My Destiny

Capítulo 29

 

Zed

 

—Tyler, mírame—pongo una mano en su rodilla—por favor mírame.

Nunca vi a alguien en este estado, me causa más dolor que sea él; su cabeza esta entre sus rodillas mientras las abraza fuertemente, tiembla y no reacciona.

—Tyler, reacciona—lentamente agarro sus manos separándola y uniéndolas a las mías, siento sus escalofríos, me agacho frente a él.

Cuando llegue a su departamento la puerta estaba abierta, mientras entre pude ver unas cosas tiradas en el suelo, pero nada comparado con la escena que vi; él en una esquina, así como ahora, me dio miedo, pero no como el que siempre he sentido, es un tipo de miedo que te rompe el corazón.

—Tyler, tengo miedo—acaricio sus manos lentamente con mi pulgar, pero sigue sin reaccionar. Siento como si sangre se calienta por la impotencia de no poder ayudarlo—mírame por favor.

Él lentamente levanta su cabeza, esos ojos turquesas que me gustan admirar están llenos de lágrimas, su rostro esta rojo y su mirada perdida.

—No puedo respirar—susurra. El pánico se apodera de mí.

—Concéntrate, si puedes. Solo mírame—lentamente su vista cae en mi—los dos respiraremos juntos—comienzo a exhalar e inhalar, pero él no me sigue—Tyler, hazlo—comienza hacer lo mismo, sus manos siguen temblando, pero parece que se está recuperando.

No sé cuánto tiempo demoramos haciendo la dinámica hasta cuando percibo que está más relajado. Me quedo en silencio admirándolo, sus ojos siguen vidriosos. Él se comienza a levantar y lo ayudo, camina hasta llegar a unos de los sillones maltratados y se sienta.

— No deberías estar aquí—susurra, aun en su estado y sigue alejándome.

Camino hasta donde esta y me vuelvo agachar para quedar a su altura, lo miro directamente a los ojos.

—Claro que si—le susurro también—me preocupaste mucho.

—No deberías estarlo—su voz se escucha lejana.

—Tienes razón, no debería—contesto—, pero lo hago.

El desvía la mirada,  sigo viéndolo.

—Lo que sientes es lastima, si no fuera por eso no estarías aquí—habla y me vuelve a mirar.

—No, me preocupo porque eres importante para mí—su mirada me da a entender que no me cree.

—Solo te preocupaste porque me encontraste en un mal estado—sus palabras son como dagas, pero las ignoro. Lentamente agarro sus manos, él parece estar intrigado por mi acción.

—Siempre me has preocupado de más. Desde ese día en el lago que te vi perdido en tus pensamientos, el día que recibiste la llamada que hiso que te fueras apresuradamente, el día que apareciste con ese simple rasguño, cuando saliste corriendo por el pasillo, cuando te vi llorando en la tumba de tu madre, cuando me besaste, en la mañana que saliste enojado de mi habitación y cuando me viste besando al chico. Hoy que te vi peleando con tu padre tenía la necesidad de defenderte, pero no pude. Cuando subiste enojado no dude en seguirte y cuando te vi de una forma que jamás olvidare, algo se rompió en mí, me dio miedo.

Hasta por fin puedo sacar eso que me ha invadido por mucho tiempo, de cualquier forma se siente bien aunque este mal.

Él aprieta las manos por impulso, me observa cada parte de mi rostro.

—Perdón por haberte besado ese día—habla—fui yo el que provoco lo que paso.

—Me hubiera gustado escuchar otra cosa—le sonrió con tristeza—, pero almenos me has dicho lo que sientes.

Decido levantarme, pero sus manos no me sueltan.

— ¿Zed, tu…tu sientes algo por mí? —su pregunta me deja en un vacío.

—Eso no tendría que importar—susurro. Él se acerca.

—A mí me importa—sus palabras ocasionan me mi corazón lata con más fuerza. Miro esos ojos que me han obligado a cambiar y romper las reglas que un día jure, para evitarme sufrir.

—Si siento algo por ti—respiro profundamente—desde el momento en que estábamos en mi pequeña biblioteca, sentí algo cuando me besaste, trate de ignorarlo, pero no pude. Sentí algo cuando nos acostamos, en esa mañana me dio miedo y lo único que fui capaz fue decirte que no me importo. Sé que está mal, tú tienes novia, ella es mi amiga y además jamás sentirías algo por mí.

Él hace algo que no me esperaba, pega su frente a la mía, nuestras miradas no se separan, respiramos el mismo aire.

—¿Por qué piensas saber lo que siento? —susurra sobre mis labios—se te olvida que yo fui quien te beso de primero, el que te busco en la madruga. Siento cosas por ti y sé que es incorrecto, me culpo por…

Antes que termine lo que iba a decir le doy un beso, mas bien un rose de labios, no como los de antes, si no uno tierno.

—No te culpes, yo soy el culpable—le digo. Acaricio su nariz con la mía, nuestros labios se rosan y no evitamos unirlos, el deja de agarra mis manos y coloca las suyas en mis mejillas, él logra que quiera más y más, pareciera un sueño, pero si lo fuera jamás me despertaría.

—¿Qué pasara ahora? —pregunta cuando nos separamos por falta de aire, con una de mis manos acaricio su mejilla.

—No lo sé, pero por el momento es mejor que descanses, eso que te paso está mal—solo recordar su imagen temblando ¿Qué hubiera pasado si no lo sigo? —¿Desde cuándo te pasa?

—Desde los catorce—solo pensar todo este tiempo el solo con esa crisis me da dolor.

—¿Por qué? ¿Cuantas beses?—sé que hay momentos que no podemos controlarnos, yo los he vivido, pero jamás como él y mucho menos tanto tiempo.

—Pasan cuando ya no soy capaz de controlarme, la mescla de sentimientos o cuando tengo nervios—agarro una de sus manos para mostrarle que estoy con él—con la de hoy son cuarenta y ocho—siento como mis ojos de aguan.

—¿Se lo has contado a alguien? —niega—necesitas ayuda, eso no está bien para ti. Hoy estabas perdido, sumido en una oscuridad, no podías respirar ¿Qué te puede pasar si tienes una peor?

Deja de mirarme unos segundos.

—Zed, podemos dejar el tema, me siento cansado, me gustaría recostarme—sé que esquiva el tema, pero lo dejo pasar no quiero hostigarlo y mucho menos que vuelva a pasar lo de un momento.



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En el texto hay: amistad, miedos, amor lgbt

Editado: 15.10.2021

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