera continua bajando hasta sus tobillos, lleva unos tacones negros con una tira en forma de X en la parte de al frente.
Mi mirada viaja rápidamente hacia su rostro, lleva un maquillaje sencillo pero elegante y no se le nota los golpes en el rostro, pareciera que nunca los tuvo. Para finalizar en su cabello lleva un moño bajo con una diadema blanca, esta ultima la hace ver como una princesa.
-¿Lista? –Pregunto buscando su mirada.
-Si –Es lo único que dice mirando a otro lado.
Inicie mi camino hacia la entrada y ella me siguió el paso. Nos subimos en silencio a mi auto, no quise iniciar una conversación pero, al parecer ella tampoco quería. Un suspiro triste salió de mis labios pero lo disimule encendiendo la radio, comenzó a sonar Don´t let me down y ahí la deje que sonara.
El camino fue algo tenso ya que los dos no sumimos en nuestros pensamientos, al llegar me estacione en la entrada bajando rápido del auto para abrirle la puerta a Lucy, le extendí mi mano para ayudarla pero ella no se dejó, solo la quito de su camino con una de sus manos.
Le di las llaves a la persona encargada de estacionar los autos, Lucy se me adelanto un poco pero, a paso rápido la logre alcanzar. Ella paso un brazo por el mío sujetando mi mano, la mire extrañado pero ella solo miraba al frente.
-Toma –Le dije pasándole la mascará, se la ata como puede detrás de su cabeza, le ofrecí mi ayuda pero se negó.
-Gracias –Fue lo único que me respondió.
Cuando llegamos a la parte donde ella debe firmar el libro, se tomó su tiempo cuando el chico encargado de que ella cumpliera el pacto le extendiera la pequeña daga para que cortara la palma de su mano y llenara el pequeño frasco que es para la tinta.
Soltó un suspiro cortando su palma, extendió su mano al pequeño frasquito y derramo un poco de su sangre en él. Cuando lleno lo suficiente el frasco abrió su palma, la observo sorprendida al ver que sanaba muy rápido, de una forma anti natural.
-Eso es normal cuando haces un pacto –Digo tranquilamente.
-¿Dónde firmo? –Pregunta ignorándome.
En ocasiones creo que ella no me quiere, siento que solo le estorbo. Pero de igual forma me mantengo a su lado, queriendo protegerla para que no le suceda nada malo. Ella fue el motivo de mi existencia, a un ángel no lo mandan a la tierra sin un tipo de trabajo. Lucy es mi trabajo, con ella tengo un vínculo que desearía que nunca hubiera existido. Ustedes creerán que es un vínculo de amor pero, lamento decirles que no lo es, este maldito vínculo de muerte. Un vínculo que el que muera no lo llevara la muerte sino que caerá en un sueño profundo donde la otra persona debe hacer un sacrificio para que despiertes. Y solo la persona despierta sabrá que sacrificio ejecutar para que despiertes.
-Listo –Dice Lucy haciendo que salga de mis ensimismamientos al terminar de firmar el libro sagrado.
-Ya podemos entrar –Digo posando una mano en su espalda baja para guiarla por donde pasar.
Al entrar pude notar lo sorprendida al ver la gran cúpula de cristal con un hoyo en su centro dejando que la luz de la luna llena de directo al gran piano que se encuentra en medio de la sala en una especie de tarima. Pero, solo la luz de la luna dará en el piano a medianoche, por eso Lucy debe tocar a esa hora. La luna deberá terminar el ritual.
-¡Cris! –Escucho mi nombre entra la multitud, busque de quien era y me encontré con esos ojos color cielo y cabello rojizo.
-Dalia ¿Cómo estás? Tanto tiempo –Digo sorprendido al verla en esa fiesta, una vez que me acerque.
-Claro tontito, llevas tiempo sin ir a Horizonte que ya nos tenías preocupado –Dice abrazándome y dándome un beso en la comisura de mis labios, escuche un carraspeo. Recordando que me encontraba acompañado.
-Ella es Lucy –Me separe de Dalia para poder presentarlas.
-Un gusto –Lucy le sonríe falsamente, sin ni siquiera ocultar su desagrado le extendió la mano.
-El placer es mío –Dalia la tomo con carisma o eso creo.
Editado: 31.10.2020