My Angel

Capítulo 1. Chica nueva.

JungKook

–¡Hyung, ya me voy! –grité, bajando las escaleras con la mochila en mi mano.

–¡Espera! No olvides tu desayuno –me gritó de vuelta mi hermano, saliendo de la cocina con mi lonchera, usando su habitual delantal negro.

–Gracias, pero podía comer algo allá.

–Ya sé, pero me gusta consentir a mi hermanito –mencionó, revolviendo mi cabello.

–¡Hyung, me estas despeinando! –exclamé, quitando su mano y acomodando mi cabello.

–No aguantas nada, Kookie –se quejó, quitándose su delantal y pasando una mano por su cabello –. ¿Quieres que te vaya a dejar a la escuela? –preguntó.

–No, hoy quiero caminar.

–Está bien. Ve con cuidado y que tengas buen día. Nos veremos en la noche, no olvides llamarme.

–Claro que no. Que te vaya bien en la empresa –me despedí, cubriéndome con una chamarra, saliendo de casa.

Guardé mi almuerzo en la mochila, colgándomela en ambos hombros, dirigiéndome hacia la escuela, caminando lentamente. Mi nombre es Jeon JungKook, tengo diecisiete años y vivo con mi hermano, Kim SeokJin, el CEO más importante y reconocido de todo Corea del Sur, además de ser uno de los más jóvenes en el país.

Dirige la empresa que le fue heredada por nuestros padres, valuada en varios millones de dólares, reconocida por la pulcritud, belleza y sencillez de todos los proyectos que ha hecho. No sólo se dedica a la arquitectura, también está a cargo de varios departamentos de tecnología, accesorios, cuidado de la piel y demás, son demasiadas cosas en las que ha emprendido.

Somos hermanos de sangre, pero debido a una petición de mis padres, mi apellido Kim se cambió por Jeon, el de mi madre. Querían que tuviera una vida normal hasta que cumpliera los dieciocho años, edad en la que pasaría a hacerme cargo de la empresa, siempre con la presencia y apoyo de mi hermano, volviendo CEO como él.

Lamento mucho el tener que admitir que mi vida es todo menos normal, porque no creo que recibir burlas, abusos y maltratos sea algo normal en la escuela, todos allá me consideran su juguete personal. El chico tímido que jamás dice que no. El chico débil dominado por otros más fuertes que él. El chico solitario que jamás se queja.

No sé cómo fue que llegué a esta situación tan penosa, sólo se me ocurre un nombre: Hee-Young.

Hee-Young es la chica más hermosa de la escuela, de quien me enamoré perdidamente apenas la había visto, a quien deseaba tener de novia en un futuro. Recuerdo cuando decidí pedirle que saliéramos, ella aceptó de inmediato, así que creí que todo saldría bien. Tarde me di cuenta que sólo me utilizaba.

Cada regalo que me pedía, cada capricho y petición se los daba sin dudar, cosa que ella aceptaba gustosa… mientras salía con otro chico al mismo tiempo, siendo sólo alguien con quien salía cuando quería algo. Caí en sus redes como un imbécil, fui completamente dominado, y cuando quise salir, me di cuenta de que estaba cruelmente atrapado.

Odiaba esta sensación, odiaba este amor que parecía quemarme y destruirme, pero ya no podía evitarlo, me formé a lo que ella quería y en eso me convertí, en eso me quedé. Ni mi hermano ni mis amigos saben lo que sucede conmigo, lo decidí así, porque no quiero que se involucren, eso desataría un gran caos.

A pesar de todo lo sucedido, no le he contado mi secreto. ¿Cambiaría su actitud al confesárselo? Temó que la respuesta sea un sí, temó que eso sea lo que suceda, porque, aunque no lo quiera, eso me rompería por completo, me haría sentir patético, no quisiera que ella me aceptara sólo por la fortuna y prestigio que mi familia posee.

La familia Kim no sólo posee una de las empresas más grandes, también tiene la fortuna más grande en el país. Fácilmente nos reconocen en otros países, puede decirse, que tenemos poder casi ilimitado donde sea. Este poder se pasa de generación en generación, algo que tanto Jin como mis primos y yo heredaremos por completo algún día. Eso es muy tentador para muchos.

Cuando me quise dar cuenta, había llegado a la entrada de la escuela, decaído y triste como todos los días, dirigiéndome a mi salón. Dejé el almuerzo que hizo Jin para mí en mi mesa, mientras la profesora entraba a clase, seguida de una silueta que no vi muy bien, al estar concentrado en acomodar mis cosas.

–Buenos días, chicos –saludó, a lo que correspondimos el saludo en voz alta –. Hoy se nos une una alumna nueva, ella viene de Londres, por lo que me gustaría que le dieran una cálida bienvenida para que se sienta cómoda –anunció –. Por favor, preséntese ante la clase.

–Hola, mi nombre es Jhoath Jensen, y espero que no tener problemas con nadie en el futuro –se presentó la chica, llamando mi atención.

Su voz era ronca y suave, parecía arrastrar las palabras, pero entendías a la perfección lo que quería decir, incluso, podía decir que en su voz había calma y serenidad, algo tranquilizante. Su pronunciación en coreano era excelente, lo que te hacía pensar que era ciudadana coreana desde su nacimiento y no inglesa como nos hizo creer.

Al alzar la mirada, vi a una chica hermosa de piel clara, figura esbelta, cabello medianamente largo, de un color castaño claro y abundante. No era una chica inglesa en su totalidad, al menos, no me lo parecía, de seguro había una nacionalidad más en su familia, porque nunca había visto a una chica tan hermosa de manera tan natural como ella lo era.




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