Mariel se cuestionaba cómo había llegado allí y si Alfred había utilizado sus poderes de hombre lobo para traerla. Las preguntas se agolpaban en su mente sin obtener respuesta alguna. Mientras Mariel se perdía en sus pensamientos, Alfred luchaba desesperadamente por sus vidas, tanto la suya como la de Mariel. Sin embargo, ella estaba demasiado distraída para darse cuenta.
De repente, una joven desconocida de ojos cafés y larga cabellera lacia se acercó a Mariel y le susurró: "Corre, niña, si quieres vivir". Mariel decidió confiar en aquella chica misteriosa y la siguió sin dudarlo. Mientras tanto, Alfred continuaba su lucha por la supervivencia, ajeno a la situación de Mariel.
Cuando la chica condujo a Mariel hasta donde estaban los hombres lobo, exclamó con determinación: "¡Ey, chicos, ¿la quieren?!" Los hombres lobo comenzaron a perseguir a Mariel y a la chica de cabello lacio. La intensidad de la situación alcanzó su punto máximo mientras ambas luchaban por escapar y sobrevivir.
Alfred siguió a Mariel y la sujetó firmemente del brazo, al igual que la chica de cabello lacio. Esta última le gritó a Mariel con determinación: "Ya es hora, pequeña, ya es hora". Mariel, confundida, le preguntó qué significaba eso, pero antes de que pudiera obtener una respuesta, ambos la llevaron hasta un río y la arrojaron al agua.
Mientras Mariel se sumergía en el río, aún desconcertada por la situación, escuchó las palabras de la chica resonando en su mente: "Tienes que pensar en nosotros y tele transportarnos a un lugar seguro". Mariel no tenía idea de qué significaba "tele transportarse" y, mientras luchaba por mantenerse a flote, gritó con desesperación: "¿Tele transportar qué?".
La chica repitió sus palabras con firmeza y le instó a Mariel a pensar en un lugar lejano y seguro. Mariel, en medio del caos, decidió obedecer y concentrarse en Canadá. Con cada gota de fuerza y enfoque que le quedaba, imaginó el vasto país norteamericano.
La intensidad de la situación se elevó a un nivel sin precedentes mientras Mariel continuaba rodando en el río y luchaba por mantenerse a flote, aferrándose a la esperanza de que su intento de tele transporte tuviera éxito y los llevara a todos a un lugar seguro en Canadá.