My Angel

Capítulo 13. Sorpresa de cumpleaños.

JungKook

Jhoath está muy triste. Después de lo que sucedió en ese casillero, tiene un estado de ánimo bastante desanimado, y eso no me gusta en lo absoluto. Por primera vez, me siento avergonzado y hasta repudiado de las acciones de Hee-Young, es como si la estuviera viendo por primera vez como la persona que es.

Por primera vez, estaba dispuesto a decirle alguna ofensa o reclamo a Hee-Young sin importarme si desistía de salir conmigo, porque mi prioridad era Jhoath. Tampoco había visto a Jhoath ser tan agresiva y amenazante con nadie, de verdad, hasta a mí me dio miedo cuando le dijo esas palabras a Hee-Young, me hizo pensar que jamás debo hacerla enojar.

Sabía lo que ella estaba sintiendo, ese dolor y ganas de desaparecer, y fue por eso que la acompañe y la abrace. Fue la primera vez que vi a Jhoath llorar, fue la primera vez que la vi de un modo frágil y débil. Fue ahí cuando me decidí a ser su apoyo como ella fue el mío en su momento, quise abrazarla, consolarla, limpiar sus lágrimas y sanar su corazón, quise ser todo para ella.

Ese día se quedó en mi casa como siempre, hasta que Lina fue por ella y se fueron. Esa noche me quede pensando en cómo ayudar a esta chica que tanto me ha apoyado, me quedé pensando en cómo podía hacer que su sonrisa volviera, que esa actitud chispeante y divertida volviera a avivarse, pero no tenía nada.

Por ahora me dirigía hacia su casa, era fin de semana y esperaba se encontrará de mejor humor que ayer, esperaba que al salir pueda animarse un poquito, quiero volver a ver su sonrisa de nuevo, odio verla así de triste.

–Oh, hola JungKook, no sabía que venias –dijo Lina al abrir la puerta.

–Lamento no avisar antes, vine a ver si Jhoath quería ir a pasear un rato –mencioné.

–Ella acaba de salir, fue a comprar algunas cosas para la cena, pero pasa, espérala adentro.

–Gracias –dije entrando a su hogar y sentándome en un sillón cuando me ofreció asiento.

–¿Quieres algo de comer o beber?

–No, te lo agradezco, solo quiero animar a Jhoath, ha estado muy decaída y no me gusta verla así.

–Ni a mí. Esa chica cruzó el límite con Jhoath, no sabe el daño que le ha hecho –dijo Lina bastante enojada.

–¿A qué te refieres con eso? –pregunté, confundido.

–¿Qué ella no te lo dijo?

–No, ¿qué cosa?

–Jhoath guardaba ahí una agenda de notas que papá le dio a los dieciséis años. Ella cuidaba esa agenda con su vida y no dejaba que nadie leyera lo que tenía escrito hasta que necesitará una opinión –dijo, poniéndose de pie y sacando algo de un mueble.

Volvió a acercarse a mí, sosteniendo una agenda de una pasta azul marino que ya antes había visto. Imaginaba que era algo como un diario, así que nunca me atreví a tocarlo.

» Algo más en lo que Jhoath es buena es en escribir. Ella logra atraparte con sus líneas, con sus diálogos y con sus personajes, ella tiene un fin extraordinario, y cuando vi esto en la papelera, me asusté mucho.

» Pensé en repararla, pero parece algo imposible de hacer, y creo que ella se dio cuenta, porque parece que echó a la basura su sueño –dijo Lina de manera triste, acariciando la agenda.

En este poco tiempo que he convivido con Lina, me he dado cuenta de que ella es muy dulce y amable, casi igual que Jhoath, solo que Lina tiene esa aura de liderazgo e independencia que creo es algo que le atrajo a mi hermano.

A Jin siempre le ha llamado la atención esas chicas fuertes y seguras de sí mismas, pero por lo que me cuenta Jho, ella es casi un cachorrito cuando ve a mi hermano. Una vez que pude verlos juntos, noté algo en ellos: Amor.

No hablo de ese amor que te exige todo sin dar nada a cambio, hablo de ese amor que se complementa con el otro, ese amor que, en lugar de restar, suma. Sé de qué clase de amor habló porque fue algo que vi en mis padres a diario, y es el tipo de amor que tanto Jin como yo queremos ver.

Ahora conozco otra faceta de Lina. Ella daría todo por ver feliz a su hermana, trata de protegerla y de hacer que su sonrisa no se vaya, y la tristeza que ahora refleja no es fingida, es real, y eso conmueve mi corazón.

–¿Puedo verla? –pregunté, llamando su atención.

Ella asintió y me lo entregó. Abrí con cuidado la agenda y pasé con cuidado de no rasgar nada cada página. La pintura arruino la mayoría de cosas, había párrafos que no se entendían, hasta que unas palabras llamaron mi atención.




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