prólogo

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                                       Cuando dos personas
                         Están destinadas a estar juntas no importa donde
                Estén o con quien estén, tarde o temprano se encontrarán. 

-Ahh es hermoso.

-Santa mierda que cosa más bella.

Los gritos de Sommer retumban en mi cabeza, Me cubro los oídos por mi bienestar.

-Sommer -la miro furiosa- Cállate, no estamos en un concierto de adele, pareces una loca.

- Lo siento – se disculpa, con las mejillas sonrojadas – Es la emoción, lo puedes creer es Inglaterra.

-Sí – sonrío.

- La competencia será dura – mira a nuestros compañeros de natación, que van más adelante – pero confío en nuestro equipo. Sé que todo saldrá bien. 

Asentí. 

Cada uno de nosotros trabajo duro para estar aquí. Los juegos olímpicos de Londres 2020. Una de las competiciones más importantes. Donde los mejores están aquí.

-Él está aquí no.

Mi cuerpo tiembla bruscamente ante su mención.

Sí.  – me muerdo el labio con fuerza. 

- Si por casualidad del destino te lo encuentras. ¿Qué harías? – me mira expectante .
- Nada –digo entre dientes – Él y yo terminamos.

Corrección el me terminó.

Un nudo se me forma en la garganta al recordad ese día. Fue el peor día de mi vida, llegué a casa llorando porque había perdido en el colegio algo muy valioso de mi tía. Al llegar rápidamente me conecte en el Facebook. Tan solo quería oír su voz.

No tenía un minuto conectada, cuando ya me había enviado un mensaje, pero no de la forma que lo esperaba. Al leer su mensaje supe lo que pasaría.

Tenemos que hablar 

Después de ese día no fui la misma. Caí en depresión, siempre  me la pasaba llorando, faltaba a clases, no iba a los entrenamientos, no salía. Pocos días después elimine todas mis redes sociales. 
Hasta hace 1 año que volví a las redes, pero con Instagram, y solo tengo a  personas conocidas.

No volveré a pasar por lo mismo otra vez.

- Además –sigo– no sabe cómo soy – en los 3 años que estuvimos juntos. Nunca le mande una foto mía, ni siquiera mi voz.

Sommer sonríe con malicia.

- Me pregunto cómo sería su reacción, si supiera que tú la chica más deseada. En algún momento fue su novia.

Le clavo una mirada dura.

-Ya, no s..sigas.

No ves que me duele.

- Es la verdad – sacude la cabeza – Eres tú, la que no ve lo hermosa que eres.

No digo nada.

- Está bien – suspira –¿qué quieres hacer?.

-Helado.

-- Seras… – sonríe.

De pronto palidece, deja salir un grito de asombro.

- Mierda, debe ser una..broma.

.
-Qué sucede- sigo su campo de visión y mi corazón deja de latir.

Un escalofrió recorre mi cuerpo, dejándome sin aliento. Me duele respirar. Me apoyo en mi mejor amiga para sostenerme.

Una figura familiar destaca entre un grupo de personas. Piel pálida. Cabello negro Azabache. Ojos grises. La manera de caminar creyéndose la gran cosa del mundo. Rostro dado por los dioses y sonrisa perfecta.

Es el. 

Como si supiera qué alguien lo está mirando, desvía un momento la mirada de la persona que habla, repara la multitud. Hasta encontrarse con mis ojos.

Paso saliva.

Las manos me comienzan a temblar bajo su mirada. Siento que en cualquier momento me desmayare.

Sus ojos grises me miran con curiosidad, por un momento ambos nos perdemos en la mirada del otro. Hasta que se ve interrumpida por su amigo, lo agarra de la sudadera obligándolo a seguir. No lo dejo de ver hasta que se pierde en la multitud.

Una lagrima rueda por mi mejilla.

Los recuerdos me golpean fuertemente.

Hola.

Me gustas.

Quieres ser mi novia.

Te quiero.

Puedes hacerlo.

Confío en ti.

Feliz cumpleaños, mi amor.

Buenas noches nena.

Te compre un regalo.

Nena, te lo dedico.  

Ahora no, aparto los recuerdos.

No duele.

Ya lo superé

-Avril.

-Sí. 

Me obligo a respirar. 

-El y su grupo pertenecen a la Selección de Futbol de Inglaterra.

Cerré los ojos.

Con que viviera aquí me lo puso difícil. Ahora también estará en los juegos olímpicos.

Espero y el destino no me juegue una mala jugada.