Tyler
Ayer fue un día largo, cuando se estaban terminando las prácticas me ha llamado mi hermana, lo que me sorprendió, ya que no hemos hablado desde hace ocho años. No me hablo mucho, se le sentía incomoda y yo solo le pregunte como se encontraba, ya que sé que después de todos estos años todavía es duro para ella; ninguno volvió hacer el mismo desde el accidente.
*Ocho años atrás*
—Hija ¿Qué haces?—pregunta mi mamá—no te vayas.
—Madre aléjate, me voy a ir con mi novio ¡y punto!—chilla mi hermana.
—Hija esta no eres tú ¡qué te pasa!—le dice mi mamá.
—No quiero estar aquí, respeta mi decisión.
—Él no es bueno para ti, solo mírate, ya no te reconozco—mi mamá le agarra las manos. Y era verdad que mi hermana ya no era la misma, había empezado a tomar, era grosera y se drogaba; algo que mi mamá no sabía.
Mi hermana empuja a mi mamá y le grita:
—Deja de meterte en mi vida ¡te odio!.
—Hija escúchame, no voy a dejar que dañes tu vida con ese tipo, lo entiendes.
—Sofía escucha a mamá—le digo—no te vayas, no nos abandones.
Ella me mira—tu no entiendes, eres un niño—de repente vemos como nuestra mamá se desploma, nos acercamos corriendo a ella.
—Madre, madreeeee—grita mi hermana, con lágrimas en las mejillas. Yo no podía parar de llorar y temblar.
—Mamá, habré los ojos—le grite llorando, no entiendo que paso y verla así me estaba matando.
**************
No se cómo llegamos al hospital, solo recuerdo a mi hermana levantándome del suelo, no sentía mis piernas del miedo que tenía.
Estábamos sentados en la silla esperando noticias de mamá.
De repente las puertas se abren con fuerza, causando un molesto ruido. Cuando escucho los gritos reconozco la voz—¡¿Qué le paso a su madre?!—es mi papá, tenía los ojos rojos.
Quería abrazarlo pero no me podía mover, no he dejado de temblar, no siento nada.
Sofía se acerca a mi papá y
notó que también está temblando—fu...e...mi....culpa...—balbucea y comienza a llorar más fuerte.
En ese momento sale el doctor que estaba atendiendo a mi mamá—familiares de Sonia Lewis—nos acercamos apresurados a él.
—¿Cómo está mi mamá?—le pregunta mi hermana entre soyosos.
El doctor se quedó observandonos un momento en silencio, el silencio más tormentoso de mi vida.
—Doctor dígame como se encuentra mi esposa—dijo mi papá, con voz ronca. El doctor lo mira, antes de hablar suspira.
—Lo siento mucho, tratamos de hacer lo posible, pero su esposa falleció a causa de un infarto—y esas palabras me destrozaron por completo, no, eso no podía ser verdad, esto debe ser un sueño, más bien una pesadilla me dije hasta que mi hermana comenzó a gritar y esos gritos confirmaron lo que mi corazón no quería creer.
Mi mamá muerta, las lágrimas se apoderaron de mis ojos.
—No, nooo, noooo mi mamááááá—comencé a gritar. Sofía me abrazó, sentía que me estaba muriendo—. Sofía dime que es mentira, dímelo, nuestra mamá no está muerta—me apretó más a ella.
— ¡Esto es tu culpa!—le grito papá a mi hermana. Lo vi, estaba llorando; su rostro estaba rojo y sin decir más salió corriendo del pasillo.
—Es mi culpa—susurro Sofía. Quería decirle que no era su culpa, pero no podía hablar, me sentía agotado y me costaba respirar. Ya no podía escuchar nada y todo se fue tornando oscuro.
Ese día perdí a una de las personas más importante de mi vida y después perdí a mi familia.
*Presente*
Ya estoy en el elevador de mi edificio (y digo mi edificio por que el dueño es mi padre). Miro mi reflejo y me acomodo las puntas de mi cabello, cuando las puertas se abren veo a Zed; lleva puesto un suéter gris, jeans negro con botas del mismo color y el cabello despeinado.
Cuando se percata de quien soy me mira, tiene unos ojos de un azul oscuro de los cuales ya me había percatado ayer; la verdad es que ayer cuando me choque con él fue a propósito y no sé porque lo hice, le pregunté su nombre fingiendo que no me lo sabía.
El entra y se hace a mi lado, yo oprimo el botón del estacionamiento.
—Que hay amigo—lo saludo.
—Nada interesante—me contesta, una respuesta rara para mi gusto— ¿Vives aquí? —pregunta.
—Sí, en el décimo piso—él se queda asimilando lo que he dicho—. ¿Tú también vives aquí o viniste a buscar a alguien?—preguntó, solo por curiosidad.
—Vivo aquí—confirma y esto es una gran coincidencia, es mi vecino y no lo sabía—.
—Se me olvidó felicitarte por entrar al equipo—la verdad es que juega muy bien.
—Gracias—responde con una sonrisa que hace que se formen unos hoyuelos en su mejilla, lo que hace que se vea máss...que estoy pensando, me siento un poco nervioso por suerte se habré el ascensor y salimos.
Cuando me acerco a mi deportivo le dirijo una última mirada a Zed, él se acerca a una moto que está a otro nivel.
—¿Es tuya?—le pregunto.
Se voltea a mirarme y me vuelve a sonreír con la misma sonrisa que hace que se vea…Joder que me pasa, se sube en ella colocándose el casco y se va.
Me le quedo mirando hasta que ya se haya ido, hay algo en él que me causa curiosidad.

Zed
Primero en llegar al salón, claro, la mayoría de los jóvenes odia literatura, pero me alegra no ser uno de ellos y eso se lo debo a mi madre; ella es una gran escritora y además dueña de la editorial más famosa en Barcelona.
Pasan unos minutos hasta que el salón comienza a llenarse, cuando miro hacia la puerta mis ojos chocan con unos de color turquesa muy lindos.
Esta mañana encontrarme con Tyler era algo que no esperaba y menos que fuéramos vecinos, lo que me sorprendió mucho, pues nadie espera ser vecino del chico que conocéis desde hace un día y causa que te pongas nervioso con solo su presencia.