Lina.
Algo que puedo llegar a sentir a menudo, es la molestia, una sensación que llega a mí de distintos modos. Cuando llego tarde a una cita. Cuando mi ropa esta arrugada. La irresponsabilidad ajena. Cuando veo guisantes en mi comida, sin embargo, puedo decir que esas molestias no se comparan con lo que siento ahora.
Como ya lo he dicho, Jin es un chico muy amable, sociable y divertido, una cosa que he notado, cuando lo he llegado a encontrar conversando con sus compañeros de clase, siempre con una sonrisa amable, contando sus malos chistes, convirtiéndose en el favorito de muchos, pero confieso que nunca lo había visto conversar de ese modo con una chica.
Se supone que nos reuniríamos a almorzar, pero no esperaba, que tuviera compañía. Parece que pasan un buen rato juntos, no dejan de reír y conversar, incluso, creo que ella le está coqueteando, sino, ¿por qué juega de ese modo con su cabello? Me siento incomoda, muy molesta y con ganas de sacar a la chica de la mesa, es irritante la mirada que le da a Jin, el modo en que se acerca a él para “acomodar” su abrigo.
Hago comillas en la palabra, porque es sólo una táctica para tocarlo ¡Y él ni siquiera se da cuenta! No hay razones lógicas para esto, ni una sola razón convincente o algo que avale mi fuera, pero la siento, aun así. Mi sangre parece calentarse, mi cuerpo se tensa y frunzo el ceño, señales claras de que comienzo a enojarme.
Por fin, la chica se va, dejando una especie de caricia en el hombro de Jin, sonriendo y caminando a la salida, donde estoy parada. Nos medimos con la mirada, y la verdad, no es tan atractiva, no siquiera le queda tan bien el rubio como cree. No dijo nada, yo tampoco, sólo se fue, mientras caminaba a la mesa donde estaba Jin.
–Cinco minutos tarde, nada mal –bromeó él al verme, luego de consultar su reloj.
–Lo hare mejor la próxima vez –fue mi respuesta, pidiendo algo ligero para almorzar –. Cuando llegué, vi a una chica rubia levantarse de aquí –mencioné de manera desinteresada.
–Ah, Rebecca. Es una compañera de clase, me vio y se sentó a conversar, dijo que era una de las pocas personas que no había conversado conmigo.
–¿Te llevas bien con tus compañeros?
–Por supuesto. No los considero mis mejores amigos, pero tampoco mis enemigos, trató de tener una relación cordial, nunca sabes con quien vas a trabajar el día de mañana.
–Interesante reflexión, que mal que no pueda aplicarla –Jin se inclinó un poco en la mesa, mirándome a los ojos.
–La mayoría de personas no está lista para ver la belleza a su alrededor, sólo unas pocas lo hacen, y son muy afortunados –murmuró.
¿Fue una indirecta? ¿Por qué lo siento como una clase de indirecta? No me da tiempo a reaccionar, ya que él se incorpora, mirándome con una sonrisa de victoria en la cara.
–Entonces, ¿te agrada esa chica? –desvié el tema, pasando un mechón de cabello detrás de mi oreja.
–No es mala persona, pero sí bastante coqueta, no sé si adrede o porque así es su personalidad –reflexionó, golpeando su barbilla con un dedo.
Le doy puntos por darse cuenta, pero igual quiero golpearlo porque no se dio cuenta de todo el panorama.
–Era obvio que coqueteaba contigo –solté, llamando su atención.
–¿Cómo lo sabes? No es como si lo hubieras visto todo –¡Ay! Ya me delaté.
Pienso en algo rápido, algo que sea lógico y no me haga quedar como una tonta.
–Es bastante lógico. Eres atractivo, amable, divertido, con modales exquisitos y una conservación interesante, llamas la atención y no dudas en hacer uso de ello, muchos te calificarían de ser perfecto –respondí con el mayor control del mundo, mientras que Jin me veía con atención, sonriendo de una manera encantadora.
–¿Esa es la forma en la que me ves?
–Cualquiera te vería así.
–Ah, ya veo… –murmuró, bajando la mirada.
¿Dije algo malo? Hace un momento sonreía de una manera brillante, y ahora, se veía desanimado. Me siento confundida de su cambio de ánimo, pero no puedo analizarlo mucho, ya que comienza a hablar.
» De todos modos, tienes razón.
–¿Acerca de qué?
–Muchos me han visto como la persona perfecta, por el modo en que me comporto. No soy propenso a hacer escándalos de gran magnitud, tampoco en aparecer en noticias amarillistas, y si lo hago, son por razones bastante inocentes, como ir de fiesta con mis amigos y hacer mucho desastre, solemos ser bastante ruidosos e inesperados.
–¿Y no te sientes presionado? –pregunté interesada, a lo que negó de inmediato.
–Soy humano como todos, y puede parecer que estoy muy cerca de la perfección, pero no puede pesarme el modo en que soy, no es algo que cambiaría por nada, sólo para complacer a otros. He sido de ese modo mucho tiempo, no por obligación o algo parecido, es algo que simplemente me gusta.
–Vaya, eso es bastante increíble –confesé, ya que parecía no tener dudas sobre quien era o lo que tenía que ser, es algo bastante atractivo de ver.
–Sé lo que tengo que hacer, Lina. Algún día voy a heredar la compañía de mis padres, muchas responsabilidades caerán sobre mis hombros, y cuando eso sea, quiero estar bien preparado –mencionó, pasando una mano por su cabello –. Claro, eso no significa que no quiera hacerlo a mi manera o no me divierta, pero tampoco voy a dejarlo de lado –reflexionó, dejándome hechizada.