Jin.
–¡Oh, por Dios! No puedo creer que eso haya pasado –se reía Lina, cubriendo con una mano su boca.
–Te lo juro. Nunca imaginé que JungKook se lanzaría de esa manera, fue algo que me tomó por sorpresa. Ya no sabía si tenía miedo de que se diera un mal golpe en el ojo por la esquina de la mesa, o del regaño que mamá iba a darme por estar jugando de manera pesada. Fue espantoso –terminé de hablar.
Fue de ese modo que JungKook se hizo esa cicatriz en la mejilla, un día terrorífico para mí. Lina seguía riendo, a lo que no evite sonreír. Me gustaba escucharla reír de manera despreocupada, me gustaba verla tan feliz y relajada. Hoy estábamos cenando en un lujoso restaurante que me encargué de reservar, luego de que Gae In fuera de nuevo a mi oficina a quejarse de Lina, intentando hacerla quedar mal ante mis ojos.
Esto ya se ha vuelto rutina. Gae In no soporta verme con Lina, que es casi todo el tiempo. Lina y yo de a poco hemos recobrado la amistad y confianza de hace dos años, hemos salido juntos a almorzar, comer o cenar, a ir de compras, al cine, a pasear, y eso ha confirmado una cosa: Quiero volver a estar con ella.
Es cierto, la chica que conocí en mi etapa universitaria ha cambiado, pero eso no quiere decir, que no conserve su esencia. Sigue siendo amable, dulce, tierna, lógica, inteligente, segura de sí misma, sigue teniendo esas cualidades que me hicieron enamorar de ella, y que ahora lo han hecho con mayor fuerza.
Aparte de disfrutar su risa, disfrutaba lo bonita que se veía en ese vestido rosado que dejaba sus hombros al descubierto, su cabello recogido de tal manera que podía observar con claridad su largo y delgado cuello y como el sutil maquillaje la hacía ver más maravillosa que de costumbre.
Quiero estar a su lado ahora, siempre, quiero tanto, lo deseo tanto, que no sé si gritaré las palabras que están atascadas en mi garganta, o usaré el discurso que estuve ensayando en la tarde.
–Entonces, ¿qué tal todo en tu primer mes oficial de trabajo? –cambie de tema, calmando mi ansiedad.
–Ha sido increíble. Jimin y los demás compañeros han sido muy atentos y amables conmigo, se siente un poco extraño que no me miren mal me insulten en la cara –respondió, rascando levemente su ceja –. El trabajo, aunque abunda, no es agotador, de hecho, me gusta mucho, me siento muy a gusto aquí.
–Eso quiere decir, ¿qué planeas quedarte por un tiempo muy largo?
Lina me miró directo a los ojos, pareciendo pensar en su respuesta, sonriendo levemente de costado, asintiendo un par de veces.
–Si, por ahora esos son los planes.
–Muy buenos planes –murmuré, jalando un poco el cuello de mi camisa, de repente, me siento demasiado nervioso –. Lina, eh… yo he querido decirte algo, sólo que no estaba muy seguro de como comenzar.
–¿Es algo malo? –preguntó, arqueando una ceja.
–No, por supuesto que no.
–En ese caso, no veo la dificultad. Puedes decírmelo tal como es.
–Bueno –acepté, soltando un suspiro –. Desde la primera vez que supe de ti, luego de esos dos años de ausencia, me sentí diferente. Me sentía más renovado, energético y motivado, me enviaste un correo que me hizo sentir el abrazo que necesitaba, que me consoló cuando me estaba derrumbando y me ayudó a levantar de mi dolor.
»Estos dos años que pasaron, no dejé de pensar en ti, en si estabas bien y no me necesitabas, aun cuando intenté seguir con mi vida y algunas decisiones que tomé no fueron tan buenas, quiero creer que todas ellas conspiraron a crear este momento exacto.
Con un poco de temor, alargué mi mano para tomar la suya, apretándola suavemente. Alcé mi mirada hacia su rostro, un rostro que parecía inmóvil, pero la conocía tan bien, que pude observar el miedo y la expectativa en sus ojos. Muy bien, Jin, puedes hacerlo.
–No sé si tu sientes lo mismo, tampoco si el pensamiento pasó por tu mente, pero quiero creer que esto es una oportunidad que nos ofrece el destino para volver a intentarlo. Las cosas no terminaron bien en su momento, pero tampoco tan mal, porque mis ojos brillan cuando te veo, mi estómago se retuerce cuando escuchó tu nombre y mi corazón late como loco cundo me sonríes.
–J-Jin… –tartamudeó a media voz.
–Lo que quiero decir, es que yo todavía te amo, Lina Jensen, y en esta noche que quiero que sea especial, te pido que volvamos a intentarlo, que volvamos a salir juntos, que volvamos a ser novios. Sin embargo, no tienes que contestarme ahora, puedo esperar a que tú…
–Si.
Esas palabras me detuvieron en seco, parpadeando confundido hacia ella.
–¿Perdón?
–Sí, Jin, si quiero volver a ser tu novia, quiero volver a intentarlo, quiero otra oportunidad contigo, porque también te amo –confesó, riendo mientras abanicaba con su mano libre cerca de sus ojos humedecidos –. Tuve el mismo pensamiento de que esta era una nueva oportunidad dada por el destino, así que no peso rechazarla.
»Me tomó dos años sanar, pero en ese camino, me di cuenta que fue un error dejarte ir. Ya no podía correr hacia ti para recuperarte, necesitabas tu espacio, sin embargo, me prometí que, si el destino nos daba otra oportunidad, no dudaría y la tomaría.