My First and Last Love

Capítulo 26. Radiante esperanza.

Jin.

–¿Soy yo, o algo le hace falta a este lugar? –preguntó Hobi de pronto, llamado mi atención.

–Iba a decir lo mismo. Sien to que es muy plano y uniforme, necesita algo de vida –respondí, observando las paredes blancas, sin ninguna clase de decoración.

Hicimos el intento de poner algún a decoración que no resultara ser demasiado llamativa o algo así, sin embargo, ninguna nos convencía del todo, nada le quitaba ese aspecto de vacío.

–Tengo una posible idea. ¿Qué tal si le añadimos flores?

–¿Flores?

–Si, a tu mamá le encantaban, podríamos poner algunos maceteros con flores coloridas y grandes en algunos espacios y pasillos, incluso, hacer una especie de invernadero, para la gente que quiera algo más natural.

–Nada mal tu idea, de hecho, me gusta –sonreí complacido –, pero, ¿qué tipo de flores?

–Déjalo en mis manos, conozco a la persona ideal.

–Ignoraba que conocieras a un florista.

–No es un él, es una ella, y si, la conocí apenas hace unos días.

–¿Saliste con una florista? –lo cuestioné curioso, sobre todo por la sonrisa que tenía.

–¿Qué? ¡No! –negó rápidamente, mirándome confundido –. ¿De dónde sacas eso?

–Has tenido muchas citas últimamente.

–Pero esta vez no fue así. La conocí de un modo diferente –dejó en claro.

No sé a qué se refiere con eso, sobre todo, porque sus orejas estaban poniéndose rojas, señal de que estaba poniéndose nervioso. Si no salió con ella de manera romántica o algo así, ¿por qué se pone nervioso?

–De acuerdo, no voy a fastídiate con eso –al menos, por ahora –. Encárgate del asunto lo mejor que puedas, incluso, podrías pedirle ayuda a la CEO Carol, ella tiene experiencia en ello.

–Ya que la has mencionado, ¿te has dado cuenta de que hay cierta tensión entre ella y Yoongi?

–Por supuesto, es algo que no puede ignorarse cuando ambos están juntos, sin embargo, no sé cómo se den las cosas, ella es muy cerrada y precavida.

–No olvides lo intimidante que es, no había conocido a una mujer así en mi vida.

Asentí en acuerdo. Nadie duda del fuerte e imponente carácter de Carol González, incluso, cuando le ofrecí la sociedad para la galería, me sentía asustado y nervioso por su energía tan intimidante, pero ya luego me di cuenta que hay más que eso. Lo que nunca imagine, fue que llamara tanto la atención de Yoongi, ya que él suele rechazar la idea de conocer gente y lidiar con ella.

Yoongi es un observador nato, ha logrado ver cosas a simple vista que nosotros no, y algo le llamó la atención de ella, se ve tan intrigado y curioso, que no dudo en que la haga irritar con sus comentarios, o tal vez, eso es lo que está buscando. Hay tantas cosas pasando alrededor, que no me sorprendería si algo mas se añadiera ahora. Continuo mi recorrido con Hobi, detallando un par de cosas, asegurándonos que todo vaya bien y conforme al plan.

Cumplir uno de los sueños de mis padres es importante para mí, y aunque ahora no están aquí conmigo, sé que donde sea que se encuentren, se sentirán orgullosos y agradecidos. Satisfecho por los avances del día, vuelvo a la empresa solo, para dejar algunas órdenes y tareas antes de irme a Estados Unidos a terminar de firmar un proyecto que ha llamado mi atención, y del que estoy seguro, explotaremos al máximo.

Hay que seguir creciendo y superándose, el cielo es el único limite.

♠♠♠♠♠

–Kim SeokJin, ¿no es así? –preguntó una voz masculina, llamando mi atención y girando para verlo.

Era un hombre de mi estatura, cabello negro ligeramente ondulado, ojos marrones oscuro, rostro y facciones muy varoniles, piel ligeramente bronceada y un rastro de barba muy bien cuidada y perfilada. Luego de observarlo, asentí un par de veces, extendiendo mi mano.

–Así es, ese soy yo. ¿Usted es Maximiliano Reyes?

–A sus órdenes, pero puede llamarme Max –sonrió, estrechando mi mano –. Un placer tenerlo con nosotros, bienvenido a Editoriales Purple.

–Muchas gracias, estaba ansioso por llegar.

–Qué bueno, señor Kim. Sígame, por favor –me señaló un pasillo, caminando hacia lo que supuse, era su oficina.

No sentamos en una pequeña sala, donde luego de ofrecerme un café, nos dispusimos a hablar del tema que nos hizo reunirnos el día de hoy.

–Entonces, ¿qué le ha parecido la propuesta que le hice? –preguntó interesado, recargando su barbilla de la palma de su mano.

–Sinceramente, no era algo que contemplara, pero confieso que la idea me ha parecido demasiado atractiva –respondí, dejando la taza en la mesa –. Además de la arquitectura, he querido explotar otros ámbitos artísticos, la literatura no pasó por mi mente en ese instante, sin embargo, creo que ahora le podremos sacar mucho provecho.

–Eso significa, ¿qué le interesa la propuesta?

–No, Max, eso significa que la acepto e intuyo, será un placer trabajar con usted.




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