Lina.
–Lina, quiero hablar contigo –pidió mamá, entrando a mi habitación.
–¿Qué pasa, mamá? –pregunté, desviando mi vista de la computadora, para observarla.
–Quiero que hablemos de tu ruptura con Jin –asentí un poco, girando la silla para mirarla mejor.
Dos semanas han pasado desde mi ruptura con Jin, y aunque mi corazón se siente dolido, también aliviado. Logré quitarme ese peso de encima, al confesarle todo lo que tenía dentro, y puede que no haya sido correcto, pero me ayudó bastante. Ya no tengo miedo de ocultar mis pensamientos, de decir algo incorrecto o lastimar a alguien, de hecho, esa voz en mi cabeza comienza a bajar el tono, lo que me hace saber que poco a poco, mi mente va entendiendo la realidad y no esas suposiciones tontas.
Pedirle a Jin ese espacio fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer, pero necesarias para aliviar mi corazón y mi mente, y de ese modo, volver a ser yo misma.
–¿Qué es lo que quieres saber? –pregunté.
–¿Por qué lo hiciste?
–No quería hacerle daño. Pasaba por mucho dolor, mamá, un dolor que no me dejaba respirar bien, un dolor que iba a obligarme a decir algo que no quería, y eso pudo dañar a una persona inocente, no quería causar un daño innecesario, por eso lo hice.
–¿Y de verdad era necesario?
–Sí, mamá. A diferencia tuya y de Jhoath, no sé cómo controlar tan bien mis emociones, ya sabes lo que dice… decía papá –corregí, aclarando mi garganta –, soy una bomba de tiempo, y darte o temprano, iba a lastimar a alguien sin quererlo, y desgraciadamente, iba a darme cuenta de ello demasiado tarde.
» JungKook no merece tantas culpas ahora que es joven, y, sobre todo, porque no hizo nada malo. El culpable ya está pagando y eso es lo correcto.
–Siento que hiciste un gran sacrificio, cariño –me consoló mamá, tomando mi mano y acariciándola con suavidad –. Sé que el amor que le tienes a Jin es muy grande, lo he visto en estos casi cuatro años que fueron novios, y ver como un amor tan bonito como el suyo se rompa, me hace cuestionar si dije algo que te haya obligado a tomar esa decisión.
–No mamá, no fue nada de eso –la tranquilicé de inmediato –. Fue una decisión que tome por mí misma, mi salud y tranquilidad. Jin y JungKook no tienen por qué lidiar con mi desastre.
–Ay, cariño, me siento tan orgullosa de lo bondadosa que eres. Pocos conocen esa cualidad tan hermosa que posees, que me pregunto si no es demasiada carga demostrar una personalidad que no es del todo tuya.
–¿A qué te refieres con eso?
–Tienes un carácter difícil, peleas y no dudas en seguir tus ideales, pero de igual modo e intensidad, tienes un corazón bondadoso, una empatía muy alta y dulzura en tus gestos, cualidades que nadie ve, porque te catalogan de fría y calculadora.
–Sabes que la mayoría de las personas se queda con una sola perspectiva, odian el cambio, así que no se molestan en buscar algo nuevo.
–Mejor para nosotros, que disfrutamos más de ti –me halagó, acariciando mi mejilla con dulzura.
Una leve sonrisa se formó en mis labios. Mamá ha comenzado a recobrar ese brillo en sus ojos, un brillo que, según papá, yo herede, y es tan bonito verlo, ser la fortaleza de mamá en una situación tan difícil y casi imposible de superar, pero no se rinde, se tomó su tiempo y no dudo en levantarse cada vez que se caía en el camino. Mi mamá es una guerrera, y es un honor ser su hija.
–Bueno, ya que hemos hablado del tema, quisiera pedirte un favor.
–¿Qué pasa?
–Es Jhoath, me preocupo por ella. Sabes cómo fue su duelo por Jessica, era su amiga y su partida fue demasiado dolorosa, temó que vuelva a deprimirse como esa vez, no fue nada fácil sacarla de ahí.
–Voy a cuidarla, mamá, no te preocupes.
Ella asintió, besando mi frente, saliendo de mi habitación. Tengo las mismas preocupaciones que mamá, esta es la segunda perdida de Jhoath, la primera fue su mejor amiga, Jessica. Ella la conoció a los diez años, casi once, cuando fue inscrita a clases particulares, donde conoció a Jessica Miles. Íbamos a la misma escuela, pues ahí también se daban esas clases, pero nunca coincidimos en ningún grupo, así que ignoraba que conociera a mi hermana, al menos, hasta que me la presentó.
No sabía que sufría de acoso escolar por sus mismas compañías, hasta que Jhoath vino demasiado enojada y con ganas de romper algo. Supongo que debí darme cuenta antes del cambio de actitud de esa chica, pues recuerdo de una manera tentativa, a una chica sociable, divertida y cálida, volviéndose temerosa, asocial y espinosa. Como siempre, Jhoath se metía en problemas por ella para ayudarla, aun no entendía que no todo se resolvía a golpes.
Varias veces estuvo con nosotros, comiendo en nuestra mesa, compartió festividades y fue “victima” del coqueteo de Ryu, que termino en una sonora carcajada, cuando ella lo rechazo de una manera tan genial, que de inmediato comencé a admirarla, y un día, simplemente nos avisaron que recibió una golpiza tan fuerte, que su cuerpo no lo resistió y falleció. Aún recuerdo la cara de dolor, ira y miedo de Jhoath, como gritaba su nombre y corría a buscarla.