Capítulo especial-Roma.
Roma
—Señorita que desea pedir—me pregunta el camarero.
—Tráeme un capuchino y una rebanada de dulce de chocolate—el chico asiente y se aleja. Mi celular comienza a vibrar, es un mensaje.
Mauricio: En cinco minutos llego.
Siempre llega tarde, decido contestar el mensaje.
Roma: okey.
Ya iba guardar el celular cuando comienza a vibrar otra vez, es una llamada y ya me la esperaba, contesto.
—Hola.
—Hola Roma ¿Cómo estás?
—Estoy bien, pero creo no llamaste para preguntarme como estoy.
—Tienes razón, dime como te fue el fin de semana ¿lo conociste?
—Me hiciste soportar a mis tíos, me caí dos veces, ando coja y tengo menos sangre de la que debería tener, dime ¿cómo crees que pase mi fin de semana?, y sí, lo conocí.
—Como lo viste ¿está bien? ¿Es feliz?
—Gracias por tu consuelo, no te preocupes el pies no me duele—le digo con sarcasmo.
—Perdona por hacerte pasar por eso, pero tú eras la única que me podía ayuda.
—Solo te estoy jodiendo, tú sabes que yo haría cualquier cosa por ti. Él está bien y parece que es feliz.
—No sabes cómo me alegra eso.
—Claro que lo sé, yo fui la que te acompaño en tus noches de tristeza.
—Tú hiciste más que acompañarme, pero cuéntame más de él.
—Es un joven muy guapo, bueno, agradabre y esta rodeado de buenos amigos por lo que vi.
—Siempre ha sido eso.
—Oye tengo que decirte algo, pero no se si sea importante.
—Dime.
—Hay una chica.
—Ya me lo imaginaba.
—Pero…
— ¿Pero? Habla Roma.
—También hay un chico.
— ¿Por qué dices eso? No entiendo.
—El primer día que lo vi yo esta en mi habitación, él iba caminando con otro chico, los perseguí sin que se dieran cuenta, ellos llegaron a una pequeña cascada que hay cerca de las mansiones; de un momento a otro estaban muy cercas, pensé que se besarían, pero se separaron antes. Regrese corriendo a la mansión de mis tíos y cuando vi que venían de regreso me acerque a hablarles, algo que planee muy mal.
— ¿Estas segura de lo que viste?
— ¿Crees que si no estuviera segura te lo hubiera contado?
—No sabes cómo me gustaría estar con él en estos momentos.
— ¿Y por qué no vienes?
—Sabes que es muy difícil para mí.
—Ya pasaron años.
—Para mí es como si aviejara sido ayer.
—Sé que es muy duro, pero ya es tiempo de que enfrentes tus problemas.
—Tengo miedo.
—Todos siempre tienen miedo de enfrentarse a sus demonios.
—Roma no creo poder, él debe estar mejor sin mí.
—Sabes perfectamente que eso no es así, él te necesita y tú a él. Además él tiene derecho de conocer a los niños, es su familia.
—Sé que tiene derecho, pero…
—Solo prométeme que lo pensaras.
—Está bien. Roma te llamo más tarde, los niños ya llegaron.
—Dale besos de mi parte; dile a Gustavo y a Mari que les enviare los juguetes que querían.
—Los consientes mucho. Además de donde sacas dinero, tus padres siguen enojados por lo que hiciste antes de irte.
—Es un secreto y no me importa que estén enojados; la policía solo me retuvo un día. Adiós—cierro la llamada. Solo espero que tome la mejor decisión para ella y los chicos.