My First and Last Love

Capítulo 30. Respuestas (Final).

Lina.

Han pasado algunos días desde que me enteré que estoy embarazada, tres días que se han sentido tanto lentos como rápidos. No he querido decirle a Jin del embarazo, no porque crea que no me ame o me dejé sola para criarlo, él jamás haría eso, lo conozco bien, sin embargo, mis emocione son un absoluto y completo caos que no me deja pensar del todo bien.

Estoy sensible, muy sensible. Quisiera ir y matar a Gae In, arrancarle la lengua para que deje de decir mentiras, pero al recordar sus palabras, me quedó llorando como una niña pequeña. Llorar y dormir han sido las cosas que más he hecho, ya no sé si mis parpados están hinchados de tanto llorar, o tanto dormir, puede que por ambos.

Hasta ahora, sólo Jimin es el que sabe de mi embarazo, uno que todavía no creo, pero tampoco rechazo, de hecho, es algo emocionante. Siempre supe que quería tener hijos, era un sueño que visualizaba para un futuro lejano, y aunque eso este pasando justo ahora, no me incómoda o hace sentir que es una locura, tal vez sólo me siento irritada por los síntomas de ello.

Vomitar no es algo que me pase siempre, sólo ha sucedido dos veces, luego de ese día donde vomite casi dos veces seguidas. No he ido al médico para checarme correctamente, pero si he estado restringiendo ciertas cosas que pueden llegar a ser dañinas para el bebé, o la bebé. Creo que aún es pronto para saber que será, aunque no me importa si es niño o niña, lo amaré con todo el corazón.

Hablando de niños, cuando fui a la farmacia antier para buscar algunas vitaminas, vi una escena que me hizo llorar a mares. Un pequeño niño, de no más de seis años, agachado en un contenedor de basura, sucio, desalineado y asustado, buscando algo en el contenedor. Logré verlo porque el golpe que se dio al bajar y el pequeño quejido llamaron mi atención, sobándose un brazo adolorido.

Quería llorar cuando al hablarle, se escondió en una caja de cartón cercana, temblando y dando un grito ahogado cuando intente tocarlo, seguidas de gruesas y abundantes lágrimas. No fue fácil hacer que saliera y confiara en mí, pero cuando sucedió, logré notar algunas heridas frescas en sus manos, también lo sentía ligero de peso, así que lo llevé al hospital, para hacerle un chequeo.

Desnutrición leve, heridas recientes en sus manos y un lado de su ceja que estaban a casi nada de infectarse, antiguos moretones en su espalda, brazos, piernas y estomago de lo que se presume, fueron golpes. Maltrataron a este pequeño, una cosa que hace que mi sangre hierva de indignación y furia, incluso, de buscar a los culpables y darles su merecido. Me encargaré de que este pequeño no sufra, así tenga que cuidarlo yo misma.

Llamé a Ryu para que me ayudará a cuidarlo, pues es un encanto con los niños, algo que confirme cuando apenas ellos se vieron, hubo una conexión instantánea. Nunca había visto una sonrisa tan paternal en el rostro de Ryu, tampoco un brillo tan lindo en los ojos del pequeño, que se llamaba Min Hyuk, era como si hubieran estado destinados a encontrarse.

Ahora estaba en el hospital, esperando que Ryu llegara para que cuidara de Min Hyuk, en lo que iba a hablar con Jin. Sé que él va a decirme la verdad, pero con estos nuevos síntomas y emociones no puedo evitar sentirme nerviosa, algo de lo que el pequeño en la camilla se dio cuenta, dejando de colorear el libro que le dio Ryu ayer.

–¿Se siente bien? –preguntó con su dulce y aniñada voz, llamando mi atención.

–Sí, sólo estoy algo nerviosa –respondí, sonriéndole un poco.

–Contar hasta diez y respirar profundo puede ayudar a relajarse.

–¿Cómo sabes eso?

–Lo leí por ahí –se encogió de hombros, continuando con su dibujo.

Algo que he notado estos tres días, es que Min Hyuk es muy inteligente y astuto, mucho para su edad, incluso suele hablar como un pequeño hombrecito, algo que me derrite y sorprende, me hace recordar el cómo era Jhoath de niña, sólo que ella era más curiosa que él.

–¡Min Min! ¡Ya llegué! –gritó Ryu de manera escandalosa, haciéndome saltar del asiento, al mismo tiempo que el pequeño olvidaba sus crayones y chillaba emocionado.

–¡Ry! ¡Llegaste!

–Chicos, no griten, estamos en un hospital –les recordé.

–Cierto, cierto. Hay que guardar silencio, amiguito –le dijo Ryu, colocando un dedo en sus labios, gesto que Min Hyuk copio.

–Sí, sí –asintió varias veces.

–Min Hyuk, voy a tener que irme ahora, pero Ryu se quedará contigo, ¿de acuerdo? –le expliqué al pequeño, acercándome a él, acariciando lentamente su cabeza.

–Sí, señorita Lina. Prometo que me portare bien –aseguró, haciéndome sonreír con ternura.

–Ya te dije que puedes llamarme Lina, además, confió en que te portaras bien, príncipe. Nos vemos más tarde –besé su frente.

Contrario a lo que pensé, cuando Min Hyuk confía en una persona, deja que le dé mimos y besos, del mismo modo, en que él lo hace. Es un niño muy amoroso y tierno, no entiendo como lo han maltratado. Salí de la habitación con Ryu a mi lado, suspirando un poco, llamando su atención.

–¿Qué te dijeron Servicios Sociales? –preguntó, recordándome la visita de esta mañana.

–No hay ningún familiar cercano dispuesto a cuidarlo –hablé en voz baja, para que no me escuchará el pequeño –. Por ahora, me dieron la opción de cuidarlo, mientras intentan con los familiares lejanos.




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