Jin.
–Sabía que te encontraría aquí –dijo Namjoon, entrando a la terraza donde estaba, tratando de serenar mis pensamientos.
–Necesitaba un poco de aire fresco, allá todo es sofocante –me justifiqué, aflojando la corbata.
–¿Lo dices por la gente, o por tus nuevas responsabilidades?
–Por todo. Sé que me he preparado para asumir la Presidencia, pero no creo estar listo todavía, me da miedo cometer algún error. Todos van a estar observando con cuidado mis pasos, que esperan en silencio un tropiezo para ir y atacar, hasta terminar con todo –suspiré, recargado mi espalda de la silla en la terraza.
»Hay demasiadas expectativas puestas en mí, siento que las apuestas están corriendo, observando cuanta presión puedo soportar, que tengo que ir y fingir una sonrisa y fortaleza que no tengo del todo, ignorar los murmullos de la gente malintencionada y las noticias que amenazan a cada minuto mi honor, al difundir rumores falsos y estúpidos que tengo que aclarar.
»Lo único bueno de esto, es que tengo el suficiente poder para dejar a JungKook en el anonimato, lejos de esta vida por un tiempo más, eso me da un poco de tranquilidad y paz.
–Tienes razón, lo tienes bastaste difícil, Jin, pero, ¿sabes algo? No estás solo, nos tienes a nosotros –me recordó Namjoon, colocando una mano en mi hombro, como señal de apoyo –. Entiendo tus miedos, frustraciones y dudas, pero aquí estamos para ayudarte y apoyarte, a no dejarte caer y serena motivación para ti.
» Muchos tenemos fe en ti, que sabrás como manejar todo y que no te rendirás tan fácil, aparte de Yoongi, eres el que más paciencia tiene, y eso te ayudará muchísimo. Ignora a la gente maliciosa que susurra a tus espaldas, los que te conocemos y queremos tenemos derecho a opinar.
»Demuéstrale al mundo quien es Kim SeokJin, todo lo que tiene que ofrecer y lo increíble que es, que no es sólo un chico bonito y mimado, que es más que eso.
–Gracias por lo de bonito, pero no soy un niño ni tampoco mimado –señalé, haciéndolo reír.
–Bueno, adulto bonito, sabes a lo que me refiero.
–Lo sé y te lo agradezco, me has ayudado mucho.
–Para eso estamos los amigos y la familia –aseguró, guiñando un ojo –. ¿Vas a regresar a la fiesta, o nos escapamos a otro lado?
–Dame diez minutos y vamos a otro sitio, esto me aburre mucho y no estoy de ánimo.
–Perfecto. Podemos invitar a JungKook, así estamos todos.
–Es una buena idea –acepté con una sonrisa.
El asintió, poniéndose de pie para regresar al interior del edificio, dejándome solo para comunicarle el cambio de planes a los demás. Aun cuando las palabras de Namjoon fueron cálidas, no me hacen sentir menos miedo por lo que será mi nueva vida, una vida que sabía que tendría, pero que llego antes de lo deseado.
No quiero decepcionar a las personas que creen en mí, pero tampoco presionarme y fatigarme más de lo necesario, no quiero someterme ante los lobos, pero tampoco llevar una vida agitada e infeliz. Mis sentimientos y mente son un caos, no sé si pueda superar esto y salir adelante, pero, ¿cómo soportar la muerte repentina de tus padres?
Pensar en eso me hace querer abrazarme y llorar, sin embargo, ahora no tengo tiempo para eso, lo haré en la soledad de mi habitación, fingiré ser fuerte y salir adelante, de ese modo, no tendría ningún problema, o eso es lo que creo. Flexiono mi cuello de un lado a otro, poniéndome de pie para entrar de nuevo al edificio.
Voy fingiendo ser un Jin que no sufre, llora o esta triste, voy con la cabeza en alto, con seguridad e indiferencia con las personas maliciosos. Es tan incómodo transmitir una esencia que no tienes del todo, como alguna especie de mascara que evita que te pisoteen, te humillen y destruyan tu alma.
Deseo con todas mis fuerzas deshacerme de esta mascará y proyectar todo eso en realidad, con el corazón, alma y mente conectados, quiero volver a sonreír, reír y ser feliz, sólo que, por ahora, eso será un deseo a largo plazo.
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–Tomemos un respiro, Taehyung, siento que no puedo más –le pedí a mi primo, dejándome caer en el respaldo de la silla, cerrando momentáneamente los ojos.
–Bien, te daré unos minutos, no hay problema –concedió, mirando su reloj, para después, cruzar sus brazos detrás de la cabeza –. Mientras descansas, es mi deber decirte que de nuevo fue Gae In a preguntarme a donde fuiste a almorzar esta tarde, y que fui lo suficientemente amable para decir un “no sé”.
–Tae, estoy seguro que no dijiste eso, de seguro dijiste “no te importa”.
Sus ojos brillaron con malicia, un brillo que antes no tenía, pero que ya me acostumbré a ver, porque es eso, o ver una mirada sombría. Al mismo tiempo, sonreía de manera burlona, muy diferente a la tierna sonrisa cuadrada que te daba antes, una sonrisa que extraño ver.
–Me descubriste.
–Tae, sé que ella no te agrada, pero no tienes que tratarla así –traté de explicarle.
–La trato del modo en que se merece. Ella no es la chica dulce y tierna que te quiere hacer creer, me gustaría que te dieras cuenta antes de que hagas una tontería como gustar de ella.