Jin.
El arte se manifiesta de diferentes modos, por lo que puede tener muchos significados.
Eso decía papá cada vez que íbamos a un museo, a ver una obra de teatro, una galería, incluso un concierto o show en la calle. Nunca hizo menos cada acto, presentación y muestra que observó, cada uno lo trato con el respeto que se merecía, manifestando lo hermoso que era y felicitando a los creadores de ello.
Tanto a JungKook como a mí, nos incito a aprender de ellos. Mientras yo me dirigía hacia la actuación, canto, música y dibujo de arquitectura, JungKook se fue hacia la pintura, baile, canto, música, deportes y modelaje. Es difícil tratar de adivinar en cual destaca más, pues él se ha caracterizado por ser bueno en muchas cosas, y en lugar de causarme envidia, me enorgullece demasiado.
Nuestros talentos, aficiones e intereses son similares en ocasiones, y, aun así, sigue impresionándome lo increíble y talentoso que es en cuanto a la pintura. La primera vez que vi un paisaje hecho por él, me quedé con la boca abierta por un par de minutos, hasta que la mandíbula comenzó a dolerme. La manera en la que había combinado los colores y figuras hacia que el paisaje se viera hipnótico e interesante.
Eso pasó cuando él tenía diez años, ahora tiene diecisiete, sin embargo, sigo experimentando la misma sensación de sorpresa, orgullo e impresión, sobre todo, con los cuadros recientes que ha hecho y estoy viendo ahora mismo. Es otro paisaje, lleno de nubes, colinas y un gran lago, pero uso colores tan tenues y cálidos, que parece que te adormecen ante lo cómodo que te hace sentir. Las nubes se asemejan al algodón y el lago es tan cristalino, que una sensación de paz me rodea por completo.
Estoy tentado de tocar los relieves, pero el olor a pintura fresca me hace saber que, si lo hago, probablemente eche a perder un cuadro tan excepcional, así que me detengo, contemplando por otro rato el cuadro, hasta que unos pasos se escuchaban más fuerte a medida que se acervaban.
–Hyung, no sabía que estabas aquí –se sorprendió JungKook, girando a verlo.
–¿Volviste a salir por tus pinturas? –pregunté, señalando las bolsas que sostenía.
–No, mandé a uno de los guardaespaldas por ellas, no quería volver a salir –respondió, dejándolas en una de las mesas, sacando lo que tenía en su interior.
–De nuevo tienes esa mirada triste con la que llegaste hace un rato. ¿Pasó algo?
JungKook suspiro de manera pesada ante mi pregunta, girando a verme, recargándose de la mesa, mientras cruzaba los brazos a la altura de su pecho, frunciendo un poco el ceño.
–A Jhoath la fue a buscar un chico a la salida de la escuela, se veían muy cercanos, demasiado, parecía que iba a besarla –me contó, haciendo una mueca –. Luego, encontré a Jhoath llorando en el centro comercial, y cuando trataba de saber que había pasado, volvió a aparecer ese chico.
»Nunca me había puesto tan furioso en mi vida, Hyung, pero de pensar que a Jhoath le pueda gustar ese chico o algo así, me vuelvo loco –suspiró, sacudiendo su cabeza –. Luego, cuando la miré a los ojos, entendí que quien le había hecho daño con sus acciones fui yo, eso me dolió mucho porque nunca quise herirla, quería hacerla feliz, pero me equivoqué.
Asentí un par de veces ante su relato, dando un par de pasos al frente, colocando una mano en su hombro, palmeándolo un par de veces.
–No te aflijas más. Ahora ya sabemos la verdad, ya puedes ir a decírsela a Jhoath.
–¿Y si no quiere escucharme?
–No creo que eso ocurra. Ella es lo suficientemente curiosa para dejar que lo hagas, además, nunca ha sido cruel contigo.
–Sí, creo que tienes razón –se tranquilizó, por lo que sonreí, quitando mi mano de su hombro.
–Por cierto, ¿cómo se llama el chico que estaba con ella?
–Ah, no estoy seguro, sólo escuche un “Ryu” en su nombre.
Sonreí de nuevo, al recordar de manera inmediata al dueño de dicho nombre. Ya decía yo que conocía ese modo de actuar, hasta cierto punto irritante y entrometido, sólo quería una confirmación para que me quedará todo claro.
–No tienes nada de qué preocuparte, JungKook. Se trata de Kyun Ryu, amigo de la familia Jensen. Cuida a Lina y Jhoath como sus hermanas.
–¿El mismo chico que te coqueteó cuando conociste a sus padres?
–Así es.
–No lo recordaba de ese modo, se ve diferente –compartió con un gesto confundido, haciéndome reír.
–El tiempo no pasa en vano, Kookie, me gustaría hablar contigo de algo importante.
–De acuerdo, te escuchó.
–¿Recuerdas el proyecto que te pedí que revisaras?
–¿El de la galería? –asentí –. Sí, me gusto que consultaras conmigo algo tan increíble, pero, ¿por qué yo? Pudiste preguntarle a Tae o Min Ho.
–Taehyung estaba ocupado con algunos proyectos independientes, y Min Ho sugirió que una visión más joven ayudaría.
–Claro –dijo no muy convencido.
–Con respecto a ese tema, me gustaría plantearte algo.