Ha pasado una semana ya desde el baile de mi cumpleaños más la ceremonia del ritual. A pasado una semana desde que Morfeo se mostró ante mí dándome un presagio que el oráculo me había enviado hace meses, pero por alguna razón no me había llegado, eso último me había dejado pensativa. Pero, para mi desgracia al escucharlo ya había cumplido con la mayoría.
Solté un suspiro agotado bebiendo un poco de la taza de chocolate caliente que llevo en mis manos, me encontraba caminando escalera arriba. La casa estaba algo silenciosa, Oleg dijo que me visitaría mañana para ver cómo estaba y traería algo de comida; a Deylis no la he visto desde hace como cuatro días, Azazel me dijo que estaba en una misión pero no sonaba muy convencido para cuando me lo dijo; el ultimo no sé nada desde ayer, lo cual me pareció raro.
Ustedes se preguntaran si Cris sigue enojado conmigo por lo de la muerte de su amiga, realmente creí que me iba a dejar de hablar o que me asesinaría. Siento que lo tomo muy a la ligera y eso me tiene preocupada, porque no sé por qué lo habrá tomado así, sé que debe ser un golpe de suerte pero, por más que odies a una persona nunca le desearías la muerte o siquiera ver como la vida se le va de los ojos. Ese sentimiento es horrible y lo he experimentado muchas veces con él.
Para resumir esta semana Cristian ha estado algo distante, perdido en sus pensamientos. Me dirige una que otra palabra, cosa que no me molesta por que sé que está dolido en lo más profundo de su ser por la muerte de Dalia y le he dado su espacio porque sé que lo necesita.
Entro en mi habitación cerrando la puerta detrás de mí, me dirijo directamente hacia la ventana, abriendo como podía esta. Cuando la abrí me senté en ella observando las estrellas pero, esta vez no había luna. Me tome la taza de chocolate caliente con calma disfrutando de la vista.
Los arboles cubiertos de nieve, el aire frio que corría, una paz me invadió por completo. Todo está en una calma que podía ser algo inquietante; cuando me termine la taza de chocolate, coloque la taza vacía en la mesita de noche para luego tomar una manta y volver a la ventana. Como pude saque la mitad mi cuerpo por está girándolo quedando con la vista al cielo, busque con la mirada algo de donde sujetarme para salir hacia el techo, cuando me sujete y supe que no me caería.
Tome impulso con mis pies para subirme más rápido y lo logre, cuando llegue al techo este se encontraba completamente lleno de nieve, me arrodille en la nieve colocando la palma de mis manos en esta. Diciendo las siguientes palabras:
-Cum paulo calor, dicitur improbius tabescet nix, sed tantum paululum erit –Susurre, haciendo que la nieve comenzara a derretirse poco a poco. Quite mis manos de esta y ella sigue derritiéndose hasta que paro y dejo un cuadro lo suficientemente grande como para que extender una manta. Y así lo hice, me quite la manta de los hombros y la extendí en el suelo.
Me recosté en ella mirando los pequeños puntitos que adornaban el cielo, esta noche es mágica. Tranquila, silenciosa, sin que nadie te moleste. Lo que yo necesitaba desde hace tiempo, los entrenamientos de mi poder con Azazel son algo agotadores, estos comenzaron el lunes de esta semana. Ya hoy es viernes alrededor de las doce o una de la madrugada, sé que es raro que este fuera a tales horas pero, me encanta observar las estrellas.
En ese momento una melodía de piano llego a mis oídos, una melodía que conocía muy bien. La melodía de la canción que había hecho con Cristian hace varios años.
El ritmo es lento, pero su letra significa mucho.
-¿Quién va a decir que el amor no es tan ciego si se durmió nuestra vela y al despertar se nos pilla mirándonos como si nadie nos vera? –Pude escuchar su voz en el viento.
-Siempre te he sido sincera a pesar estas barreras no son de hierro, ni acero derrúmbalas cuando quieras –Complete cantándole al viento, la melodía del piano se seguía escuchando.
-¿Cuál fue tu primer recuerdo? –Pude oír cómo le pregunto al viento.
-Lluvia encharcando nuestra ropa –Conteste mirando las estrellas.
-¿Y las recuerdas bonitas? –Vuelve a preguntar.
-Solo apreciaba las gotas –Canto en repuesta.
-¿Tu melodía favorita? –Sonrío al recordar la letra.
-La que recita tu boca…
-¿Morir o vivir una vida infinita?
-Morir cada vez que me besas.
-Déjame besarte más, hasta que nos pare el tiempo –Cantamos al unisón.
-¿Luego no te arrepentirás? –Le pregunto con una sonrisa al viento.
-El arrepentimiento se va, lo que más queda es el miedo de no volverte a tocar –Responde Cristian tocando la melodía en el piano.
-¿Sueles pecar de inocente? –Pregunta.
-Suelo pecar de mal juez –Es lo único que le respondo.
-¿Crees que existe un para siempre? –Pregunta.
-Sonríe y pregunta otra vez –Sonrío un poco.
-Hay muchos matices para un color, a veces la luna y otras el sol… Soy frio calor… Frio y calor…Suena una respuesta en mi interior cuando me preguntas ¿Qué es el amor? Somos tú y yo… Tu y yo –Cantamos los dos.
Editado: 31.10.2020