Tyler
Nos miramos mutuamente, todavía sigo esperando su respuesta. Encontrarme a alguien aquí no lo esperaba y menos que él me hubiera seguido, tengo sentimientos encontrados; si no hubiera sido que escuche su voz cuando se disculpó por chocar a Juan, creo que no me lo contaría.
—Cuando te acercaste a la chica y saliste apresurado por el pasillo me intrigue un poco, así que le pregunte que le habías dicho y ella me dijo que la llamaste por el nombre de Sofía. Pensé que irías al salón de clases y fui hacia allá, no estabas. Me quede preocupado y te busque, cuando llegue al estacionamiento vi tu deportivo, segundos después arrancaste. Ya lo otro lo sabes.
—Me seguiste—de alguna manera siento que invadió mi privacidad al escuchar lo que decía, pero que se allá preocupado por mí es algo me causa felicidad. Me alegra que no lo menciones, fui salvado.
—Lo siento, mi intención no era enterarme de tus cosas, ni nada por el estilo—un poco decepcionante, pero sé a qué se refiere.
—Espera un minuto ¿has faltado a las clases y qué paso con el trabajo? —cuando confundí a la chica con Sofía todo se me olvido y me fui, sin acordarme del trabajo que teníamos que entregar.
—Creo que los tendremos problemas con la materia—contesta muy relajado ¿cómo lo puede estar? Si hemos perdido puntos de la nota, aparte es la materia que menos entiendo.
—Voy a tener que repetir.
— ¿Por qué lo dices?
—Es la materia que menos entiendo y este es el último hayo que la podía tomas, ya que los primeros dos me la salte.
— ¿Hablas enserio? Yo solo la doy porque quiero, ya en muchas materias estoy avanzado, incluyendo esa—sonríe.
—Bien por ti, en cambio yo sigo sufriendo.
—No pasara nada, yo te ayudare—se ofrece, en verdad que sorprendió, no me lo esperaba, al igual que el abrazo; cuando sentí sus brazos alrededor de mi cuello no me podía mover, pero segundos después mi cuerpo reacciono y lo uní más a mí, fue como sentirme libe entre sus brazos, esto se está volviendo peor.
—Gracias—sonrió.
—Bueno creo es mejor que ya me valla—me mira por unos segundos—o ¿te gustaría hablar un poco? —dudo, pero por razones que no sería capaz de mencionar en vos alta...
—Quédate.
—Por suerte elegiste esa, porque la verdad no sé por dónde regresar—dice, yo le sonrió.
—Bueno como sabes vine a visitar a alguien ¿no tienes problemas en unirte?—él niega con la cabeza y ambos comenzamos a caminar para acerarnos a la tumba de mi madre. Cuando ya nos encontramos al frente de ella, me siento en el suelo y se me imita.
—Sonia Tylor de Fray—Zed lee el nombre de la lápida—es tu madre.
—Sí—contesto
—Lo siento otra vez por escuchar tu conversación—dice y me mira.
—No te preocupes, parte de lo que escuchaste ya te lo había mencionado.
—No me contaste que te has comunicado con tu hermana.
—Es algo que ocasiona mucha confusión en mí. El marte pasado ella me llamo, en verdad no me dijo gran cosa, pero almenos sé que está bien.
— ¿Cómo consiguió tu numero? —también tengo esa duda.
—No sé, pero la verdad no me importa.
— ¿Cuántos años tenía cuando se fue?
—Tenía dieciocho y yo doce.
—En verdad que lo siento, debió ser muy difícil.
—Lo fue y lo sigue siendo, pero siempre tuve a mi abuela para cuidarme.
— ¿Y tu padre? —desvío la mirada.
—Él jamás pudo ser un apoyo, alguien que está completamente destruido, no es capaz de ver más allá de sus propias heridas.
—No estés tan seguro de eso—comenta, lo vuelvo a mirar.
—Sé que todos no son así, pero si se trata de mi padre te lo puedo jurar, él no es capaz de mirar más allá de sus heridas, de su sufrimiento, no se da cuenta cómo afecta a las personas que lo rodean y el daño que se hace a sí mismo.
—Entiendo a qué te refieres—sonríe con tristeza.
—Hay ocasiones que por más que trato de arreglar, olvidar las cosas, el destino las vuelve a colocar en mi presente.
—No eres el único que piensa así.
—Zed tu no me has contado exactamente porque te mudaste—ahora es él quien desvía la mirada.
— ¿Por qué quieres saber?
—Por qué sí, solo es curiosidad de conocerte—contesto, él me vuelva a mirar con esos ojos tan azules que parecieran que son negros.
—mi vida no iba tan bien como me gustaría, tuve algunos problemas y simplemente decidí que era mejor alejarme de todo eso, quería sentirme libre—habla.
—A veces creo que tú eres la versión mía que es capaz de tomar las decisiones que quiera sin importar lo que pase—comento.
—Lo dices por lo de huir ¿verdad? Porque no lo haces entonces—él no entiende.
No es tan fácil como tú lo haces parecer, no puedo alejarme por mi abuela, mi padre y mis amigos. Todos viven aquí ¿qué es lo que haría sin ellos?
—Ya sé cuál es tu problema—comenta Zed.
— ¿Cuál es? —pregunto.
—Eres muy complaciente—frunzo el ceño.
— ¿Complaciente?
—Sí, no eres capaz te tomar una decisión por ti, todo lo que haces es pensando cómo afecta a los demás. Eso es porque eres educado.
— ¿Eso es lo que piensas?
—Sí. Tyler no es nada malo, tú eres capaz de preocuparte por los demás, muchos en la actualidad solo se preocupan por sí mismo.
— ¿Y tú no te preocupas por otros?
—Lo hago, pero solo por las personas que valen la pena.
—Espero algún día valer la pena para ti.
—Ya lo haces—dice en un susurro que casi no logre escuchar, pero lo hice. Sus palabras sin querer han logrado mandar pequeñas descargas por todo mi cuerpo—. Creo ya es hora de irnos—Me levanto al igual que él.
Le dirijo una última mirada a la tumba de mi madre y salgo del cementerio con Zed; cuando ya estamos afuera, veo que la moto de él esta estacionada unos cuantos metros atrás de mi deportivo, además hay un chico cerca de su moto. Nos acercamos para ver quién es el intruso.
— ¿Es tuya? —Me pregunta el chico, lo miro; es moreno, ojos de color chocolate claro, cabello negro con risos, contextura normal, es de mi tamaño, va vestido normal (unos jeans, suéter y zapatillas) y por sus facciones diría que es mayor que nosotros.