Lina.
–Disculpa, Lina, ¿tienes un momento? –me preguntó una de las chicas del departamento, llamando mi atención del computador.
–Claro, ¿qué sucede?
–Veras, he estado revisando tres veces estos gastos, pero no me cuadra con el archivo electrónico. Aparece un sobrante, pero no sé de donde sea.
–Ah, ya veo –murmuré, guardando mi archivo para acercarle una silla a mi lado –. Ven y siéntate, vamos a revisarlo juntas.
Gracias a que mi computadora estaba vinculada a las demás, no fue difícil entrar a su archivo. Analizamos y detallamos de pies a cabeza su archivo digital e impreso, y luego de un rato, encontramos el error: sin querer, se había tecleado un numero diferente al original, por ello es que se dieron cifras diferentes. No era algo muy grave si te das cuenta a tiempo, pero si dificultoso porque es tan pequeño, que puedes ignorarlo.
–Ah, al menos ya lo resolvimos –suspiró la chica, sonriéndome –. Te lo agradezco mucho, estaba comenzando a asustarme.
–¿Por qué? Ni siquiera fue tu error, fue de quien hizo las facturas –respondí confundida.
–Creo que fue por la costumbre. Gae In era muy exigente y gritona, por cosas como estas nos daba miedo y mucha presión equivocarnos, nos echaba la culpa, gritaba y humillaba, contrario a ti, que nos ayudas, tranquilizas y apoyas, eso te hace mejor jefa que ella.
–Oh, te agradezco mucho –murmuré cohibida, mirándome extrañada.
–¿Qué pasa? ¿Dije algo que te incomodo?
–Algo así… es que, siempre decían que la mala y abusadora era yo. No estoy acostumbrada a que me halaguen así.
–Discúlpame, pero no puedo creerlo –confesó sorprendida –. Has demostrado que eres digna de ocupar este puesto de trabajo, todos lo creemos, hasta el Presidente Kim lo ha dicho varias veces –sonrió un poco, mirándome con complicidad.
»Hablando de él, tienen una muy bonita relación, nunca lo habíamos visto así de feliz con alguien. Ignoraba que se conocieran de hace tiempo, pero hacen una bonita pareja, eso nadie lo puede negar.
–Veo que eres fan de “Jina” –me burlé un poco, usando el nombre con el que Ryu nos bautizó.
–Claro que sí, espero que estén muchos años juntos.
–Te agradezco.
–De nada. Ahora, me voy a seguir mis deberes, gracias por la ayuda –sonrió, poniéndose de pie, para irse a su lugar.
No pude evitar sonreír. Halagos como esos los he escuchado por casi todos lados, sobre todo, aquellos que son buenos. Mis compañeros me aprecian y tratan bien, no por ser la novia del dueño, es por ser yo misma, por mi modo de trabajar y porque han logrado ver las cosas buenas de mí, eso me hace sentir increíblemente bien.
Por supuesto, en otros espacios hay otro tipo de opiniones variadas, porque no puedo caerle bien a toda la gente, sin embargo, no es algo en lo que me esté enfocando. Con respecto a ser la novia de Jin, no he tenido problemas, sólo escuchado un par de rumores de que soy una cazadora o algo así, porque no había pasado mucho tiempo desde que se había “separado” de Gae In cuando llegué yo.
Por lo que Jin me dijo, si habían salido juntos, y aunque nunca negó ni afirmó nada, si dejó en claro que habían pasado algunas semanas desde su separación. No fue una relación tan formal como lo hacen ver, tampoco fue una víctima que tiene un corazón roto, es más su orgullo porque no obtuvo lo que quería.
Es gracioso y patético ver el papel de víctima que quiere hacer, sin embargo, de a poco los rumores se silencian, supongo que porque no tienen el efecto deseado, que es alejarme de él o algo así. Veo la hora en mi reloj, dándome cuenta que no falta mucho para las reuniones a las que tengo que asistir con Jimin y los demás de futuros proyectos.
Apagó mi computadora, tomó mi celular, dejó avisado donde voy a estar y que cualquier emergencia, llevó mi celular, caminando a la salida de la oficina, mandándole un mensaje a Jimin para que no se atrase, hasta que casi chocó con alguien en la entrada. Iba a disculparme, pero al ver quien era, sólo rodé los ojos, dispuesta a esquivarla.
–¿A dónde crees que vas? –cuestionó, tomándome del brazo –Discúlpate, casi me golpeas.
–Tu misma lo dijiste, “casi”, además, no aceptarías mis disculpas, ¿no es así? –le devolví, soltándome de su agarre –. Llegas una hora tarde, Gae In, ¿qué excusa tienes esta vez?
–No es de tu incumbencia.
–Por supuesto que sí, de lo contrario, ¿cómo podríamos darte la sanción que te corresponde por esta falta?
–¿Qué? ¿Te crees con el suficiente poder para hacer eso, sólo porque según tú, eres novia de Jin?
–No lo dije por eso.
–Sí, claro –rodó los ojos, mirándome con altivez –. Te recuerdo que, para mí, tú no eres nadie. Antes de ti, estuve yo, fui su prometida hasta que te involucraste…
Blah, blah, blah. ¿Hasta cuándo va a seguir diciendo eso? Si ha pasado vamos, yo estuve mucho antes que ella, por mucho más tiempo que unas semanas, pero como no me interesa compartir esa información, sigo caminando hasta que grita mi nombre, girándome a verla irritada.