Saludos, mi nombre es Aurelian, soy un guardián real y protector del soberano reino de Póllux, la segunda estrella más brillante de Géminis y la decimoséptima más brillante del universo.
He dado mi vida por el reino, peleando contra invasores de distintas estrellas más grandes y lejanas, además de criaturas extrañas nunca antes vistas, son invencible. Pero, lo único que ha logrado vencerme es Zenithra, mi bella princesa.
A pesar de ser un guardián real, no soy de aquí, hace miles de millones de años, invadieron mi planeta, algo llamado Tierra, ya que los humanos terminaron destruyendo su propio hogar, el cosmos no estaba muy feliz con eso, así que, a todos los humanos los llevaron a las estrellas más grandes de todo el universo, fue así como hace muchísimos años llegó mi especie aquí, a las estrellas, no estoy seguro cuando me separaron de mi nodriza y me trajeron a Póllux, ya que el centro de multiplicación y control de humanos es en otra estrella, Antares, la estrella "madre" donde nos modificaron genéticamente para poder respirar sin oxígeno, entre otras cosas. Estoy feliz de haber llegado aquí, más que todo agradecido, los pocos ancianos que conozco siempre me dicen lo afortunado que soy y me cuentan una leyenda de nuestro origen aquí en las estrellas, algo referente a Antares, una princesa starxiu, un científico de la Tierra, una mujer y un loco que quería controlar el planeta creando una nueva civilización, pero sigo creyendo que son patrañas o simples cuentos.
Recuerdo vagamente como fui traído desde Antares hasta mi amado reino, me trasladaron en unas naves gigantes junto con miles de humanos, todos en calidad de prisioneros, pero gracias a la inmensa bondad de mi princesa, además de mi buena conducta y fuerza pude llegar al puesto que ocupo ahora.
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Esta noche hay fiesta en el palacio, la cual avanza lentamente, tornándose algo monótona; los bailes y las canciones lentas, las preferidas del rey, hacían que mi princesa cambie su sonrisa a una línea inexpresiva mientras miraba a las parejas danzar sentado desde su trono.
Miré hacia los muros del gran salón, tenían pinturas barrocas colgadas, hermosas, alguna vez la princesa me explicó que aquellas fueron traídas desde mi planeta antes de que destruyeran todas las cosas creadas por el hombre; la arquitectura del palacio era preciosa, no importaba donde mirara, un palacio de cuento era el hogar de mi bellísima e inalcanzable Zenithra.
Me distraje demasiado mirando un cuadro, volví a la realidad encontrándome a la princesa bailando con el conde de Cástor (nuestro reino vecino), este le sonreía pícaramente, ella no le devolvía el gesto, en realidad, la línea inexpresiva que fue formada por sus labios, desembocó en una triste expresión de disgusto. La danza avanzaba, vi una de las traviesas manos del conde pasear por el delicado cuerpo de Zenithra, me irrité de inmediato.
El rey chasqueó los dedos, me acerqué a él rápidamente -Aurelian no quiero a ese hombre cerca de mi hija, sabes que hacer- dijo el monarca mirando a su pequeña, la cual seguía con la misma expresión de asco al sentir el rostro del conde cerca del suyo; apreté el puño, asentí y dejé al rey, su orden sería cumplida en ese mismo instante.
Me moví rápida y sigilosamente, me posicioné detrás de la princesa, el conde me vio, apartó a Zenithra sin la delicadeza que mi princesa merecía; mi sangre hervía, tuvo la osadía de tocarla, nadie tenía aquél derecho, contuve mi ira por unos segundos, vi al conde desenvainar su espada y, con un movimiento limpio y rápido, lo desarmé sin hacerle daño, él agachó la cabeza, aceptó su derrota, hizo una reverencia hacia el rey, también para la princesa, me miró serio y se alejó.
***
La princesa suspiró, miró a su padre, el cual estaba sonriendo con satisfacción y tranquilidad -Sígueme...- susurró antes de alejarse, pensó que con mis orejas no podrían escucharlo, pero estaba equivocado. Modificaciones genéticas ¿Recuerdan?
Quería seguir junto a ella, pero el rey volvió a chasquear los dedos, regresé a mi puesto, me quedé parado cerca al trono cuidando del rey, no me dirigió la palabra, solo quería tenerme cerca por si algo ocurría.
Me distraje otra vez, la hermosa pintura me atrajo demasiado, algo llamado "Cristo", tenía detalles bonitos, muchos colores oscuros, no habían espacios vacíos, perfecto, en mi mente pensé "sí que tenían talento".
Volví la mirada al gran salón, no había rastro de la princesa, me preocupé, mis ojos lo buscaban desesperados, miré la puerta de cristal que daba hacia el enorme jardín, estaba ahí parada, mirándome fijamente, había tristeza en esa mirada, parpadeé y ya no estaba, por el cristal pude verla correr, empecé a sudar, no sabía que hacer, quería ir tras él.
***
El rey estaba entretenido mirando al bufón haciendo monerías, así que sin hacerlo demasiado evidente me escabullí hacia el jardín, corrí en su dirección; no sabía que era lo que estaba sucediendo, pero sabía que debía ir, estaba preocupado y un tanto intrigado.
Aceleré el paso, no había rastro alguno de Zenithra, solo eterna oscuridad, miré hacia los lados, oscuridad, me adentré más en el inmenso jardín, me topé con un camino, estaba lleno de esculturas de mármol, a los pies de estas habían pequeñas luces color ámbar que a duras penas iluminaban la intensa y espesa oscuridad.
Miré hacia arriba, la hermosa luna me recibía, su luz se reflejaba en la fuente que se hallaba al final del camino, corrí hacia ella, escuché una voz en el viento, la cual suave y delicadamente cuestionó -¿Dónde estás?-. Cerré mis ojos tocando mi pecho dejándome llevar por el viento y respondí -estoy aquí-.
-Si viniste por mí- me estremecí por un segundo, su cálido aliento chocó contra mi nuca, su bella voz llenó cada espacio de mi mente, mis ojos estaban clavados en la fuente, el reflejo de la luna llena en el agua; sus delgados brazos abrazando los míos, su corazón latiendo alocado y desesperado contra mi espalda, el viento soplando detrás de nosotros, se aferró a mí con fuerza. Sentí su calor.