Apareciste cuando menos lo esperaba.
Apareciste cuando más la necesitaba.
Apareciste en el momento justo.
No eras una persona común y corriente, pero tampoco eras un ser mitológico, sólo eras tú.
Perdido y desolado, así estuve mucho tiempo, hasta que llegaste.
Oscuridad y sombras eran mis compañeras, pero se fueron cuando llegaste con tu luz y colores.
¿Cómo sabes que me lastima? ¿Cómo puedes ser tan fría y dura con algunas personas, y tan cálida y dulce conmigo? ¿Cómo podías ser lo que pensé que no quería, y resultaste ser lo que necesitaba? ¿Cómo pudiste curar mis heridas tan fácilmente?
Pensé que, al tener las respuestas, podría saber porque me cuidabas tanto, porque me protegías con esa fuerza, pero al fin me he dado cuenta, de que eso no es lo que necesito, que lo único que necesito es estar a tu lado, amándote como lo hago ahora, protegerte y estar agradecido de que me devolvieras la vida, mi vida que creí perdida.
No sé de dónde eres, pero no me importa. No sé cuál es tu origen, pero no me importa. No sé cuál sea tu tarea en esta vida, pero no me importa. Yo sé quién eres. Yo sé quién has sido todo este tiempo. Tú has sido y siempre serás mi protectora, aquella que vela por mi seguridad y me cuida, pero ahora es mi turno hacerlo. Mi pequeña guerrera. Mi hermosa luchadora. Mi Ángel.