Jin.
Lo confieso, ha sido la mejor época de mi vida, una época llena de muy grandes y hermosos momentos. Han pasado ya casi tres años, desde que le pedí a Lina ser mi novia, y cada día, ha sido mejor que el anterior, pues Lina es mejor de lo que pude imaginar. Tan tierna, cariñosa, coqueta, comprensiva, increíble.
Me llevó excelente con sus padres y su amigo (que, si al principio me sentía celoso de él, ya al conocerlo, me cayó bien, a pesar de que pareció coquetearme). Mis padres adoran a Lina, suelen preguntarme mucho por ella en nuestras llamadas, incluso JungKook le ha tomado cariño, aunque no lo demuestra tanto.
Creo que a JungKook le intimidan un poco las mujeres en general, ya que se cohíbe y parece tímido, cosa que a Lina le parece tierno, incluso, suele acariciar sus sonrojadas mejillas, lo que hace que se sonrojé más. Ella dice que le parece un tierno conejito, más cuando sonríe y muestra sus dientes, que son un poquito más grandes y dan ese aspecto de conejito.
También tuve la oportunidad de conocer a la hermana de Lina, de quien ahora no recuerdo el nombre, sólo el segundo, Elizabeth, ya que el primero es más complejo. Se parece a su hermana, excepto en el cabello, que es castaño y un poco más liso que el de Lina, y a pesar de que es bastante joven, de la edad de JungKook, es bastante agradable y divertida.
Lina de a poco ha conocido a mis amigos y primos, en algunas ocasiones nos han venido a visitar, y por supuesto, se han caído muy bien. Generalizando todo, Lina se ha acoplado muy bien a mi vida, no parece interesarle el poder que heredaré algún día, tampoco la riqueza o la fama, sólo se interesa por mí, y eso me encanta.
Lo más importante, es que amó a Lina, es el amor de mi vida, con quien quiero pasar el resto de mi vida, y es por eso, que ahora estoy en una joyería, buscando lo que podría llegar a ser un anillo de compromiso. ¿Tres años son pocos para asumir un compromiso como lo es el matrimonio? No lo creo, lo importante son los sentimientos, y sé que los nuestros son claros y seguros.
Pasé mi vista por los mostradores, hasta que encontré lo que sería el anillo ideal. Era delgado, con pequeñas incrustaciones de diamante y de oro blanco. Es bonito, discreto y elegante, justo lo que a Lina le gustaría.
–Señorita –llamé a la vendedora –, ¿podría darme ese anillo?
–Por supuesto, señor. ¿Quiere que le dé una bolsa?
–Seria genial.
Mientras ella lo preparaba, me puse a revisar algunos mensajes que no había respondido. ¿Por qué quiero pedirle matrimonio ahora a Lina? Dejando de lado lo mucho que la amó, es el momento justo para hacerlo. Estamos a pocos meses de terminar nuestras carreras, y aunque no sé con certeza cuál sea nuestro futuro, me gustaría comenzar este compromiso con ella.
Puede que Lina quiera quedarse en Londres y comenzar su carrera, y está bien, la apoyaré sea donde sea que este, no voy a detenerla, así tenga que irse al otro lado del mundo. De pronto, me llega una llamada de un número desconocido, sacándome de mi imaginación. No suelo tomar llamadas de números que no conozco, pero esta vez lo hice, tal vez porque estoy de buen ánimo.
–¿Hola? –contesté, tomando la bolsa con el anillo que había comprado.
–¿Usted es Kim SeokJin?
Debo decir, que esta es una de las preguntas que considero más tontas del mundo, porque si te llaman, obvio saben quién eres, pero bueno, son reglas.
–Sí, soy yo –terminé por responder, antes de decir otra cosa.
–Le llamó de urgencias. Trasladaron aquí a su hermano, Jeon JungKook, estuvo involucrado en un accidente de auto.
–¿Qué? –exclamé de inmediato, sin creer lo que me decían –. ¿Cómo esta él?
–Parece que no llegó con ninguna herida de gravedad, pero lo están revisando. Le pido que venga aquí lo más rápido que pueda, como es menor de edad, necesitamos un tutor.
–Voy enseguida –respondí, colgando la llamada.
Fui casi corriendo a mi auto (gracias a Dios que tengo auto), guardando la bolsa en la guantera para dirigirme al hospital. Por ahora, no llamé a nadie, necesita saber que sucedió, para dar una mejor razón y no alarmar a nadie en vano, no quisiera eso.
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–H-hola, soy Kim SeokJin –saludé, porque corrí a la entrada de urgencias –. Vengo por mi hermano, Jeon JungKook.
–Lo esperábamos, vaya a la sala dos –me indicó la enfermera.
–Gracias –dije, caminando hacia.
Al acercarme, vi a JungKook sentado en una camilla, con una de sus manos vendadas mientras que la otra, estaba siendo curada por una enfermera. Su pantalón escolar estaba sucio, con polvo y abierto en las rodillas y una parte del muslo, su cabello despeinado y sus ojitos de venado reflejaban tanta preocupación y miedo, que se me estrujó el corazón.
–JungKook… –lo llamé.
Giró rápido su cabeza hacia mí, pareciendo aliviado al verme, y un segundo después, sus ojitos se humedecieron, haciendo un puchero con sus labios.
–Hyung… –me llamó con voz triste, por lo que me acerqué a él, dudando sobre si abrazarlo, porque no sabía si tenía alguna herida interna.