Lina.
Si, ha sido un viaje largo, cansado y agotador, pero olvido todo eso, cuando la belleza nocturna de la ciudad está justo frente a mis ojos. ¿Cuántas veces papá nos relataba la belleza de las calles, el cielo y las diversas flores que adornaban los parques? Demasiadas veces para ser contadas, sin embargo, sus relatos concuerdan con exactitud. Hay tanta armonía y paz, que siento que estoy en una especie de sueño, hasta que Jhoath toca mi hombro, sacándome de mis pensamientos.
–¿Todo bien? –preguntó curiosa.
–Sí, sólo estaba recordando los relatos de papá.
–¿Y qué tal?
–No veo la diferencia.
–Opino lo mismo. La primera vez, creí que estaba en una especie de sueño, podría quedarme un día entero admirando toda esta belleza –confesó, haciéndome reír.
–Eso no es verdad, lo harías hasta que te dé hambre.
–Es cierto –se rio, recargándose del barandal de la terraza –. Entonces, ¿qué te hizo huir de Londres?
–¿Quién dice que estoy huyendo? –cuestioné, mirándola con una ceja arqueada.
–Tal vez no use la palabra correcta, déjame intentar de nuevo –pidió, aclarándose la garganta –. ¿Qué te hizo dejar Londres?
–¿No me pusiste atención hace un rato? Mis compañeros de trabajo eran unos imbéciles, no hubo un solo día en que no me fastidiaran con sus estupideces.
–Esa no es suficiente razón para que te rindas.
–Puede que tengas razón –murmuré en voz baja.
–¿Qué?
–Nada, mejor dime como te va con tu amigo –cambié el tema, ya que no quería hablar de eso en este momento.
Jhoath accedió, dándome un largo relato, y aunque le estaba prestando atención, a veces mi mente me recordaba casi a cada segundo, que mañana es la entrevista en la empresa de Jin. Las posibilidades de verlo son altas, sin embargo, no son tan extremas, ya que mi entrevista no sería con él, lo haría alguien más, lo que me calma un poco. Lo que me altera un poco ahora, es el hecho de que Jhoath conoce a JungKook, el hermano menor de Jin.
Cuando ella me platicó de él, diciéndome su nombre, pensé de inmediato que era el mismo adolescente que conocí hace tiempo, y al mismo tiempo, lo descarté, ya que sabía que Jin jamás permitiría que su hermano sufriera un calvario así. Según lo poco que sabía, JungKook no está en el ojo público, de hecho, ni siquiera se sabe su nombre en los medios, tal vez por eso, ahora que he confirmado que son la misma persona, Jin no ha hecho nada, pues el sólo presentarse comenzaría un caos que no esperen del todo.
Jin pasó por el mismo proceso, hasta que cumplió los dieciocho años de edad, porque sus padres querían que vivieran una vida lo más normal posible, hasta que fuera el tiempo de que comenzaran a integrarse en la sociedad. Es una táctica algo alocada, pero les ha funcionado, aunque eso hace que JungKook sufra, pues no puede hacer uso del poder que se le ha heredado, ni tampoco su hermano, para que no pasé ningún problema.
Siento que ahora, Jin y yo pasamos por situaciones similares. Perdimos una figura paterna y vemos a nuestros hermanos sufrir a causa de idiotas, sin embargo, contrario a mí, él no puede hacer nada. Debe estar herido, frustrado e impotente, pero por la mirada que tiene Jhoath, la determinación en su voz y el carácter que ya le conozco, sé que JungKook estará en buenas manos, al menos, hasta que se dé a conocer-
–Me parece increíble lo que haces por él, Jhoath –la interrumpí de pronto –. Lo has ayudado demasiado, y aunque sé que no será tarea fácil, él será feliz gracias a tu apoyo.
–Lo intento, aunque la mayoría de veces me desespera demasiado. Actúa de una manera tan reservada y tímida, que me dan ganas de sacudirlo, para ver si la personalidad que he logrado ver en algunas ocasiones salga. Es más, de lo que cree, y quiero que vea y tenga fe de ello.
–Tan equivocada no estas –murmuré de nuevo en voz baja, al recordar al pequeño niño que era un torbellino de energía.
–¿Qué?
–Nada, que eres demasiado terca –cambié de tema, haciéndola reír.
–Lo veo más como perseverancia.
–Si eso te hace sentir mejor… –concedí, entrando de nuevo a la habitación, observando el conjunto de ropa que escogí para mañana –Se ve muy bonito, ¿verdad? –pregunté emocionada.
Si hay algo que me gusta igual o un poco más que mi carrera, es la ropa. Hay tantos colores, texturas, patrones, formas y telas que me vuelvo una niña pequeña cuando vamos a la sección de ropa femenina a comprar nuevas prendas. No tengo muchísima ropa, pero si la suficiente y adecuada para hacer combinaciones tan bonitas como la que ahora estoy viendo. Creo que por eso las chicas me odiaban más, porque sabía cómo vestirme y llamar la atención, pero ese era su problema, no el mío.
–Muy bonito, y eso que yo no sé de combinaciones tan elaboradas –respondió Jhoath, haciéndome reír, porque es verdad, eso no le importa tanto, le importa la comodidad.
–Muchas gracias –bostecé, estirándome un poco, sintiendo mis músculos doler un poco a causa del estiramiento –. ¿Te parece si vamos a dormir? Fue un viaje muy largo e incómodo.