My Angel

Capítulo 23. Confesión inesperada.

JungKook.

–Hola, JungKook. ¿Cómo has estado? –me preguntó Hee-Young.

La miré de reojo. Tenía esa sonrisa típica de estar coqueteando, pero eso ya no hacía que mi corazón se sintiera acelerado, sólo estaba contando los minutos para que se fuera.

–¿Qué se te ofrece, Hee-Young? –pregunté sin mirarla.

–Yo… sólo quería saber si estas ocupado esta noche –contestó, algo confundida por mi tono de voz tan serio y seco.

–¿Para qué?

–Para que me ayudes a hacer unos ejercicios para la clase de matemáticas, debo entregarlos el viernes –suspiré, cerrando momentáneamente los ojos.

En otras circunstancias, no hubiera dudado en decir que sí, pero ya todo es diferente ahora. Giré para mirarla de frente. Ella se enderezó y sonrió mas, pensando en que le diría que sí, pensando que seguía siendo su títere.

Ya no más.

–No puedo ayudarte, tengo que estudiar, no puedo dejar mis obligaciones a un lado sólo por ti –dije con firmeza, viendo como su expresión cambiaba a una de desconcierto.

–¿Qué? No es posible, tú no puedes decirme que no –chilló molesta.

–Claro que puedo, Hee-Young, no soy tu marioneta, y nunca más voy a serlo. Hasta aquí llegó el JungKook que todo hacía por ti, no voy a volver a ceder ante ti.

–¿De verdad? ¿Vas a estar dispuesto a perder tu oportunidad de salir conmigo? –amenazó.

–Ambos sabemos que nunca me darías esa “oportunidad”, a menos que eso te beneficiará. Sólo me has estado usando, para cumplir tus caprichos y tener un sirviente, pero ya no tengo motivos para seguir jugando este estúpido juego, esto se acabó –sentencié, molesto de que creyera que soy su juguete personal.

Ella frunció el ceño, alzando su mano para darme una bofetada sin dudar. Su golpe no dolió mucho, pero me hizo enfurecer, tanto, que tuve que contenerme, recordando que estaba lidiando con una niña berrinchuda y patética.

–Maldito bastardo –siseó ella –. Veo que esa chica te ha lavado el cerebro, pero no importa qué o cómo te lo diga, tú siempre vas a ser un perdedor, alguien a quien sólo se usa de juguete y nada más.

» Aprovecha tu tiempo con esa zorrita, diviértete con ella y gózalo, porque al final, ella se cansará de ti, te dejará solo, porque nada ni nadie, querría estar con alguien tan patético como tú.

–Es posible que así sea, pero al menos, ella no es tan fría y frívola como tú –siseé frío, causando un jadeo en ella.

De inmediato alzó de nuevo su mano, pero la detuve, sujetándola de la muñeca, sorprendiéndola por haberme rebelado.

» No vuelvas a decirle a Jhoath de esa manera, no vuelvas a insultarla frente a mí, porque a pesar de mi enojo, nunca olvidaría que eres una mujer, y nunca le alzaría la mano a una mujer.

» No vuelvas a golpearme tampoco, Hee-Young, no estoy dispuesto a sufrir más maltratos, y si tengo que revelarme, no dudes en que lo haré –aseguré.

–Esto no va a quedarse así –juró ella, dando media vuelta y yéndose.

Acaricié mi mejilla con cuidado, sentía que comenzaba a hincharse por el golpe, nunca había recibido una bofetada, hasta el día de hoy.

–Esperaba más gritos, incluso lágrimas, pero todo fue muy aburrido –dijo Jhoath detrás de mí.

Rodé los ojos, girando a verla. Ella estaba recargada de la pared, cruzada de brazos y miradme con una ligera sonrisa.

–Lamento haberte aburrido, no pensé que mi momento de rebelión te aburriría –dije con sorna.

–Sé que lo compensarás con momentos más memorables. Felicidades, campeón, has logrado enfrentar a uno de tus verdugos.

–Uno, quedan tres.

–Paso a paso, no podemos correr antes de caminar.

–¿Esto es caminar? Siento que mi mejilla se hincha a cada segundo, me veré como un fenómeno –bromeé.

Jhoath rio, acercándose un poco más a mí. Ladeó la cabeza, mirando mi mejilla hinchada, sonriendo de lado.

–No se ve tan mal, sólo está algo rojiza y un poquito hinchada.

–Espero que valga la pena, dejé ir a la posible chica de mis sueños, por una bofetada suya –mencioné como si nada.




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