Zed
—¿Sabes que en ese menú solo hay café, té y cuatro tipos de postres? — la vos de Mar me saca de mi transe, bajo el folleto y lo miro. Él sigue igual a como la primera vez que lo vi; su sonrisa de siempre, el cabello con el mismo corto, un suéter azul, jeans y zapatillas. A lo largo de estos meses se ha vuelto un gran amigo y gran consejero, pues con él he hablado de temas que no me gusta que sepan, pero él es diferente, sabe cómo me siento y me entiende. A dejado sus coqueteos a un lado, es más, he visto una pasarela de chicos en estos meses, saber gozar la vida. En una ocasión me pregunto si me gustaría salir con alguien y la repuesta fue la misma que le di aquella vez en la fiesta, no quiero.
—Quería ver si habían agregado algo nuevo—sonríe. Claro que ya estoy cansado de lo mismo, me ha invitado desde hace dos meses a tomar café en este lugar, con la excusa de que es tranquilo y relajante, es un mentiros; en muchas ocasiones he notado que no deja de ver a un de los meceros, lo he molestado pero dice que me equivoco.
—¿Qué te parece si pedimos café?—sonrió y asiento. Solo él me despierta un sábado a las siete de la mañana para invitarme a tomar un café, con la excusa que es el mejor café. Llama a una de las meseras y hace nuestros pedidos. La joven se aleja y tres minutos después regresa con nuestros cafés—gracias—le dice, la chica sonríe y se vuelve alejar.
—Deberías hablarle y ya, apuesto a que al mesero le gustas también—casi se le cae la tasa cuando le hablo, eso hace que una risa se me escape.
—Que gracioso—habla y en ese momento pasa el mesero y los ojos de Mar de alejan con él. Me rio y él me vuelve a mirar, sus mejillas se estaban tornando rojas, pero recupera de usa vez su postura, noto una chipa de maldad en su mirada—¿no crees que debimos invitar a Tyler? Apuesto que a él le hubiera gustado—una sonrisa se forma en sus labios, debe ser porque debo estar rojo, eso fue un golpe bajo; él sabe lo que paso, casi todo, sin querer termine desahogándome con él, le conté parte de mi vida, porque me había mudado, lo de Cecilia.
—Sabes que no puedes hacer eso—lo miro mientras pruebo mi café.
—Tienes razón, además no aceptaría. Parece que me odia—se vuelve a reír, de una vez capto a que se refiere; hace un mes me conto que Tyler lo miraba mal desde el primer momento que se conocieron, pero cuando le conté lo que paso, me dijo que esa era la razón, eran celos. Jamás creí en sus palabras, eso no era posible, pues lo que le dije a los ojos turquesas era suficiente para que me odiara, como yo quería.
—Deja de inventar cosas donde no las hay—le digo un poco más serio.
—No te enojes, pero ya me conoces y sabes que yo no te diría algo que es mentira—también está un poco más serio—. ¿Dime que no sentiste nada con el comentario de Trevor ayer y abandonare el tema? Pero la verdad—solo recordar me molesta un poco; como solo quedamos Trevor, mar y yo nos contó lo que Tyler tenía preparado para su aniversario, era toda una noche planeada; cenarían, le enseñaría un sorpresa especial a Tany, caminar a la luz de la luna como en las películas, después revivirían ese amor de cuatro años. Lo que indica que en estos momentos estén durmiendo de su agotadora noche.
—Puede que algo, pero es insignificante—Marcus niega y me mira directamente a los ojos.
—Sabes que todo, pero menos eso; lo puedo percibir cada vez que están en un mismo lugar, no eres capaz de soportar de mirarlo, al igual que él. La verdad es que no entiendo como ustedes, o sus amigos no se dan cuenta—dice muy tranquilo tomando un sorbo de su café.
—Debe ser porque estas equivocado—contrataco, él solo sonríe. Nos quedamos unos segundos en silencio, él porque su atención la capta el mesero que esta alado de nosotros y yo porque de un momento a otro me sentí incomodo, como si me observaran, pero debo estar mal porque recorro con la vista el pequeño café y las pocas personas que hay están concentrado en sus cosas.
—Dejando de lado mis intuiciones, deberías hablar con él, almenos para aclarar las cosas y puedan ser amigos normales—comenta y vuelve a captar mi atención—o por si quieren ser algo más.
Casi me atraganto por lo último que dijo.
—Entre él y yo no pasara más nada. Además no creo que él me entienda porque lo trate mal—digo.
—Si él quiere arreglar las cosas te entenderá. Deberías explicarle porque dijiste esas cosas, también contarle más de tu vida para que te entienda—Marcus habla calmadamente.
—¿Qué quieres que le diga? Hola Tyler, te trate mal porque me dio miedo, porque entre en pánico. No quiero revivir cosas del pasado, no acepto ser gay—hablo con arrogancia.
—Exactamente eso, cuéntale que eso fue lo que paso, tenías problemas de aceptación, pero tu gran amigo Mar te ayudo a entender todo, que debo ser yo mismo y que tengo que dejar el pasado en el pasado para que no me afecte. Dile que ya has mejorado, no eres el mismo chico de esa mañana—recomienda; la verdad es que ha sido un gran apoyo, me ha ayudado a aceptarme como soy, pues fue algo que me robaron un día y ya no la pude encontrar. Me conto su historia, como sus padre lo aceptaron sin importar cuales eran sus gusto, también se ha topado con personas que lo miran mal, pero ellos no importan, pues son de las personas que solo hablan de otros sin fijarse en sus vidas. Sé que hay esta mi problema, me importa lo que digan y piensen de mí, pero como no de importar si la primera persona que lo hiso era alguien que quería.
—En verdad no entiendo el propósito de tus palabras, eso en nada cambiaria las cosas. yo fui quien le dijo que olvidáramos las cosas y que él era un rollo de una noche—ese día lo he recordado en muchas ocasiones a lo largo de estos meses; la pesadilla que tuve me dejo mal, el pánico se apodero de mi cuando lo vi, solo pensé que lo mejor era alejarlo y que mejor manera que hacer que me odie, le dije cosas sin pensar, pero me sentí mal al ver sus ojos de incredulidad y peor cuando me dijo que no tendría que huir, pues tenía razón; son desamasado cobarde, toda mi vida he tratado de alejarme de los problemas, nunca he sido capaz de enfrentarlos.