My Angel

Capítulo 25. Un especial fin de semana.

Jhoath.

–Jhoath, ¿cómo es eso de que JungKook va a quedarse en tu casa? –preguntó Jin, al otro lado de la línea telefónica.

–No es tan difícil de entender. No hay nadie en tu casa para cuidarlo, y aquí, entre Lina y yo podremos hacerlo, sin que tú te preocupes demasiado.

–Los chicos podrían ayudar.

–Lo sé, pero todos están trabajando, lo que haría que JungKook se quede solo en las mañanas.

–¿Y tú vas a hacerle compañía?

–Claro –respondí con una sonrisa.

–¿Qué hay de tus clases?

–¿De verdad crees que con eso me vas a hacer desistir? Digo, sólo perdería un día de clases.

–No es eso, sólo quiero que me des la razón verdadera, del porqué quieres hacerlo.

–Porque quiero cuidar de tu hermano.

–Sólo tenías que decirlo, no era algo tan difícil.

–¿Quieres hacerte el gracioso? No es algo que se te dé bien.

–Lo intentó. Está bien, hazlo. El hecho de que te mantengas fuera de la escuela, ayudará a que no te metas en problemas –confirmó él.

–Sigo pensando que ellos merecen una paliza, pero supongo que vas a arreglar este asunto de la mejor manera.

–Tengo que hacerlo, es mi deber, y lo haré con gusto.

–Algo me dice, que no serás bueno.

–Lastimaron a mi hermano, casi te lastiman a ti, merecen un castigo.

–Uh, ya salió el Jin malo.

–Lo hará, créeme que lo hará.

–Te creo –murmuré, escuchando un leve quejido –. Ya me voy, creo que JungKook está despertando.

–Dale mis saludos, estaré de vuelta en unos días. Nos vemos –me despedí de igual modo, colgando la llamada.

Me levanté de las escaleras, que es donde estaba sentada, para ir a la habitación de invitados, donde JungKook descansaba.

–¿J-Jhoath? ¿C-cómo llegamos aquí? –preguntó, intentando levantarse.

–Tranquilo campeón, no debes hacer esfuerzos –respondí, tomando una almohada y colocándola en su espalda, para que pudiera recargarse.

–Siento como si me hubieran dado una paliza.

–Eso fue lo que sucedió, genio.

–Estas equivocada, Ángel. Yo recuerdo que te defendí de unos estúpidos y te protegí, para que no te lastimarán –respondió con una leve sonrisa.

–¿Por qué lo hiciste, JungKook? ¿Por qué pusiste tu vida en peligro?

–¿De verdad no lo sabes? Dijiste que eras un genio, comienzo a creer que fui engañado.

–JungKook –lo llamé suplicante.

Él me miró tiernamente, palmeando un lado de la cama. Me senté donde indicó, tomando una de mis manos, y entrelazando sus dedos con los míos.

–Lo hice porque te quiero, porque no iba a dejar que te lastimarán, porque puedo y quiero defenderte, aun si la vida se me va en ello.

–Pero…

–Shh, no digas nada –pidió, colocando sus dedos en mis labios, para silenciarme. Estos se arrastraron a mi mentón, instándome a bajar la cabeza, quedando nuestros rostros cerca.

» Sé qué harías lo mismo por mí, lo he visto, así que no puedes pedirme que no lo haga de nuevo. Tú no necesitas un héroe que te salvé, eso está claro, porque tú eres tu propia heroína, pero eso no evita que yo no quiera serlo, porque para mí, eres lo más importante de mi vida, y te protegeré sin importar nada –aseguró.

Parpadeé un poco, evitando así, dejar caer las lágrimas que picaban en mis ojos, pero fue imposible, estaba demasiado conmovida. Me agaché para abrazarlo. Mis manos se colocaron en su pecho, mientras mis lágrimas caían por mis mejillas y mojaban su camiseta.

–No debiste hacerlo, pero gracias por salvarme.

–Lo haré siempre que pueda –susurró, besando la coronilla de mi cabeza, acariciando suavemente mi espalda. JungKook es tan especial, tan lindo, agradezco haberlo encontrado en mi camino.

» Entonces, ¿vas a decirme que hacemos en tu casa? –preguntó, luego de un rato de silencio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.